El domingo pasado el diario El País publicaba una encuesta llevada a cabo por la empresa 40bB con una muestra de 1000 personas y un margen de error de más-menos 3,1 que, más allá de los comentarios y titulares de dicho diario, proporcionaba un perfil no muy halagador del posicionamiento del nuevo gobierno que El País pasó por alto.
El perfil estilizado que resulta de las cuestiones hechas públicas responde a estas características. Los encuestados consideran que se trata de un gobierno dividido. Un 57% comparten esta posición contra el 30% que opinan que está cohesionado. Por un margen más estrecho, pero también desfavorable, piensan que no tendrá capacidad para aprobar las medidas que propone (un 48% frente al 39%); asimismo, una amplia mayoría (el 56%) vaticina que será de breve duración, frente a sólo el 27% que considera lo contrario. Naturalmente la encuesta permite constatar que las opiniones van por barrios, en el sentido de que las positivas corresponden al PSOE y sobre todo a Podemos, que muestra un mayor entusiasmo, y las negativas a cargo del PP, Vox y Cs. Pero, incluso en este caso, la mitad o poco más de los votantes socialistas consideran que el gobierno Sánchez es cohesionado y durará, o sea que sus esperanzas tampoco son rotundamente mayoritarias.
Los encuestados, que en principio responden a una muestra representativa del conjunto de la población, tienen poca confianza en la capacidad de afrontar determinados objetivos. En concreto sólo el 27% opina que podrá ayudar a los jóvenes a emanciparse, el 30% que podrá evitar la llegada de una nueva recesión, el 32% que resolverá el futuro de las pensiones, el 33% que resolverá el conflicto catalán, el 34% que mejorará la precariedad y el paro, y el 35% que mejorará la calidad de la educación. Por lo tanto, sobre estas importantes cuestiones sólo una tercera parte de la población ve capacidad resolutiva con el nuevo gobierno. Algo mejor es la perspectiva en relación con el cambio climático, 38%, y la acción sobre las desigualdades sociales y la pobreza (42%). Solo en un punto el gobierno llega al 50%: se trata de las personas que creen que se podrán aplicar medidas para afrontar las desigualdades entre hombres y mujeres. En definitiva, no se puede decir que sea un balance triunfal de las expectativas que despierta. Este posicionamiento tiene una vertiente positiva. Si el gobierno demuestra una mínima capacidad realizadora, su valoración puede subir como la espuma.