La inteligencia es aquella facultad de entender, de interpretar correctamente lo que aprendemos. Pero he aquí, que como toda facultad humana, es extraordinariamente compleja, porque hay que tener presente que una cosa son las cualidades que tiene una persona, y otra es la capacidad de utilizarlas adecuadamente.
Hay personas que tienen un coeficiente intelectual muy alto y, en cambio, no saben gestionarlo correctamente. Albert Einstein, un hombre con una capacidad intelectual extraordinaria, tenía grandes dificultades para relacionarse positivamente. Y es que como en una partida de dominó, no siempre gana el jugador que tiene mejores fichas, sino aquél que las sabe jugar mejor.
Este ejemplo se ve claramente en las relaciones interpersonales. Para que estas funcionen bien, no basta con que las personas tengan muchas cualidades, sino que tengan ganas de querer entenderse.
Esto lo constatamos significativamente en las relaciones de pareja. A veces vemos que individualmente considerados son magníficos y como pareja son un desastre. Porque en lugar de sumar las cualidades, lo que hacen es anularse mutuamente. En lugar de sumar esfuerzos para ayudarse, lo que hacen es gastar esfuerzos en enfrentamientos y peleas.
Cuando, en cambio, existe respeto y comprensión, no sólo se suman los esfuerzos de ambos, sino que se multiplican. Entonces, la pareja adquiere una nueva realidad que supera de largo la calidad de las dos personas individualmente. Como dice aquel poema de Mario Benedetti, «tú y yo, unidos codo a codo, somos mucho más que dos…»
Si uno apoya al otro, se desvelan capacidades que quizás estaban dormidas, y se crean nuevas. Porque el apoyo mutuo, es la puerta de entrada al arte de amar y el camino para ser feliz, y hacer felices a los demás.
Educar significa enseñar a utilizar correctamente nuestras capacidades naturales. La persona inteligente es aquella que sabe orientar sus recursos de forma que el proyecto de bienestar y felicidad personal, coincide con un proyecto de bienestar y felicidad universal, haciendo de nuestro entorno un espacio de buenas relaciones, donde el respeto y amor mutuo circule en todas direcciones.
Es un camino que da sentido a la vida y es el cimiento más seguro para construir la paz.
El apoyo mutuo, es la puerta de entrada al arte de amar y el camino para ser feliz, y hacer felices a los demás Share on X