Hay que dialogar con el PP, porque Cataluña también necesita una verdadera política de estado

Hay que recuperar la lógica camboniana, que en buena medida fue también en este sentido la de Pujol, a pesar de las grandes diferencias en cuestiones de mucho peso, como la de participar o no en el gobierno español. La identidad de visión radica en que la cuestión eternamente vigente de Cataluña, requiere ser abordada desde España con visión de estado y no de partido para evitar convertirla en munición de las pugnas partidistas. Es lo que es ahora.

Hay que decir que no es fácil, porque apostar contra Cataluña tiene réditos electorales en España. No podría ser de otra forma. Donde hay separatistas es que ha habido separadores. Y porque no es fácil, es por lo que hace falta una Cataluña fuerte y una gran unidad política. Hoy, desgraciadamente no hay nada de esto. Somos débiles, frágiles, desunidos y el hecho catalán alcanza un alto nivel partidista, desde quienes querrían la estupidez de su liquidación, hasta los que la utilizan como un arma de partido. Encima, si las encuestas no se equivocan, Catalunya, sobre todo Barcelona y Tarragona, quedarán como unos de los escasos reductos del PSOE. Mala pieza en el telar para los intereses catalanes.

En este contexto concreto es en el que es necesario insertar el escrito dirigido por el grupo de opinión política de Converses a Catalunya al Presidente del PP, Núñez Feijóo, formulando una serie de consideraciones desde el punto de vista de la parte de la sociedad civil organizada:

«Con respeto y honestidad nos dirigimos al Sr. D. Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular

Apreciado señor, nos dirigimos a Ud. en representación del grupo de reflexión política Converses a Catalunya a fin de hacerle llegar nuestras consideraciones sobre Cataluña y España desde la perspectiva de las políticas públicas y el gobierno del estado.

Una vez apuntadas, nos gustaría que encontrara el momento para poder recibir a una representación de nuestro grupo y conocer  directamente su punto de vista.

Estas son nuestras principales consideraciones:

