En 1971 compré un ejemplar de la cuarta edición de la novela Incierta gloria, de Joan Sales, con la intención de leerla en breve. El trabajo, la familia … fueron retrasando la lectura. De vez en cuando la cogía, leía unas páginas y la volvía a dejar. Así fue pasando el tiempo pero siempre la tenía en el estante de enfrente, con la sobrecubierta amarilla del Club de los Novelistas, que me recordaba, día tras día, semana tras semana y año tras año, que debía leer. La cogía y la dejaba. Y así han pasado casi 50 años! El verano pasado la leí.
Hay muchos aspectos en la vida de Joan Sales que definen su forma de ser. Siempre fue un escritor-editor independiente. Nunca dejaba indiferente. Se dice de él que es un personaje poco conocido. Sí, es verdad, pero por encima de todo, como dice su nieta Maria Bohigas, es un personaje mal conocido.
Salas era un militante que puso la literatura al servicio de sus causas: Cataluña, libertad, democracia … Estudió todas las ciencias: alquimia, heráldica, astrología, mística … Siempre lo explicaba todo para preservar del olvido su experiencia vital . Siempre fue a la suya sin importarle el que dirán:
Soy un escritor indefinible. Siempre he tenido un cierto orgullo a ir por las mías … Ser francotirador … que tira solo.
Sales es el autor de Incierta gloria, pero su historia parece una gloria incierta. En su entorno se creó un ambiente, por parte de la nomenklatura catalanista de la época, por su manera de ser, de hacer y de decir, que lo crucificaron. Salas intentó enterrarlo todo en el olvido, pero la crítica a su obra, dentro de la literatura catalana, se caracterizó por la indiferencia, la indignación, el resentimiento y la hostilidad. En los once volúmenes de la Historia de la Literatura Catalana figura como autor «católico» en un subcapítulo, compartido con Blai Bonet. Cuando lo cita como editor de El Club de los Novelistas pone: «presentará programáticamente la novela católica», y sobre su calidad literaria dice: «Joan Sales emprendió una campaña bastante desigual en cuanto a la calidad literaria de los productos que puso en el mercado «. Los «productos» son los libros, y el «mercado» los lectores. Nada sobre Mercè Rodoreda ni Llorenç Villalonga que Salas les dio a conocer. Asimismo cuando habla de la tarea realizada por el autor en los Cuadernos del exilio, la califica de «diatribas constantes contra la tradición noucentista» y de «derivas confesionales». No hacen falta más comentarios. Ni tampoco habla de los golpes bajos recibidos por parte de historiadores y catedráticos de la izquierda marxista contra El Club de los Novelistas ni que fue objeto de estafas y embestidas que él mismo calificó de verdadero 6 de octubre editorial.
Hablar de Joan Sales escuchando lo que dicen los demás de él puede ser una manera de presentarlo, pero yo quiero hacerlo desde dentro suyo, con sus propias palabras extraídas de cartas, escritos, entrevistas …
VIDA
Joan Sales (1912-1983)
Nace en Barcelona en la calle Pau Claris y así se define él mismo:
Poeta por azar, novelista-editor por necesidad, católico devuelto, catalanista de raíz, comunista durante tres años y lo dejé cuando el partido fue perdiendo su carácter catalán.
Va al colegio de los Escolapios de la calle Diputación:
Guardo un recuerdo fantástico. Recuerdo el padre Guanyabens. Un santo. ¿Compañeros? Recuerdo Carles Sentís, Ramon Sugranyes … El ambiente era exaltadamente catalanista y liberal, lo que no se encontraba en los jesuitas, la orden rival de entonces.
A los 15 años comenzó a trabajar como redactor del diario La Nau, fundado por Antoni Rovira i Virgili, y también a los 15 años ya se enfrenta a la dictadura de Primo de Rivera y es detenido y encarcelado tres meses a la Modelo. Desde allí escribe a su padre y le dice:
He sacado una gran experiencia.
