¿Cuál es la causa de un histórico “cero absoluto” en el suministro de energía eléctrica a la red? ¿Por qué el Gobierno ha mantenido un riguroso silencio cuando, habitualmente, es tan charlatán? ¿Por qué Sánchez no apareció hasta pasadas las seis de la tarde cuando el apagón se produjo a las 12:32 h, y además para no decir nada? ¿Por qué sigue el silencio oficial?
La causa y el silencio están estrechamente entrelazados por varias razones:
- Muestran la vulnerabilidad del sistema eléctrico español y, como veremos, sus graves desequilibrios.
- Porque los daños extraordinarios que se han producido tienen una contrapartida económica que puede ser legalmente reclamada si la causa radica en una deficiencia de funcionamiento del sistema, deficiencia además conocida y anunciada.
- Alertan peligrosamente a los grandes inversores de que en España existe un riesgo de crisis eléctricas por causas inexistentes en el resto de Europa (Portugal, por su interconexión y dependencia de España, ha sufrido las consecuencias, y su gobierno ha tomado buena nota).
Por eso Sánchez calla y solo nos sometió a diez minutos de vaguedades: lo de “todas las opciones están abiertas”, cuando la agencia oficial EFE ya había lanzado la noticia de que se trataba de “una avería”.
Sánchez, como manda su librito, alertó contra los bulos. Pero la mejor fuente de todos ellos es precisamente la ausencia de información oficial. Si, según el presidente, «todas las opciones están abiertas», los «bulos» -que en su mayoría son interpretaciones personales de la catástrofe- no tienen límites: que si un ciberataque (de Putin, por supuesto), que si un fenómeno atmosférico desconocido, que si una «tormenta perfecta» por la acumulación de causas diferentes, que si una vibración eléctrica inducida (esta made in Portugal).
La realidad es que a las 22:00 solo estaba restablecido el 30% del servicio. No se sabía cuándo se produciría la recuperación total, y el Gobierno seguía guardando silencio. No solo Sánchez, sino también la ministra del ramo —Transición Ecológica y Reto Demográfico—, la clandestina Sara Aagesen. Si ahora no aparece —¿no sabe nada?—, ¿de qué nos sirve ella y su ministerio? Cabe recordar que Aagesen fue secretaria de Estado para este ámbito con Teresa Ribera, hoy vicepresidenta de la Comisión Europea.
Responsabilidades políticas
A las 21:30 h, Red Eléctrica Española, la empresa pública responsable de la distribución, emitió un comunicado en el que señalaba que una «fuerte oscilación del flujo de potencia» había generado una desconexión que también afectó a la conexión con Europa.
En su segunda intervención, pasadas las 23:00 h, Sánchez continuó señalando que no descartaba ninguna hipótesis, sin ofrecer ninguna explicación. ¿Cómo casa esta no explicación con la versión oficial dada una hora y media antes por la empresa pública responsable o con la versión difundida por la agencia EFE?
Mientras Sánchez se empeñaba en alimentar la intriga de «todas las hipótesis abiertas», hacía ya horas que Bruselas había descartado el ciberataque. O sea, que no todas las hipótesis seguían abiertas.
¿Por qué este empeño en mantener la confusión?
La respuesta es clara: La Moncloa está construyendo un relato que le excluya del escándalo, minimice las reclamaciones económicas y no erosionen aún más la confianza en el sistema eléctrico español. La cuadratura del círculo, vaya. Y en eso están…
Sin embargo, la realidad es que la magnitud del desastre ha puesto en riesgo la vida de muchas personas —especialmente electrodependientes, cuya única solución era acudir a un hospital, si lo tenían cerca— y su causa es bien concreta.
El funcionamiento de la red eléctrica depende del ajuste segundo a segundo entre producción y demanda, porque la electricidad, una vez producida, no se puede almacenar. Lo que ocurrió el lunes por la mañana fue un exceso de producción: gran aporte de renovables, ayer entre un 60 y 70% de la producción eran renovables, hubo una fluctuación, cosa nada infrecuente y cayó toda la aportación de renovables, porque su producción carece de sistemas de estabilización que requiere una inversión adicional.
Hace tiempo que los expertos advierten que el éxito de las renovables no ha ido acompañado de la necesaria mejora en la red de distribución, que canaliza la electricidad producida y limita la que puede distribuirse y que incorpora el riesgo de superar la demanda en determinadas condiciones nada improbables.
Con condiciones ambientales moderadas (ni frío ni calor), las renovables alcanzan máximos, lo que explica que haya habido días y horas con coste cero (impuestos y tasas aparte).
En la raíz de lo ocurrido hay una grave responsabilidad política, que salpica directamente a la actual vicepresidenta de la Comisión Europea — ¡qué hallazgo, señora Von der Leyen! —, la ministra Sara Aagesen y, naturalmente, Pedro Sánchez, quien ha permitido este desbarajuste: un desfase entre la capacidad de producción, una distribución inadecuada y la falta de adaptación constante a la demanda.
Pero, cómo no, como Mazón con la DANA, el presidente no está por estas cosas.
La Moncloa está construyendo un relato que le excluya del escándalo, minimice las reclamaciones económicas y no erosionen aún más la confianza en el sistema eléctrico español Compartir en X