omo dice aquella canción «sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas», se producen curiosas anomalías en el juego político catalán y español. Una de ellas es el extraordinario peso político que tiene el homosexualismo y el transexualismo como ideología política y al mismo tiempo su marginalidad numérica en el conjunto de la población.
En Cataluña, según la encuesta sobre valores del Centro de Estudios de Opinión de la Generalidad de Cataluña (CEO) de 2023, ya la pregunta número 68 “¿cuál es su género? ¿Con qué género se identifica usted? El 47,3% dice que varón, y el 51,4% dice que da, es decir, prácticamente el 99% de la población. Sólo un 0,6%, que significa en relación a la muestra 33 personas, señala que tienen otros géneros o no binarios . La significación, si consideramos además el margen de error de este grupo, es marginal. Si hurgamos más en los resultados, comprobaremos que de un total de 5.797 entrevistas, 4 señalan que se consideran transexuales. Es una proporción ínfima.
Pese a ello, se le dedican leyes, decretos, políticas públicas. Tiene todo un departamento que trata específicamente de ellos junto con el de feminismo y la homosexualidad. Son portadores de derechos especiales, como desaparecer la presunción de inocencia de la persona que acusan de alguna fechoría, y un largo etc. Cuatro de 5.797, lo que equivale a un 0,08%. Pero es que además, la agenda mediática dedica páginas y páginas a ese grupo. ¿Cómo es posible que habiendo tantos grupos sociales con enormes problemas, sean precisamente la transexualidad junto con la homosexualidad quienes ocupen la atención de los medios y de los políticos? Ésta es una importante anomalía que dice mucho de la deformación sobre las prioridades reales que sufre la política que hacen nuestros partidos .
La pregunta 70 de la misma encuesta les pide por la orientación sexual . Un 85% se considera heterosexual y sólo un 3,1% se considera homosexual. Y aquí podríamos repetir con creces lo que hemos dicho sobre el transexualismo político. Un mínimo grupo de población ve multiplicada la atención por parte de las políticas públicas y las leyes que les favorecen hasta convertir sus derechos en privilegios .
Otro grupo es ligeramente mayor, es el de aquellas personas que dicen que les atraen tanto las personas de su sexo como del otro . Éstas representan el 4,3% de la población y curiosamente han registrado un notable incremento en los últimos años, especialmente en las mujeres jóvenes y adolescentes, grupo que no queda reflejado en la encuesta.
Coincide precisamente con todas las campañas desatadas en las escuelas, especialmente, pero no únicamente, en la escuela pública, donde se postula que los niños y niñas y adolescentes descubran su identidad sexual; auto descubran su sexo. El resultado es que entre este grupo de población más joven, los que se consideran bisexuales se multiplican en relación con las cifras del conjunto de la población, mientras que los transexuales, aunque siguen siendo un pequeño contingente, también son mucho más numerosos que en el valor medio general.
Se está operando una especie de ingeniería social producida por los poderes públicos utilizando la escuela y guiada por los gurús que pretenden convencernos de que hombres y mujeres no existen a pesar de ser el 99,9% de la población, y lo que allí ha son otras identidades sexuales y otras formas de expresar la sexualidad que no queda limitada por la relación hombre-mujer.
El resultado de esta siembra lo iremos recogiendo en forma de conflictos, trastornos y enfermedades en el transcurso de los años venideros, como ya lo muestran algunos países que empezaron antes, como Reino Unido o Suecia.