Los inviernos los pasa en Barcelona y los veranos en Vallclara, en la Conca de Barberà. Por la ruina del negocio familiar la familia se recluye en Vallclara y el padre dice a los hijos que tienen que elegir entre vivir en Barcelona o Vallclara. El chico quería irse a Vallclara. Amaba con delirio
la tierra, los árboles, los manantiales, arroyos, la caza, la agricultura, los bosques, el cielo, la soledad, todo …, todo esto …
pero se estableció en Barcelona y empezó a estudiar Derecho, carrera que terminará en 1936, a los 34 años. Todo este entorno de la naturaleza lo veremos reflejado el las geniales descripciones que nos hará de los lugares y aldeas donde pasará durante la guerra.
… la fronda se ha vuelto amarillenta o rojiza, otoño lo trabaja todo por dentro, el bosque se ha llenado súbitamente de setas … una vez me llevó unas panales de miel, de abejas salvajes … la miel era un poco amarga pero buenísima. Tenemos los racimos de la viña de la «tierra de nadie», abandonadas, que se han vuelto pasas y son dulcísimas. Nuestro paso por el bosque levanta voladizos de zorzales y de ese tipo de pájaros que tienen el pico cruzado de una forma tan extravagante, creo que llaman piquituerto. A gran altura pasan los buitres … A tanta o más altura que ellos vemos las cigüeñas, que comienzan a emigrar hacia el sur.
Cuando me venía de hambre bajaba a comer en la bodega. Es profundo y lóbrego; hay que bajar a tientas, por unos escalones de piedra Molera muy gastados. Mientras a oscuras vas buscando con el pie escalón por escalón, te llegan de bajo rachas de un aire fresco y cargado de efluvios de vino … la frescura del sótano y aquel perfume de vino resultan estimulantes. La llama vacilante del crisol proyecta las sombras de los toneles contra los muros de sillares groseramente escuadrados y recubiertos de telarañas mol espesas, tal centenarias algunas de ellas.
A los 17 años ya fomenta una célula del Partido Comunista Catalán que deja cuando éste se fusiona con el Bloque Obrero y Campesino:
No, no llegué a militar en el Bloque Obrero y Campesino. Yo fui del Partido Comunista Catalán de Jordi Arquer, entonces que aliaba el nacionalismo con el comunismo. Hay encontraban encauzamiento mis anhelos juveniles. Nuestros peores enemigos, entonces, eran los del PCE, que querían llegar a casa. Los llegamos a decir «moros leales». Entonces de la fusión del PCC al BOC, ya no me sentí identificado; el marxismo ya no estaba al servicio de Cataluña, sino al revés.
Allí conoce la primera mujer inscrita en el BOC, Núria Folch i Pi (1916-2010) con quien se casará por lo civil en 1933 y vivirán una vida Bohemia:
Me casé a los dieciocho años y, de hecho, se puede decir que no me acuerdo de cuando era soltero.
Tendrán una hija cuando él tiene 21 años y ella 17. Le ponen el nombre de Nuria (Nuria Salas y Folch, 1933). Para entender su afinidad al ideal comunista hay que saber que a su hija también la llamaban por el nombre de Rosa (Luxemburgo) y Joana (de Westfalia, mujer de Karl Marx).
Tiene tres libros en la mesilla de noche: el Quijote, los Evangelios y Fleurs du mal. En esta época se relaciona con Maru Torres, Lluís Companys y también con Andreu Nin. Cuando en 1930 éste debe huir del paraíso proletario Sales se da cuenta de que esto no tiene futuro y en 1934 deja la militancia comunista.
Cuando comenzó la guerra de España (Sales rechazó siempre el calificativo de Guerra Civil), ingresó voluntariamente en la Escuela de Guerra de la Generalidad de Cataluña con el objetivo de adquirir el adiestramiento militar necesario para participar en la guerra como oficial: llegó a teniente de infantería del ejército de la República.
