Exportaciones. ¿Vamos bien? Sí, pero no

La respuesta a cómo van las exportaciones españolas está, en primera instancia, clara. Van francamente bien porque siguen generando excedente y ésta es una circunstancia que si bien hace ya algunos años que dura, es insólita en la historia económica de este país. Pero claro, las exportaciones hoy no podemos medirlas del mismo modo que en el pasado, debido a la globalización y a la formación de cadenas de valor añadido que ésta ha comportado.

Se fabrican piezas en un país, se acaban ajustando en otro y este último es quien registra la exportación, pero gran parte de lo que ha exportado lo ha tenido que pagar.

Podemos pensar que esto ya lo registra la balanza de pago, pero para tener una imagen real es necesario dar un paso más y hoy en día es necesario preguntarnos cómo funciona la balanza en tecnología digital y ecológica, que es donde se juega el futuro y la que marca la diferencia entre los países.

Y aquí es donde llora la criatura porque si bien nuestro signo en las exportaciones globales es positivo, en este capítulo concreto, que afecta a paneles fotovoltaicos, baterías, coches eléctricos, convertidores estáticos, teléfonos, ordenadores y material similar, el resultado es negativo y la evolución también lo es.

En 2019, el déficit en este capítulo, el saldo entre importaciones y exportaciones, fue de -10,3 miles de millones de euros. Ha ido creciendo lentamente y en 2022 se ha multiplicado hasta alcanzar la astronómica cifra de -17,2 miles de millones de euros. Aquí hay un agujero negro que debe corregirse si no queremos que nuestros intercambios comerciales en el futuro se deterioren aún más.

Es evidente que el sector del automóvil tiene un peso importante, pero presenta un punto débil que es la falta de vehículos eléctricos de Seat, una de las principales productoras del país. De hecho, una de nuestras bases exportadoras más sólidas es la industria del medicamento, pero está claro que sobre ella no podemos basar el futuro. Y mucho menos sobre los servicios turísticos.

Además, debe recordarse que esta bonanza exportadora está muy determinada por la devaluación interna que se ha producido con los salarios, una vez más. En 2022 la pérdida de poder adquisitivos de los trabajadores españoles fue del 5,3%. Hay, por tanto, unas debilidades estructurales importantes en nuestro potencial exportador y, como todas las deficiencias, sería más lógico enmendarlas ahora, que globalmente el sector obtiene buenos resultados, que cuando el edificio exportador español vuelva a tambalear.

Creus que una TV pública com TV3 ha de fer un programa com el que va fer Toni Soler sobre la Verge del Rocío?

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