Evidentemente, y en contra de lo que dice el eslogan de la Generalitat, el agua cae del cielo, pero la gestionan los hombres. Éste es el problema, al menos en lo que se refiere a Cataluña y a la gestión hecha a lo largo de estos 3 años por Aragonès y los consejeros responsables.
Que haya sequía no tiene por qué significar que suframos costes y restricciones crecientes, como nos amenaza el gobierno para el inicio del año, y si no, basta con mirar a un país relativamente próximo, Israel, que vive instalado en un permanente estrés hídrico que ya habría tumbado toda su actividad en Catalunya. Ya hemos apuntado en otras ocasiones que los costes de esta sequía mal gestionada los pagamos al contado y, sobre todo, en diferido porque sus consecuencias las arrastraremos durante años. Y lo pagamos de nuestros bolsillos los ciudadanos, mientras que quienes debían resolver la cuestión, además de no hacerlo, no se descontarán ni un solo euro de sus sueldos. Y esto no es demagogia, es simplemente una descripción de la realidad.
A principios de año nos subirán el recibo del agua pete quien pete, además de la multitud de impuestos que nada tienen que ver con ella y que utilizan este pago como contenedor. Pero es que, además, planea una amenaza de otro aumento. Si al final, como parece inapelable, deben llevar agua en barco, el precio por m3 de esta agua puede multiplicarse entre 3 y 5 veces el actual, que se sitúa entre los 2 y 3 euros el m3. Naturalmente, este coste no será el que pagaremos en el recibo, porque la participación del agua de barco sobre el conjunto será muy pequeña. Pero serán unos céntimos más que se multiplicarán día a día a lo largo del año.
Cuando estaba muerto lo comulgaban (para que la frase popular se entienda en una sociedad de incultura religiosa, hay que recordar que sólo congregan a los vivos).
Ahora, la Generalitat nos anuncia que no vamos a tener ningún problema en el 2027 porque se va a producir agua regenerada en un volumen de 130 hectómetros cúbicos anuales. Está muy bien, pero lo que no dicen es que estos proyectos llevan años de retraso y es lo que precisamente ses maneja mal ahora. La ACA y el gobierno Aragonés son los únicos responsables de este retraso, que fue advertido incluso por Aigües de Barcelona sin que nuestras autoridades políticas se dignaran a hacer caso. Porque, digámoslo una vez más, lo de la sequía es una broma pesada que dura hace más de 3 años. ¿A qué se han dedicado durante ese tiempo?
Pero es que, además, el agua regenerada necesaria no resuelve el problema en casos extremos como el que vivimos. La garantía absoluta es conocida desde los años 30. Como Catalunya es un territorio que se divide entre dos cuencas hidrográficas muy diferentes, la interior y la del Ebro, y al mismo tiempo la interior está muy fraccionada por la orografía, la vieja historia de la respuesta consiste en la interconexión de cuencas, de modo que cuando en alguna de ellas se produce un déficit extremo, se pueda recurrir a otra mejor situada. Barcelona y su cuenca del Besòs y el Llobregat ha recurrido a la cuenca del Ter, pero esto también se ha agotado. De ahí que en un momento determinado se planteara una obra tan grande como el trasvase del Ródano.
Sin embargo, sin ir a acciones de este tipo, ahora los colegios de ingenieros profesionales del ramo, incluidos los agrónomos, recuerdan un proyecto previsto desde 2009, que es la conexión del Ebro con la red Ter-Llobregat por una modesta canalización de 65 km, que iría de Constantí a Olèrdola y que podría cubrir el 25% de las necesidades del área de influencia de Barcelona, ubicada en unos 200 hectómetros cúbicos al año. Esta actuación podría estar lista mucho antes que las nuevas plantas regeneradoras, dado que en 2025 la conexión podría estar funcionando. Recordemos que el agua de Tarragona ya llega a estas alturas y hace años a Sitges, lo que permitió resolver un problema crónico de esta población.
El gobierno de Aragonès, como hace con otros muchos proyectos, se niega en redondo a considerarlo. Una vez más son unos irresponsables e indocumentados porque no tienen a toda Catalunya en la cabeza.
Hay que recordar que según el Idescat ya hemos superado los 8 millones de habitantes debido a la inmigración masiva que llega y a pesar de que mueren más catalanes de los que nacen. Toda esta población inmigrante se concentra en Barcelona y su entorno. A su vez, este territorio localiza más del 70% de la actividad económica. Por tanto, no se puede estar contemplando impasible esta dinámica y al mismo tiempo no ver que a más gente y más actividad, más necesidades de agua que no se encuentra en la cuenca interior en casos de emergencia como ahora.
Si a todo esto se le une la falta de cuidado en la transformación del regadío de Lleida para sustituir el riego a manta por sistemas de goteo y aspersión de una eficiencia extraordinariamente superior, nos daremos cuenta de que quienes gobiernan ven la realidad y la solución por el agujero de la cerradura. Sólo con el agua que se ahorraría haciendo más eficiente la forma de regar en las comarcas de Lleida, ya obtendríamos un excedente suficiente para alimentar la gran concentración urbana e industrial de Catalunya.