A finales de 1936, se incorporó a la columna Durruti, en Madrid.
Pasé un calvario. Eran todos anarquistas y me ataba sólo el hecho de tener un enemigo común. Había buena gente en medio de asesinos vulgares. Sí, los de su propia columna lo mataron, a Durruti.
A mediados de 1937 continuó sus prácticas militares en Xàtiva; más tarde se incorporó al frente de Aragón y, finalmente, en el frente de Cataluña, en las columnas Macià-Companys entre abril y junio de 1938.
Aquí se encuentra con Víctor Torres, el hermano de Mario, y es ascendido a teniente. Es procesado por el SIM (Servicio de Información Militar, de espionaje y delación, a las órdenes de Moscú). A él y su hermano Francisco se les hacía responsables de no haber denunciado los tres hermanos pequeños que no se habían incorporado al frente.
¡Una monstruosidad jurídica!
Encarcelados el padre y todos los hombres de la familia, los tres hermanos pequeños murieron en el campo de concentración, infestado de tifus.
Sí, fui al presidio de Montjuïc, y de Barcelona nos llevaron a Roses. ¿Cómo nos la pasábamos? Mal: pasábamos hambre de verdad. Los calabozos del SIM eran horribles. Ahora, seguro que hubo quien lo pasó peor que yo.
A medio proceso es ascendido a capitán:
El ejército, gracias a Dios, no tenía nada que ver con la pasma.
Sobreseído el proceso, va a parar a la sexagésima división.
Siempre lo hacían, lo de cambiar de división los oficiales procesados. En los últimos momentos me ascenderán aún comandante. Atravesamos la frontera entre Molló y Prats de Molló.
Joan Sales terminó la guerra con grado de comandante del ejército republicano y abandonó a pie, la Cataluña vencida, por el cuello de Ares. Unos años más tarde, declaraba:
La guerra ha sido para mí la gran experiencia de mi vida, lo que más me ha interesado, lo que más me ha apasionado. Yo creo que el escritor debe constituirse en testigo de la verdad.
Así se definía él mismo al cabo de unos años:
Intelectual lúdico ‘desengañado’ del marxismo y de la experiencia incompletamente catalanista de la República. La guerra debía haber sido de carácter nacional y fue, por desgracia, una guerra civil entre catalanes. Nos encontramos entre dos mentiras, la del rojo y la del negro.
A Incierta gloria, pretende mostrar la guerra en toda su complejidad moral, evitar visiones maniqueas o dogmáticas, y hacerlo desde una incómoda visión nacionalista catalana y, por tanto, republicana. Pero, al mismo tiempo, católica, lo que le permitía denunciar con igual virulencia tanto a fascistas como anarquistas y sostener una fundamentada crítica a todas las ideologías, en pro de la reconciliación colectiva.
En enero de 1939 se exilia y hasta final de año vivió en París:
En París sobrevivíamos dando clases.
En 1940 fue a Haití, en Santo Domingo y San Pedro de Macoris, y en 1942 en Coyocán, México. En Santo Domingo pasaron dos años y se conservan unos cuadernos manuscritos dedicados a la botánica, la zoología, el cuerpo humano, la química y la historia general que Sales hacía para preparar las clases que daba.
No, nunca he trabajado en nada relacionado con la carrera de derecho. Me propuse aprender de linotipista, que entonces, como ahora, se ganaban muy bien la vida
En 1943, en México, se casa con su mujer por la Iglesia. Preside la celebración padre Josep Benet, sacerdote catalán, exiliado, amigo de los Sales.
En México tenían la esperanza de una victoria de los aliados capaz de ahuyentar Franco del poder. Con este motivo él y un grupo de intelectuales fundaron Cuadernos del Exilio una revista que se editó entre 1943 y 1947 y que era crítica y combativa del exilio catalán y defendían la unidad de la lengua y la cultura catalanas y la organización de unidades militares de soldados republicanos con el objetivo de luchar junto a los aliados contra el fascismo. Siempre se mantuvo alejado de los círculos organizados del exilio catalán.
