¿Ha fracasado la extraña política de Suecia contra el coronavirus?

A finales de marzo, Converses a Catalunya explicaba el modelo de Suecia para hacer frente a la epidemia del nuevo coronavirus.

Este país nórdico adoptó a principios de marzo una postura insólita. No decretó el confinamiento casi total, como pasó en Europa, incluidos los vecinos de Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia. Pero tampoco hizo esfuerzos particulares para contener la epidemia y evitar una escalada de contagios a nivel nacional, como Corea del Sur, Taiwán, Australia o Nueva Zelanda.

Suecia sorprende porque decidió seguir una tercera vía.

Las autoridades de Estocolmo consideraron que era demasiado tarde para tratar de detener la propagación del virus. El modelo de éxito taiwanés, consistente en cerrar fronteras a los posibles infectados, realizar tests a escala masiva, distribuir material de protección y mantener la economía abierta, fue juzgado impracticable.

Pero el gobierno sueco no se decantó tampoco por la alternativa evidente, la de parar la economía casi totalmente para evitar el colapso del sistema sanitario.

Suecia decidió pues dejar que el virus circulara libremente entre la población, concentrando las restricciones y medidas de protección sólo en las personas vulnerables, como los ancianos. Se trata de la estrategia de «inmunidad masiva», propuesta también por Angela Merkel y Boris Johnson antes de que ambos líderes cambiaran de opinión.

Los ciudadanos del país escandinavo tienen fama de disciplinados, y su estilo de vida es mucho más individual que el de los países latinos. Por ejemplo, el porcentaje de población que vive sola en Suecia es mucho más elevado que en el sur de Europa.

Estocolmo esperaba que sus características sociales le ayudarían a evitar tanto un colapso sanitario como un descalabro económico.

Dos meses después de haber hecho esta elección, ¿en qué punto se encuentra Suecia ante el virus?

Primeramente, ha quedado demostrado que la estrategia de Estocolmo conlleva un elevado precio en vidas humanas. Según el recuento de la Universidad John Hopkins, hasta el 16 de mayo ha habido 3.646 víctimas mortales de coronavirus en Suecia.

Como en toda Europa, una buena parte de las muertes se han producido en las residencias de ancianos, lo que demuestra la falta de eficacia de las medidas de protección para los más vulnerables anunciadas por el gobierno sueco.

Los países vecinos de Suecia presentan cifras muy, muy inferiores. Noruega, que tiene aproximadamente la mitad de los habitantes, lamentó por el momento 232 muertos. Finlandia, con una población similar a la de Noruega, 297. Finalmente, Dinamarca ha sufrido 537 para una población de tamaño similar. Estamos hablando de más de 10 veces menos de muertes que en Suecia.

Las muertes por millón de habitante que presenta Suecia son más bajas que las de España, Italia o el Reino Unido. Pero mucho más elevadas que en Portugal, Alemania o los países de Europa del este, y se acercan a las de Francia.

En segundo lugar, se podría esperar que, desde un punto de vista económico, la decisión de Estocolmo podría haber salvado la economía sueca de la recesión que se dibuja en toda Europa.
Pero a pesar de las muertes más elevadas, el modelo sueco no ha conseguido mitigar la caída económica. Según las previsiones de la Comisión Europea, tanto Suecia como Finlandia y Dinamarca sufrirán pérdidas similares este año, de entorno al 6% del PIB.

A pesar de un mayor número de muertes, el modelo sueco no ha conseguido mitigar la caída económica Share on X

Para más inri, la Unión Europea prevé que, de los tres países nórdicos, Suecia sea el que sufrirá el mayor incremento del paro.

Este hecho se podría explicar en parte por la dependencia de Suecia de las cadenas de suministro internacionales, fuertemente tocadas por la epidemia, ya que el país dispone de una industria más potente que sus vecinos.

Ante los malos datos en términos de mortalidad y pérdidas económicas, Anders Tegnell, el epidemiólogo que diseñó la respuesta de Suecia al Covid19, espera al menos conseguir un porcentaje de personas inmunizadas superior a los demás países.

Según afirma Tegnell, basándose en una modelación matemática de los contagios, en torno al 40% de los habitantes de Estocolmo habrán pasado el virus a finales de mayo. Algo que situará a Suecia en una mejor posición que los otros países europeos para hacer frente a una eventual segunda oleada de contagios.

Quizá el doctor sueco tenga razón si la vacuna no llega el próximo invierno. De momento, sin embargo, los resultados obtenidos no son alentadores, y el verano reducirá en cualquier caso la circulación del virus en toda Europa.

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