¿El euro, la gran víctima colateral de las sanciones en Rusia?

Si la imagen para describir el efecto de las sanciones de la Unión Europea sobre Rusia por su agresión a Ucrania es un queso gruyère, resulta igual de importante constatar cómo la moneda única europea ha sufrido un muy preocupante descalabro a escala mundial desde entonces.

Efectivamente, según datos de Macrobond, consultora sueca en finanzas internacionales, el euro ha pasado de ser la moneda del 38% del total de transacciones internacionales del sistema SWIFT hacia mediados de 2022 a tan sólo un 23% a finales de 2023. Esto es, en tan sólo 18 meses ha perdido el 15% de su peso total.

En cambio, durante el mismo período, el dólar estadounidense se ha reforzado notablemente y representa ya cerca de la mitad de todas las transacciones mundiales realizadas a través de SWIFT (un 48%).

Por otra parte, Rusia está virtualmente excluida del sistema SWIFT desde la invasión a Ucrania, pero incluso antes de esa fecha su moneda ya había prácticamente abandonado este protocolo de ejecución de transferencias bancarias, y el rublo representaba únicamente el 0, 2% de las transacciones a finales de 2021.

El euro ha pasado, en el espacio de tan sólo dos años, de rivalizar de tú a tú con el dólar a caer al nivel más bajo de su historia.

Así pues, el proceso de “des-dolarización” tan ovacionado por China y Rusia parece alejarse en el horizonte, aunque el reforzamiento de la moneda de Estados Unidos se hace en detrimento de la de su aliado de mayor peso internacional, Europa, y no de monedas alternativas como el renminbi (yuán) chino.

Por su parte, la moneda del gigante asiático experimentó un incremento contenido a lo largo de la década pasada, pero nunca ha terminado de despegar y se sitúa todavía alrededor del 3% del total de transacciones por SWIFT.

También hay que apuntar que China y Rusia llevan años trabajando en sistemas alternativos al SWIFT, y ya existen el CIPS chino y el SPFS ruso. Aunque tienen un predicamento aún mucho menor a nivel internacional, el CIPS experimentó un crecimiento notable del 21% en 2022.

Volviendo al euro, por el momento no se ha presentado ninguna explicación probada del desaguisado que está sufriendo la moneda única, pero estudiando fechas y eventos coetáneos parece claro que éste se debe, al menos en parte, al final de las compras de energía y materias primas rusas por parte de Europa, y particularmente de Alemania, a raíz de las sanciones introducidas por Ucrania.

Al mismo tiempo parecería que las ingentes compras indirectas de petróleo y gas provenientes de Rusia que Europa realiza desde entonces se están realizando en dólares en países como India o Turquía.

En cualquier caso, el rapidísimo declive que el euro ha sufrido desde la invasión rusa de Ucrania demuestra por enésima vez la pésima dirección política del Viejo Continente, tanto a nivel nacional (Scholz, Macron, Sánchez…) como comunitaria (Von der Leyen y Josep Borrell).

Igualmente preocupante resulta la catastrófica falta de previsión del Banco Central Europeo desde que llegó la francesa Christine Lagarde, a la que ni siquiera dan confianza los propios empleados de la institución según una reciente encuesta interna que sacudió Frankfurt entero hace unas semanas.

El euro ha pasado en el espacio de tan sólo dos años de rivalizar de tú a tú con el dólar a caer al nivel más bajo de su historia. Clic para tuitear

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