Desde 1945 se da cuenta que la estrategia a seguir era la de una clara oposición a la dictadura franquista desde dentro mismo de Cataluña.
La añoranza de Cataluña hace que piensen en vuelve r:
Pensábamos volver porque allí no hacíamos nada; el trabajo de verdad era en Cataluña. Pero los primeros años de posguerra, la represión franquista era muy fuerte. Si queríamos volver teníamos que hacer un juramento de acatamiento al régimen, lo que nos repugnaba.
En 1947, una vez amainada la represión, deciden volver él y Nuria conla su hija y otros ligados a los Cuadernos:
Salió un decreto del Franco según el cual podías presentar un curriculum vitae de carácter político. Se lo estudiaban y te decían que te harían si volvías, qué penas.
La hoja en la que Joan Sales pedía el regreso a España, comienza así:
«Juan Salas valle s. Desde 1932 era profesor de Gramática Catalana en la Universidad Industrial de Barcelona y estudiante de Derecho y de Filosofía y Letras. No pertenecía a ningún partido político ni sindicato. Se licenció en Derecho en 1936 «.
En julio de 1948 llegan a Barcelona y Sales entra en el mundo editorial como consejero literario de la Editorial Ariel. Así comienza su aventura editorial que le llevará a fundar en 1955, con Jaume Aymà, el Club de los Novelistas.
Hoy, en un ambiente dominado por una fiebre «feminista» que lo envuelve todo, no me resisto a dejar de comentar su talante sobre las mujeres:
Siempre me he llevado muy con las mujeres, las considero una presencia mucho más inteligente que la de los hombres.
A Incierta gloria escribe:
Ellas son formidables, Cruells; ¡Mucho mejores que nosotros! Proponles jugarse todo, la vida y la muerte, el bienestar y la paz, y te seguirán hasta el otro jefe del mundo; ¡Son formidables, Cruells! ¿Qué tiene de extrañar que nos gusten tanto las mujeres si son mil veces mejores que nosotros ?.
Mientras haya ojos así en el mundo, la humanidad no se cansará de repetir lo que ya hicieron Adán y Eva desde el principio.
«Hombre de una personalidad poderosa, tenaz y apasionada, Joan Sales es ante todo un escritor independiente, un out-sider de la literatura catalana, un creador que no se» casaba «con nadie, un escritor de acción con una imagen de intelectual militante. Es el escritor soldado que se pone al servicio de la causa que sirve, el combatiente que «no se rindió». Catalán, republicano y católico, Sales sintió siempre la necesidad de explicarlo todo, de explicarse y justificarse incesantemente, ya sea en prólogos, epílogos o notas a pie de página. »
«Joan Sales repetía a menudo este verso de Baudelaire: Ma jeunesse su fut que un tenebreux orage, unas palabras que parecen querer confirmar que la única gloria es el tiempo de la juventud, entendida como única etapa de la vida atravesada por el amor y la muerte dentro de una búsqueda constante del absoluto: una tormenta tenebrosa rasgada por algunos relámpagos de gloria ».
Desde que volvió a Barcelona del exilio su vida se limitó a escribir, traducir y el trabajo editorial. El día 12 de noviembre de 1983, a los 70 años, Joan Sales muere y es enterrado en el cementerio de Siurana.
CATALUÑA
Se ha pasado de no hablar de Sales en convertirlo en leyenda con aquella frase suya:
Desde hace 500 años, los catalanes hemos sido unos imbéciles. Se trata, pues, de dejar de ser catalanes? No, sino de dejar de ser imbéciles.
Era muy respetuoso con las instituciones y conocía muy bien la historia de Cataluña, sobre la que no admitía ningún tipo de broma, pero su discurso desentonaba. Se quejaba de los problemas en la retaguardia por la mala política de la Generalidad en guerra y denunciaba la injustíssim comportamiento de las autoridades republicanas que sufragaban con cierta generosidad las necesidades de intelectuales y políticos mientras dejaban sin amparo a los soldados y ciudadanos anónimos refugiados en los campos de concentración franceses, de triste memoria.
