Como dice la canción: «Sorpesas te da la vida, la vida te da sorpresas», porque según la encuesta de La Vanguardia si se repitieran las elecciones, no sólo no habría penalización para el independentismo y sus pugnas que le habrían impedido gobernar, sino que además mejoraría sus resultados y encima aumentaría la participación. Parece una contradicción, pero es lo que dice la encuesta de GAD3, una empresa acreditada por su nivel de aciertos.
Si se repitieran las elecciones, ERC ganaría 2 escaños, y JxCat ganaría 1, el mismo que perdería la CUP. Por tanto, el bloque independentista ganaría 2 diputados, si bien en votos registraría un ligero descenso de 2 puntos, que es sobre todo consecuencia del empeoramiento de resultados del PDeCAT, que pasaría del 2,7% de los votos que sacó en las pasadas elecciones, a un pírrico 0,8%.
Pero al mismo tiempo la encuesta nos dice que si hubiera un referéndum, el 51,9% votaría «no» y el 41.5% daría un «sí» a la independencia. Es una diferencia muy grande a favor del «no». Incluso, si aplicamos el error máximo de la encuesta, de ± 3,5, e hiciéramos la hipótesis más favorable a la independencia, el resultado sería de 45% a favor del «sí» y 47 a favor del «no». Si hacemos la hipótesis contraria y cargamos todo el margen de error contra la independencia, el «sí» quedaría reducido al 38% y el «no» subiría hasta el 55%. Con estas dos sencillas simulaciones, se puede ver que en todos los casos la victoria del «no» estaría asegurada y podría ser aún mayor de lo que nos indica en principio la encuesta.
Hay más cifras paradójicas. Una de ellas es que a pesar de que la población está entre decepcionada e indignada, especialmente con JxCat y ERC por no ponerse de acuerdo, pero también en general con el funcionamiento de la política, la participación aumentaría en 3 puntos, lo que tampoco se acaba de entender.
El porcentaje de voto independentista, que supera por poco el 50% no se hace patente en otras cuestiones. Por ejemplo, sólo un 36,6% son partidarios ahora de negociar el referéndum por la independencia o bien de hacer una DIU, mientras que la gran mayoría se inclina por gestionar el Estatuto y negociar mejoras en el autogobierno y la financiación, alcanzando un 52,2% en el conjunto de estas respuestas, con un 13% que «no sabe no contesta».
En otro tipo de pregunta sobre qué vía es mejor para resolver el conflicto, sólo un 22,9% se decanta por el referéndum, mientras que un 36% lo hace por la mejora del sistema de financiación, un 24% por la reforma de la Constitución, y un 6,3% por un nuevo Estatuto. Como se puede constatar, la independencia no sólo como finalidad es minoritaria, sino en cuanto a la política de las cosas concretas y más inmediatas queda relegada a una minoría que se sitúa entre 1/4 y 1/3 de los votantes. De ahí la enorme paradoja que significa que los partidos independentistas alcancen el 50% de los votos. Lo único que se puede decir, sin cuestionar la encuesta, es que hay una parte de ese electorado que vota por estos partidos, pero que en realidad no aspira, al menos no en un horizonte político, a la independencia. Sería un porcentaje de votos que podría oscilar en torno al 15%.
Hay más aspectos que llaman la atención, por ejemplo en el bloque no independentista, Vox baja 3 escaños y desaparece Cs. El PP incrementa sus resultado de 3 a 8 escaños. Por tanto, el bloque no independentista ahora tendría sólo 16 escaños, mientras que en las elecciones pasadas alcanzó 20. ¿A dónde van a parar estos 3 escaños? Todos ellos los ganaría el PSC. ¿Es creíble una dinámica de este tipo? Seguramente no, pero es que la realidad de las transferencias de voto es más compleja, y parte de estos sufragios van a la abstención, mientras que otros, de la abstención vuelven a alguno de los partidos y posiblemente sea el caso de los socialistas, que ven mejorada su participación pasando de 33 a 36 escaños y quedando, ahora sí, y también en número de diputados, por encima de ERC.
De todos modos, hay que decir que esta continuidad en el voto y la correlación de fuerzas, escaño más, escaño menos, con la excepción de la desaparición de Cs y el incremento del PP, tiene una variable que puede ser muy importante a la hora de la verdad: la participación, porque a pesar del aumento de 3 puntos, seguiría siendo baja, en torno al 56%, cuando lo normal sería alcanzar al menos entre 8 y 10 puntos más, que pueden dar la vuelta todos los cálculos.