El primer informe del Consejo Asesor de Salud pone al descubierto los 10 puntos de la tragedia

El Consejo Asesor de Salud, que tiene el encargo de replantear el modelo sanitario a consecuencia de la crisis provocada por la pandemia, hace emerger por primera vez y en un texto oficial la tragedia de las carencias vividas y los errores cometidos. El lenguaje administrativamente endulzado no oculta su magnitud.

Su contenido se puede resumir en 10 puntos:

  1. El énfasis del informe en la falta de previsión de la administración en el drama vivido en las residencias. Hay claramente una responsabilidad negligente de la Generalitat en la forma con la que ha abordado este problema.
  2. La falta de coordinación entre el sistema social y sanitario. Según el informe, dos administraciones de la Generalitat están tan poco coordinadas que cientos de ancianos han sufrido una insuficiencia grave en la atención. Parece mentira que dos instancias de la administración que forman parte de una misma dirección, que es la Generalitat, puedan vivir dándose la espalda. Ha habido por tanto un fallo grave en la dirección política de los departamentos, porque sólo con la lectura de las noticias de los periódicos, los dos podían conocer perfectamente el problema de las residencias de ancianos. También el descuido del Presidente, que es en definitiva el último responsable de la dirección común, y de los órganos de coordinación de la Generalitat, como el Consejo Técnico y la Secretaría de Presidencia responsable de la coordinación interdepartamental.
  3. El resultado es que de las 10.785 personas que han muerto en Cataluña de coronavirus, 3.155 lo hicieron en residencias de ancianos.
  4. El resultado de todo ello es que la Fiscalía está investigando decenas y decenas de centros tanto públicos como concertados. Y aquí hay que hacer una observación que el Consejo Asesor de Salud omite: el que un centro sea privado no excusa a la Generalitat de garantizar su buen funcionamiento, porque se trata de concesiones administrativas establecidas de acuerdo con un pliego de condiciones que es misión de la Generalitat velar para que se cumplan.
  5. Esta quiebra se hizo tan evidente que en el punto álgido de la crisis se produjo el traspaso de las competencias de las residencias del Departamento de Servicios Sociales y Trabajo al de Sanidad, con una desautorización clara del Consejero Homrani Lesfar.
  6. El informe se manifiesta crítico con la falta de protección a los profesionales y se pide que recojan la experiencia vivida para no repetir errores.
  7. En concreto, se trata de la buena gestión de los stocks esenciales, incluidos los respiraderos y también la disponibilidad de canales seguros de compra.
  8. Precisamente la falta de respiradores ha sido uno de los puntos trágicos de la pandèmia, que ha afectado sobre todo a la gente mayor de 75 años dadas las consignas de limitación en su uso por parte de este sector de población en los hospitales. El informe no profundiza en esta situación, a pesar de que hay datos oficiales que lo ponen de relieve de manera clara. En concreto, sólo el 1,68% de los ingresados ​​en los hospitales de más de 70 años accedieron a la UCI, cifra que aún se redujo más, hasta el 0,68%, para los mayores de 80 años (datos hasta el 23 de abril). El informe que estamos considerando se limita a resolver la cuestión con el eufemismo que señala la falta de respiradores para los más mayores. Claro, lo que no se dice es que esta falta era consecuencia de una decisión deliberada.
  9. También se manifiesta con gran dureza el Consejo Asesor de Salud al referirse a «la inhumanidad que se cometió al prohibir que se pudiera acompañar a la persona que se moría, condenada a la soledad al final de su vida con independencia de su voluntad». El Consejo es muy crítico con este hecho y pide que no se vuelva a repetir, y que a pesar de las situaciones de emergencia se debe garantizar una muerte digna.
  10. Por último, el Consejo hace una consideración que llama poderosamente la atención. Dice que una de las lecciones aprendidas es que muchos profesionales con experiencia sobrada han tenido que enfrentarse a situaciones de muerte y de dolor para la que no han sido formados. Detrás de esta constatación se esconde un grave problema de nuestra sociedad que no afecta sólo a los profesionales, sino que es más general y tiene la gran dificultad para articular la muerte y el dolor de terceros. El sentido de la vida se ha trivializado tanto que ahora se constata que incluso en el personal médico, cuando se llega a situaciones críticas como las vividas, su experiencia profesional le sirve de poco.

Hay en todo ello la constatación de un déficit de humanidad que lo ha contaminado todo y que ha afectado sobre todo a los que eran los más débiles en esta ocasión: la gente mayor olvidada hasta la muerte en las residencias, negado su acceso los respiraderos y la UCI, muchos de ellos han vivido en la más amarga de las soledades los últimos momentos de su vida, y todo ello a consecuencia de una sociedad que ha sido incapaz de generar la organización necesaria para impedir este maltrato con los que más debería haber respetado.

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El Consejo Asesor de Salud hace emerger por primera vez y en un texto oficial la tragedia de las carencias vividas y los errores cometidos durante la pandemia Share on X

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