El legado Joan Sales es, sobre todo, la mirada libre de un combatiente de primera fila de fuego y de un intelectual a pie de calle que nunca se puso a sueldo de ningún gobierno ni de ninguna clase, a diferencia de la gran mayoría. Sales explica una realidad radicalmente distinta de la que te cuentan y sus críticas todavía son aplicables al momento actual. Conocía bien la política y la cultura catalana y no asumía las explicaciones que hacen consenso. No era un gregario.
Si apareciera un amplio movimiento nacionalista con las ideas bien claras y no las cuatro chorradas separatistas que siempre se repiten, quizás todavía pudiéramos salvar Cataluña.
En enero de 1939 escribe:
Cataluña se ha desangrado -o la han hecho dessagnar- en nombre de causas exóticas y siguiendo banderas que no son la suya; desde el 19 de julio de 1936 no habremos oído más que griteríos delirantes, la de los anarquistas primero, luego la de los comunistas, bien la de los fascistas.
Sus escritos son un antídoto contra la leyenda que los anarquistas salvaron la libertad en Barcelona. Sales fue a al frente para defender su país. Luchaba contra los fascismos, contra los totalitarismos, no contra España. Luchaba por la libertad y criticaba la política desastrosa de la Generalidad. En el exilio enseguida se da cuenta que no se combate Franco con sonetos. El problema de Sales es que no disimulaba y decía lo que pensaba, teniendo cuenta que no era necesario subrayar la fragilidad catalana.
Se pueden hacer cosas; muy pocas, pero algunas, porque a pesar de la costra superficial que desfigura Barcelona, por debajo está el calor de siempre.
Cataluña se ha desangrado -o la han hecho dessagnar- en nombre de causas exóticas y siguiendo banderas que no son la suya; desde el 19 de julio de 1936 no habremos oído más que griteríos delirantes, la de los anarquistas primero, luego la de los comunistas, bien la de los fascistas.
Su discurso desentonaba. Como desentonó su regreso a Cataluña -el julio de 1948 – porque creía que era a su pueblo donde debía realizarse el esfuerzo para sacarla de nuevo a la superficie.
En octubre de 1960 escribía a Benguerel:
Los catalanes tenemos que hacer un esfuerzo para dejar de ser unos soñadores. En Cataluña hay muchos que se creen ser genios simplemente porque sus libros no se venden; y el país es demasiado pequeño para tantos genios. Si los libros catalanes no se venden, buscamos las causas donde quiera, pero no damos la culpa al pobre pueblo, que entre todos hemos desorientado y desengañado tantísimo.
COMUNISMO
En una carta a Màrius Torres le dirá:
Huí del sarampión comunista, yo no soy comunista, entre otras razones, porque ya lo he estado
Cuando le preguntan si había sido «rojo» (encarcelado a los quince años con Primo de Rivera, miembro del PPC) y como el 36 dice que «el marxismo es tan pedante que en el futuro sólo serán los ‘catedraticos por oposición’ «contesta:
No, ¿por qué lo dice, esto? La experiencia es el único que hace avanzar el entendimiento, la inteligencia la tenemos desde que nacemos. Yo fui joven en una época llena de eventos, en los que participé; es natural, pues, que mi entendimiento evolucionara más deprisa. De los tres meses que pasé en prisión durante aquella dictadura, recuerdo sobre todo la jerga de los ladrones y cocainómanos con quien conviví: un catalán riquísimo, ya sé que para los jóvenes como usted, ahora, es difícil de imaginar, pero cuando yo era joven, Cataluña era catalana. Por las calles sólo oías hablar catalán y, si sentías castellano, era el de un forastero ocasional o el de la pasma.
