A la vista de los datos, es evidente que en España, o, para ser más precisos, el gobierno español, ha actuado mal en el abordaje y desarrollo de la crisis del Covid-19, porque si bien es notorio que todos los países, en una medida u otra, registran daños, el hecho de que España los encabece en todos los órdenes tiene una causa específica, que no puede diluirse en unas responsabilidades universales.
Ahora, el informe de la OCDE sobre el impacto económico de la pandemia en los diferentes países confirma las previsiones tan negativas del Banco de España hechas públicas un par de días antes. La OCDE formula dos hipótesis: que se produciría un rebrote el próximo invierno o que ya no sufriríamos ninguna otra contingencia derivada del coronavirus. En el primer caso, la caída del PIB es espectacular, un 14,4%, y sigue siendo muy grande si no hay rebrote, un 11,1%. En ambos casos la recuperación que se produce el próximo año es claramente insuficiente para compensar la pérdida, lo que significa situarnos en 2022 para comenzar a recuperar la situación que teníamos en 2019. En este caso, si se produce el rebrote, España encabezará el ranking de países con peor comportamiento económico de la OCDE, y sin rebrote tendrían un comportamiento ligeramente peor el Reino Unido, Francia e Italia.
Pero si del PIB pasamos a lo que todavía afecta más directamente a la gente, el paro, entonces la posición negativa de España se acentúa, porque si hay un retorno del coronavirus, el paro se situaría en el 20,1% este año y en el 21,9% el próximo año. Sin rebrote, la cifra sería similar, aunque menor, 19,2% para el año actual y 19,7% para el año que viene. Estas cifras nos sitúan en primera o segunda posición del ranking de países de la OCDE. En caso de que no ocupemos el primer lugar, es Grecia la que nos precede.
Si se observa la relación entre PIB y desempleo, se puede constatar que el único país que ocupa un lugar destacado negativo en ambos aspectos es España porque las caídas del PIB de Italia, Reino Unido y Francia, que las sitúan en los primeros lugares, desaparecen de esta negativa posición cuando se observa el paro, en los que afloran países como Grecia, Colombia, Turquía, donde el único que permanece presente en los dos casos es España.
Hay, por tanto, un problema grave de fondo que el gobierno no ha atendido, ni de momento parece haberse enterado de que existe, que es que la caída de la actividad económica tiene una traducción extraordinaria en la generación de paro en el caso español, lo que, por otra parte, no es ningún descubrimiento.
Asimismo, España es el primer país del mundo en número de muertes por habitantes, con el escándalo añadido de que ha paralizado el conteo público de defunciones desde hace días, con la excusa de que debe regularizar el recuento, y esto lo hace 3 meses después de haber iniciado la estadística. En todo caso, florituras oficiales al margen, hay un consenso generalizado en que la cifra de muertos de España se sitúa en torno a los 40.000 y como mucho puede fluctuar en una banda mínima situada por encima de los 30.000. La diferencia fundamental estriba en que hasta ahora en España no se contabilizan los muertos que, a pesar de presentar síntomas de coronavirus, no se les practicó el PCR, contradiciendo así las indicaciones de la OMS de cómo deben contabilizarse las víctimas del Covid -19.
Si un país es el primero en caída económica y el primero en número de muertes, es evidente que la revisión se impone, primero para evitar que las previsiones económicas se confirmen, y segundo, para impedir que si hay una segunda oleada volvamos a ser los primeros en afectaciones mortales.
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