He aquí que de repente, miramos la ciudad y nos parece que estamos viviendo en otro mundo. Aquellas calles llenas de gente y de coches, estaban desérticas hace unos días, y poco a poco, va volviendo su presencia.
Todos sabemos de sobra que ha pasado y las causas de este cambio. Pero el hecho es que para unos, la situación es una auténtica oportunidad, para otros una hecatombe.
¿Cómo puede ser que un mismo evento, se pueda ver de forma tan contradictoria? Parece que unos son optimistas y otros pesimistas.
Pero no es solo eso, sino que para unos, ahora es el momento ideal para dar una mano al cambio climático, reduciendo la movilidad, aumentando la relación «on line», cambiando de hábitos para un consumo más responsable, así como cuestionar la obsolescencia programada, como práctica perversa. En definitiva tratar de reducir al máximo la producción de residuos, y tratar de encontrarle el gusto a una vida más austera .
Otros ven tiendas a medio abrir, o bien definitivamente cerradas, porque no han podido aguantar dos meses sin ingresos. Y lo ven como un signo del tejido productivo en estado agónico . Pero hay que tener estrategias para saber salir de estas situaciones. Me decía un amigo que tiene un bar «restaurante», que hace dos meses que lo tiene cerrado, pero que durante este tiempo ha trabajado más que nunca, llevando comidas a domicilio. Esto es un ejemplo de estrategia y de adaptación a una nueva situación .
Como algo positivo hemos visto en los datos del laboratorio de control de la contaminación atmosférica en zona urbana, una bajada del 83% de gases contaminantes. (CO, CO₂, NO) y un 90% de partículas sólidas. La contaminación irá subiendo, pero ahora sabemos cómo detenerla.
Seguramente habremos aprendido unos nuevos hábitos personales y sociales, con nuevas maneras de vivir y de movernos. Nuestra movilidad personal, familiar, y profesional, cambiará. También nuestra forma de vivir y de convivir.
En un confinamiento largo, se ponen más de manifiesto los defectos, y la relación puede ser más conflictiva, especialmente si el espacio es pequeño. Pero es en estas situaciones cuando debe salir lo mejor de nosotros. Mirar benévolamente a los demás, atender con diligencia las tareas del hogar, y procurar en la medida de lo posible, que no haga acto de presencia el mal humor. Un punto de sonrisa en la cara, afloja las tensiones, y parece dejar la puerta abierta a la confianza. En casa y en todas partes.
Un sonrisa en la cara, afloja las tensiones, y parece dejar la puerta abierta a la confianza. En casa y en todas partes. Share on X