Del comunismo, no puedo decir ningún daño, ya que en el PCC -catalán, que si no lo hubiera sido, yo no habría entrat-, conocí a mi mujer. Fui comunista durante tres años y lo dejé cuando el partido, a través de en Maurin, fue perdiendo su carácter catalán, además, el marxismo pronto me empezó a parecer algo de miras muy cortas, no me explicaba lo que yo quería saber, quiénes somos ya dónde vamos, respuestas para las que no sirven de nada las explicaciones basadas en causas económicas. Por otra parte, del partido me molestaba mucho la ortodoxia extremada. Y no en cuestiones ideológicas, que nosotros no poníamos en duda por la sencilla razón de que casi nadie leía ni Marx ni su maestro Hegel. Eran otras cosas: un grupo del PCC, junto con gente de la Izquierda Republicana, nos reuníamos en casa de Lluís Companys y practicábamos -o nos lo parecía- el espiritismo. El partido nos llamó la atención y nos lo prohibió.
CATOLICISMO
Joan Sales retornó al catolicismo (que no converso, tal como a él le gustaba precisar). En 1943 se casa por la Iglesia y en una entrevista dice del matrimonio, muy serio:
Creo con Baudelaire que «menos mal, que es un sacramento». El amor fuera del matrimonio termina siempre mal. Esto parecerá reaccionario y, sin duda, lo es.
Sales tenía fama de encendido, mal genio y poca-razón cuando se trataba de defender sus convicciones. Y es que ante su tenía Nuria, polemista de mirada fulgurante y llena de rigor lógico. En una entrevista a Núria le pidieron si podría explicar cómo fue eso de la conversión al catolicismo. Y dice:
Él no se ha convertido, ha vuelto. Yo sí, ya que provenía de una familia librepensadora y no había sido educada en la religión. Me había criado según la educación francesa que luego comprobé se basaba en el respeto nulo a los hechos históricos cuando estos tienen relación con la religión. En la universidad, perdí todos los momentos ideológicos que me impedían entender el catolicismo. No era todavía católica: me convertí durante y después de la guerra, para ver tantos y tantos cuerpos muertos …
Al partido comunista, donde nos conocimos yo llegaba con todos los prejuicios antirreligiosos de la École Française de la Troisième République, donde me había educado. Mi madre era totalmente afrancesada, tenía el título de Institutrice, había bebido también todos los prejuicios de la escuela francesa, pensada para transformar un país multinacional y con muchas lenguas diferentes y básicamente católico en un país uniforme y básicamente descreído. En la escuela francesa deformaban ligeramente la historia cargando a la religión, a la iglesia, lo que descargaban los grupos de poder de la casa de Francia.
Juan me curó de estos prejuicios dentro del partido comunista, y dentro del partido decía que lo que dice Marx que la religión es el opio del pueblo ya no es verdad, que el opio del pueblo en aquel momento era la anticlericalismo. Juan era personalísimo en todo y muy inteligente.
Su catolicismo le permitía denunciar con igual virulencia tanto a fascistas como anarquistas y sostener una fundamentada crítica a todas las ideologías, en pro de la reconciliación colectiva.
Entre tantos y tantos dioses, lo único que me interesa es este que se hizo hombre; ¿Que los demás nos interesarían, si ellos no se han interesado nunca por nosotros?
En marzo de 1945 en el artículo Los órsidas a Cuadernos del exilio dice:
La vida es, para nosotros, seria. Sabemos que, de una manera u otra, habrá que dar cuenta estricta. La moral no es, de ninguna manera, una amenidad, y no hay nada que compense la falta a un deber.
En la década de los setenta su cristianismo diestro le valió la marginación de los intelectuales marxistas, como Joaquim Molas.
* En el próximo escrito hablaré de la obra de Joan Sales como escritor, traductor y editor.
Desde hace 500 años, los catalanes hemos sido unos imbéciles. ¿Se trata, pues, de dejar de ser catalanes? No, sino de dejar de ser imbéciles. Share on X