La respuesta es evidentemente que sí, pero debe cumplir unas condiciones.
La primera, debe hacer un buen resultado, debe quedar primero o, en todo caso, segundo, pero entonces con resultados de otros partidos que le permitan aspirar a la alcaldía por pactos con otras fuerzas.
De hecho, en la anterior contienda, pese a que Colau ganó por un concejal, no tenía la mayoría necesaria para acceder a la presidencia del consistorio y, por tanto, Trias podría haber probado una alianza que le diera esa mayoría. En lugar de eso en la misma noche electoral, y quizá afectado por los resultados, ya consagró a Colau como alcaldesa.
Hay que recordar una vez más que quien obtiene la vara de alcalde no es el que saca más votos -veas el caso de García Albiol en Badalona-, sino aquél que se garantiza un mayor número de concejales en el plenario. Al igual que la presidencia del gobierno y de la Generalitat, es un cargo que surge de las respectivas cámaras y no del voto directo del ciudadano.
Pero ser alternativa significa mucho más que ocupar el sitio.
Significa disponer de un proyecto bastante diferente. El de Trias es evidente que lo es. Tiene una visión mucho menos ideológica, no es un sectario que ve la realidad en blanco o negro, es más pragmático e integrador, pero todo esto debe concretarlo con las políticas pertinentes.
Ya ha hecho algún anuncio en este sentido, por ejemplo se ha pronunciado claramente contra la obligatoriedad de dedicar un 30% de los pisos de promoción privada a viviendas sociales, una iniciativa más de Colau que, tal y como se anunció, ha terminado en fracaso porque lo logrado es sencillamente que no se construyan pisos porque la carga del 30% es demasiado onerosa.
Estos 8 años de Colau significan rectificaciones importantes.
Liquidar toda esta absurda historia de las supermanzanas del Eixample. Revisar lo que se ha hecho en otros lugares de la ciudad de mucho menor alcance. Volver a favorecer una buena mobilidad. Dar la batalla de la contaminación por vías racionales y al alcance. Liquidar el tranvía por la Diagonal, pero también por la Gran Vía que es la tentación que tenía Trias en el anterior período. El tranvía no es solución para el centro de una ciudad densa como Barcelona, y menos cuando se vislumbran nuevas formas de transporte público mucho más ágiles y flexibles.
Significa también revisar toda la onerosa política de subvenciones que ha llevado a cabo Colau porque están, como ella misma, cargadas de ideología y sectarismo. Debe desarrollar políticas que hagan atractiva la ciudad para las familias con hijos y no debe vacilar para enfrentarse con los desafíos, como el de la okupación, que pueden producirse, porque la historia política de Trias señala que éste es uno de sus puntos débiles. Está bien obviar el conflicto, pero no a expensas de sacrificar los derechos y el buen orden de que éste no se produzca.
Debe plantearse el derrumbe de la calle Consell de Cent. ¿Mantendrá el eje verde ahora que la propia mayoría municipal ha decidido congelar todas las futuras actuaciones hasta que no se aclare cómo afectan a la movilidad, a la economía y a la contaminación? Porque mantener Consell de Cent significa un considerable estrés y una destrucción parcial de la lógica del Eixample.
Hay más interrogantes que pesan sobre esta área central de la ciudad, decisiva por su economía.
Una de ellas y muy importante es la del traslado del Hospital Clínic. El proyecto de llevarlo lejos del centro, detrás del hotel Juan Carlos I, generará un agujero negro en esta área y un fuerte bajón económico. El Hospital Clínic es una pieza fundamental de la trama urbana central de Barcelona y su traslado lógico sería la Escuela Industrial porque si no se estará creando un problema que afectará a la capacidad económica y provocará un deterioro de esa área.
Ya tenemos experiencias históricas en este sentido. El traslado del mercado de frutas y verduras de la zona del Born, del Born donde estaba instalado a Mercabarna supuso la degradación de todo el barrio de la Rivera, un daño que tardó décadas en recuperarse y que se logró a fuerza de convertirlo casi en un parque temático turístico.
El hecho de que Trias razonablemente afirme que sólo estará 4 años significa que un importante trabajo de su mandato es preparar el futuro, y que éste sea coherente con el proyecto.
Estas son, entre otras, algunas de las condiciones que Trias debe cumplir para ser realmente una alternativa a Colau, y sobre todo, no lo olvidemos, a su herencia.
Claro que la primera condición de todas como decíamos al principio es ganar.
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