  1. En Cataluña la mayoría de la población da el Procés por acabado y fracasado, sentimiento que incluye a una parte no menor de quienes participaron activamente en ese movimiento. Aquel es percibido como un estorbo, o para una minoría como una ilusión vital sin recorrido político. Sería absurdo que una política equivocada reactivara un rescoldo que se autoconsume.
  2. Los temas judiciales pendientes no pueden soslayarse, pero no deberían ser tratados de forma que obligue a recordar un episodio pasado ni alimente la idea de que el Estado actúa contra Cataluña.
  3. Las revisiones de las leyes sobre sedición y malversación también deben abordarse con óptica estrictamente técnica y no con un planteamiento revanchista.
  4. Cataluña nunca ha asumido por completo la idea de que todas las autonomías (menos el País Vasco y Navarra) deben ser iguales. Alguna fórmula de pacto fiscal parece una condición necesaria para estabilizar la situación en Cataluña para un largo plazo.
  5. Cataluña necesita una mayor presencia del Estado en su territorio, pero centrada en los aspectos positivos de esa presencia, principalmente inversiones; pero también diálogo institucional. Y asumir la idea de que España es un Estado plural, cuya riqueza, precisamente, se halla en la idea de unidad, pero no de uniformidad.
  6. Es necesaria una estrategia de comunicación que acabe con el enorme poder mediático de los partidarios del Procés, una situación que hace muy difícil expulsarlos de la Generalitat.
  7. Sería conveniente definir una estrategia de apoyo a las entidades de la Sociedad Civil que defienden un catalanismo integrador. Ayuntamientos, Diputaciones y Generalitat subvencionan abundantemente organizaciones antisistema, cuyo cometido es la deslealtad a las instituciones.
  8. El primer problema que perciben los catalanes, incluso por encima de la situación económica, es el de la insatisfacción con la política, según los datos del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO). Esto señala un problema muy grave porque representa una inversión de su sentido: de instrumento de solución de los problemas a constituir el principal.
  9. La incapacidad para entender la política catalana por parte del PP parece estructural y es mucho más acusada que en el País Vasco. Aquí es incapaz de asumir ni siquiera el catalanismo cultural. En el País Vasco asume con plenitud los derechos forales y la concreción del cupo, que es, en este último caso, una gran manifestación de insolidaridad con el resto de España, que los populares asumen.
  10. El catalán es una lengua española minoritaria y ha de tener el reconocimiento y el apoyo del estado. Su uso como lengua vehicular en la escuela no pone en peligro el conocimiento del castellano, que es mayoritario. Una lengua cuyo ámbito lingüístico se acerca a los 500 millones de personas no puede creer seriamente que otra que no llega a los diez millones y que es minoritaria en sus propios territorios lingüísticos, le suponga una amenaza. La cuestión es más bien a la inversa y esto es una obviedad.
  11. A no ser que Cataluña sea percibida como una anomalía lingüística, cultural y jurídica, hay que considerarla una realidad especifica que enriquece la naturaleza de España. Cataluña requiere confianza por parte del gobierno del estado y un reconocimiento concreto de su especificidad en el marco de la constitucionalidad. Y esto debe ser así, por la importancia histórica de las aportaciones de Cataluña a España, que no reciben el justo reconocimiento.
  12. Es una anomalía grave que todo el poder político en Cataluña pertenezca al espacio político que se califica de progresista, compartimentado en recipientes partidistas, PSC-PSOE, ERC, Comunes, CUP y una buena parte de JxCat. En cambio, la derecha, la dimensión conservadora, es residual. Esto es una gran anomalía en relación con España y a Europa, que tiene tres grandes responsables: la hegemonía mediática de la “progresía”, la fragmentación introducida por el independentismo y la política del Partido Popular hacia Cataluña.
  13. Aquella evidencia debe correlacionarse con otra: el 46,4% de los ciudadanos cree que ningún partido está capacitado para resolver los problemas que tiene Cataluña, y un 18% no sabe quién puede hacerlo. El resultado es demoledor y peligroso. Solo el 1,4% considera que puede ser el Partido Popular, claro que, por si sirve de consuelo, el partido mejor situado, ERC, solo registra el 9% y el segundo, el PSC, un 6%.
  14. La baja ejecución de las inversiones del estado en Cataluña es un hecho reiterado y muy grave, así como el incumplimiento por su parte de lo legislado. Constituyen ejemplos muy importantes, pero ni mucho menos únicos, la no revisión del sistema de financiación autonómico después de tantos años de retraso, o la arbitrariedad de lo que ha venido sucediendo con el Corredor Mediterráneo. Existe una deslealtad por parte del Estado hacia Cataluña, que no será deliberada, pero que es una realidad objetiva.
  15. No queremos entrar en este escrito en medidas concretas. Ya habrá ocasión para ello, pero por su importancia si deseamos señalar la urgencia de finalizar el Corredor Mediterráneo, y la necesidad de unir por AVE Valencia y Barcelona. No es tampoco un hecho menor aquella tendencia observada, de la que su partido sin ser el único agente, si demuestra propensión, que tiende a reducir la diversidad española a Madrid. Es necesario que este sesgo se reconduzca, sin menosprecio para nadie.
  16. La situación de la natalidad, el matrimonio y la familia. Según el INE, el primer año en el que las defunciones superaron a los nacimientos en España fue el 2015. Desde entonces, el saldo vegetativo ha seguido siendo negativo y ha ido aumentando cada año y se aproxima a las 100.000 personas. Un orden de magnitud semejante a la cifra de seres humanos abortados. La tasa de fecundidad es de las más bajas del mundo, 1,19, y se espera (INE) una inmigración anual del orden de 900.000 personas. Casi la mitad de los niños nacen fuera del matrimonio, 6 puntos porcentuales (p.p.) por encima la UE. Todo esto ha creado una crisis cuyas consecuencias negativas aumentan con el paso de los años, sin que el gobierno tenga ningún tipo de política digna de este nombre para hacerle frente. La forma como aborda todo esto el programa que Ud. ha presentado es abiertamente insuficiente en términos cualitativos y cuantitativos. Le solicitamos que lo aborde en términos de mayor alcance y desarrolle una legislación integral a favor de la familia, la maternidad y los derechos de los padres. También, que se aplique, de una vez por todas, el criterio de la perspectiva de familia a todas las leyes, como está legislado y olvidado.
  17. La dignidad de la vida. El humanismo de una sociedad se expresa en su capacidad de servir a la dignidad de la vida con independencia de su estado, desde su origen hasta su final no forzado. El gobierno está o debería estar al servicio de este fin. Hasta ahora no ha sido así. Lo revela el elevado número de abortos, que ya se acercan al 27% de los nacimientos, la falta de alternativas y de reflexión antes de acometerlo. De acuerdo con su programa, nada de esto cambiará. España es uno de los pocos países que ha legalizado la eutanasia y el suicidio asistido, sin resolver el grave déficit en cuidados paliativos. Ud. se compromete en su programa a remediarlo. Lo celebramos y le pedimos que actúe con diligencia, petición que hacemos extensiva a la situación de la sanidad, la dependencia, con un especial subrayado a la rápida e intensa reducción de las listas de espera, y a la substancial mejora de las condiciones de vida de las personas que viven en residencias. Así mismo, es justo que se tramite con urgencia la ley de ayuda a los enfermos de ELA, que ha decaído por la negligencia del Gobierno y la Mesa del Congreso, que pedimos haga extensiva a los afectados y sus familias de las restantes enfermedades mortales incapacitantes.

