Kaja Kallas, nueva jefa de la diplomacia europea, multiplica las polémicas. Motivos

Kaja Kallas es ex primera ministra de Estonia y ha sustituido a Josep Borrell como nueva vicepresidenta de la Comisión Europea y Alta representante de la UE para asuntos exteriores y política de seguridad.

Su nombramiento se explica en buena parte por su origen en tanto que líder política de uno de los países europeos más expuestos en Rusia. El mensaje que el núcleo duro de la Comisión Europea construido en torno a Ursula von der Leyen quería hacer pasar era claro: mano dura con Moscú 

Sin embargo, esta nominación está resultando profundamente problemática por varios motivos.

En primer lugar, Kallas es miembro del partido liberal, la fuerza que más ha retrocedido en las últimas elecciones europeas. Como ya hemos explicado, la sola razón que puede explicar esta elección es la agrupación en torno a Von der Leyen de todos los partidos próximos al statu  quo  europeo, todos ellos en declive (exceptuando los populares que aumentaron muy ligeramente), para mantenerse en el poder ante el ascenso de los outsiders de izquierdas y sobre todo, de derechas.

En segundo lugar, Kallas proviene de un país minúsculo, con menos población que la ciudad de Barcelona (1,4 millones de habitantes), y no está, por tanto, acostumbrada a gestionar la complejidad que implica navegar entre 27 Estados miembros con políticas exteriores e intereses bien distintos.

De hecho, su falta de tacto se demostró durante su primer viaje , que hizo inevitablemente en Kiev. Kallas declaró que «la Unión Europea quiere que Ucrania gane esta guerra». Las críticas internas le llegaron de inmediato, explica el diario Politico.eu, porque nadie esperaba que el primerísimo día en el cargo Kallas se atreviera a salir de lo que consideraban el guion al que la Comisión se había mantenido desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania.

Desde entonces, varios países se han quejado de un estilo que se ha ido convirtiendo en rutina, y que pasa por no consultar a los actores clave en materias delicadas. Francia, por ejemplo, expresó su malestar con una propuesta espontánea reciente de Kallas para compensar un eventual final de la ayuda militar estadounidense a Ucrania.

La tensión fue también palpable entre Kallas y el presidente de gobierno español Pedro Sánchez cuando a mediados de marzo el segundo propuso nombrar a un representante especial de la Unión para Ucrania, precisamente el papel que la ex primera ministra de Estonia aprecia más en su nuevo cargo. Roma, por su parte, tiene una opinión similar a la de Madrid.

Según un diplomático europeo, “cuando se le escucha [a Kallas] parece como si estuviéramos en guerra con Rusia, algo que no es la línea europea”.

Con Kaja Kallas de jefe de la diplomacia europea, la UE no parece poder aspirar a jugar ningún papel destacado en las negociaciones de paz actualmente en curso entre Rusia, Estados Unidos y Ucrania.

Si Kallas no es capaz de efectuar un giro radical (y que el Kremlin lo acepte como interlocutora legítima, que está por ver), Europa corre el riesgo de convertirse en menos relevante en la resolución del conflicto en Ucrania. Una vez más, la Comisión Von der Leyen parece haberse disparado un disparo en el pie, con resultados nefastos por el conjunto europeo.

Si Kallas no es capaz de efectuar un giro radical (y que el Kremlin lo acepte como interlocutora legítima, que está por ver), Europa corre el riesgo de convertirse en menos relevante en la resolución del conflicto en Ucrania Compartir en X

 

Entrades relacionades

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.