Florecen nuevos partidos independentistas

Las próximas elecciones al Parlamento pueden representar un florecimiento de partidos independentistas, fruto del disgusto de una parte de los electores con la forma de proceder de los dos grandes partidos: ERC y JxCat.

Las nuevas formaciones se caracterizan por la radicalidad de su planteamiento y tienen como punto de referencia la votación del 1-O. A partir de ahí sus puntos de vista difieren.

De momento son tres las formaciones que anuncian su propósito de llegar a elecciones. Una de ellas, que se presentaría como Primàries Catalunya, al menos en su fase previa, surgiría del entorno de la ANC y tendría como precedente la iniciativa que en este mismo sentido adoptaron en las pasadas elecciones municipales en Barcelona con la candidatura encabezada por Jordi Graupera. Entonces no obtuvieron representación municipal, pero consideran que, con la experiencia conseguida, pueden conseguirla ahora.

La segunda formación se presenta como Força Catalunya, un nombre de resonancias berlusconianas con su Forza Italia. Es una iniciativa del activista de larga práctica Santiago Espot, que siempre ha militado en las filas del independentismo más radical e incluso intolerante.

La tercera formación recupera un nombre con pedigrí histórico en la lucha contra el franquismo, el Front Nacional de Catalunya. Su versión histórica nació después de la Guerra Civil y en consecuencia del diagnóstico de que la derrota en Cataluña se produjo por la fragmentación ideológica de las fuerzas catalanas y que, por tanto, debía agruparse en una única organización. Todas las opciones que querían la independencia de Cataluña, dejando en segundo plano todas sus ideologías. El Front Nacional tuvo importancia en la clandestinidad a finales de los años 40, por lo tanto, muy pronto, y hasta bien entrados los años 70. Después, las escisiones por la izquierda lo fueron diezmando hasta su desaparición.

El nuevo Front Nacional de Catalunya no recoge exactamente la tradición del anterior, pero se inspira en él. Se presenta como una formación independentista que se sitúa fuera del ámbito del pensamiento «políticamente correcto» y que, en este sentido, señala la inmigración descontrolada como un problema.

Las posibilidades de obtener representación parlamentaria para estos grupos son muy reducidas. Son organizaciones pequeñas, sin recursos económicos, y evidentemente sin contar con el apoyo de los medios de comunicación del independentismo oficial. Su crecimiento, sin embargo, podría favorecer a los partidos independentistas oficiales y, en la medida que este impacto fuera significativo, podrían incidir sobre su política.

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