Hemos señalado unas pocas grandes necesidades que consideramos que requieren un compromiso programático mejor. Es nuestro deber formularlo como expresión organizada de una parte de la sociedad civil de Cataluña. Existen otros muchos otros aspectos de su programa que compartimos plenamente o en gran medida.

Le reiteramos nuestro interés en poder reunirnos con Ud.

Reciba, señor presidente, el testimonio de nuestra sincera estima, voluntad de servicio y la  petición de comprensión por la extensión del presente texto.

En nombre de Converses a Catalunya:

Daniel Arasa, Carlos Cuatrecasas, Juan Jose Folchi, Eugeni Gay, Remei Gómez, Joan Hortalà i Arau, Javier Mirallas, Josep Miró i Ardèvol,  Manuel Silva y Josep Vila Bassas.»

Vale la pena remarcar algunas de sus consideraciones con el fin de alcanzar una política de estado hacia Cataluña, que requeriría de un acuerdo al menos entre los populares y socialistas.

Converses considera que la mayoría de la población da el Proceso por terminado y fracasado, y por tanto, sería absurdo que una política equivocada lo reactivara. Considera que los temas judiciales pendientes así como la revisión de los delitos de sedición y malversación no pueden dejarse, pero no deberían ser tratados de forma que retornen a un episodio pasado ni alimente la idea de que el Estado actúa contra Cataluña; deben abordarse con óptica estrictamente técnica.

También considera que alguna fórmula de pacto fiscal parece una condición necesaria para estabilizar la situación en Catalunya por un largo plazo, mayores inversiones del Estado, una estrategia de comunicación y de apoyo a las entidades de la Sociedad Civil que defienden un catalanismo integrador.

El PP debe asumir la cruda realidad. Hoy, para los catalanes, el primer problema  es el de la insatisfacción con la política. Una grave cuestión a correlacionarse con otra: el 46,4% de los ciudadanos cree que ningún partido está capacitado para resolver los problemas que tiene Catalunya, y un 18% no sabe quién puede hacerlo. El resultado es demoledor y peligroso. Sólo el 1,4% considera que puede ser el Partido Popular, y a lo sumo el mejor situado, ERC, sólo registra el 9% y el segundo, el PSC, un 6%.

El escrito también señala la incapacidad para entender la política catalana por parte del PP, incapaz de asumir ni siquiera el catalanismo cultural. Mientras el País Vasco asume sin aspavientos, no ya los derechos forales, sino el cupo, que es absolutamente discriminatorio para el resto del Estado.

Considera que la obsesión con el catalán y la discriminación del castellano es absurda por parte de una lengua hablada por más de 500 millones de personas, que además es mayoritaria en el territorio de lengua catalana. Reclama para la lengua y la cultura catalana, la consideración y trata de lengua de estado.

La falta de un espacio político fuerte de centro derecha es una anomalía europea, que es necesario resolver, y hace responsable del problema a la lógica del proceso ya la política del PP en Cataluña.

Apunta el texto de Converses, que no quiere entrar ahora en una casuística de cuestiones concretas, pero si quiere indicar algunas de especial relevancia. En un orden de cosas específico, resolver la baja ejecución de las inversiones del estado en Cataluña, que en éste y otros aspectos presenta las características de un comportamiento desleal por parte del propio estado.

En otro orden de cosas, la muy grave situación de la natalidad, el matrimonio y la familia, por lo que pide respuestas a la altura, así como por un tercer problema muy relevante y poco abordado: la dignidad de la vidaLos abortos masivos sin alternativas, que significan ya el 27% de los nacimientos, la falta de recursos para los cuidados paliativos, las largas esperas para acceder a las ventajas de la ley de dependencia y el estado de la sanidad publica, son cuestiones irresueltas que definen el humanismo de una sociedad.

@jmiroardevol

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