La asfixia económica que están padeciendo los jóvenes a causa del alto precio de la vivienda está llegando a máximos históricos. En la actualidad, el 81% de los jóvenes entre 16 y 29 años viven con sus padres, viviendo la mayoría de ellos en la precariedad laboral.
Desde 2002 la cifra de jóvenes independizados no era tan baja, siendo inferior al 20%. Estos malos resultados, presentados por el Consejo de la Juventud, muestra la situación económica de la juventud. Considerando el sueldo medio de este grupo de edad (unos 940 euros al mes), en el informe se estima que, para afrontar el coste de una vivienda en solitario, incluidos el alquiler y los gastos, los jóvenes que quieran mudarse a vivir solos deberían aportar el 91,2% de su sueldo. Hace 10 años, el porcentaje era del 57,4%. Lo equilibrado es el 30%.
El retroceso se produce pese a la mejora de los datos de empleo para el colectivo. En 2018 fue la primera vez desde 2010 en que la tasa de ocupación de la población joven superó el umbral del 40% al cierre de un año, un crecimiento que comenzó en 2016. Se han reducido tanto la temporalidad como la parcialidad. El problema es que el 55,5% de la juventud sigue teniendo un contrato temporal, frente al 26,9% del conjunto de la población. La cifra era casi 10 puntos inferior (45,8%) hace ocho años. Además, más del 25% tiene un trabajo parcial. Y la creación de empleo no es paritaria. En el cuarto trimestre de 2010, la tasa de ocupación era del 42% para las mujeres y del 43% para los hombres. Ahora, del 38,8% para ellas y del 42,6% para ellos.
La realidad es que ahora mismo gran parte de los jóvenes no pueden permitirse vivir en alquiler, pero tampoco comprarse una vivienda. El precio máximo tolerable, según han calculado en el Observatorio, sería de 81.339,4 euros, pero el coste medio de las viviendas de segunda mano es de 158.110 euros, y de 181.030 en el caso de que sean de nueva construcción. Además, si se van de la casa familiar tienen más riesgo de caer en situación de pobreza o exclusión. La tasa se sitúa en el 34,8%, el valor más bajo en los últimos cuatro años. Pero esta cifra ha avanzado entre la población joven que tiene empleo, según se recoge en el estudio.
Barcelona: misión imposible
Y para los jóvenes de la capital catalana, encontrar una vivienda dentro de sus posibilidades ya es una tarea titánica. Solo en 3 de los 10 distritos que tiene la ciudad aún se encuentran alquileres con un precio inferior a los 800 euros mensuales. Estos son Sant Andreu (787,59), Horta Guinardó (785,73) y Nou Barris (704,68).
En el otro lado de la balanza se encuentran los más caros, que encabezan los distritos de Pedralbes (1.746,71), seguido de Tres Torres (1.602,49), la Vila Olímpica (1.444,62), Sant Gervasi Galvany (1.360,34) y Sarrià (1.334,22).
Ciutat Vella es el distrito de la capital catalana donde el coste del alquiler se incrementó más de 2017 a 2018, de los 828,79 a los 914,04 euros, un 10,3%. Al otro lado estuvo Sarrià-Sant Gervasi, la zona en la que el precio aumentó menos, de los 1.227,89 a los 1.268,92 euros, lo que representa una subida del 3,3%.