Se prefigura cómo será el nuevo gobierno de la Generalitat exceptuando sorpresas de última hora. Quedará otra vez configurado en torno a la coalición de ERC y de JxCat, si bien con la importante diferencia, en relación con los precedentes, que la presidencia corresponderá a Pere Aragonés.
Será así porque las bases de la CUP decidirán no integrarse en el nuevo gobierno. Esta es la razón básica por la que la organización ha dejado para la fecha límite del viernes su pronunciamiento final.
Lo que sí que mantendrán es su reivindicación de ocupar la presidencia del Parlamento. No quieren comprometerse en el día a día, siempre difícil, pero sí que quieren ocupar el segundo lugar en importancia de las instituciones catalanas con la pretensión de orientar los debates. Si esto se confirmara, se acentuaría la parcialidad del Parlamento y por tanto su debilitamiento como lugar de representación de todas las voluntades que habitan en Cataluña.
Si además se produjera una Mesa ocupada exclusivamente por independentistas, y a esto se añadiera el bloqueo a toda presencia de Vox, tendríamos un Parlamento más polarizado que nunca, y en este sentido la vía de Salvador Illa habría experimentado un doble fracaso, el de no poder formar gobierno y el de la polarización, a la que hay que decir, también contribuye practicando la exclusión de Vox. Una vía esta profundamente equivocada porque sólo se conseguirá singularizar esta fuerza política y concentrar en ella todos los rayos y truenos de la oposición, lo que sin duda favorece su intención de presentarse como única alternativa y recogiendo todo el voto disconforme, sea de la causa que sea. Este famoso libro del siglo pasado de Umberto Eco Apocalípticos o integrados continúa describiendo una opción muy cierta. Pero es que en realidad tal como se desarrolla la política, cargada de espuma y con muy poca sustancia, la polarización conviene a todos porque es la forma de lograr un posicionamiento más simplista y fácil que evita hacer política de verdad.
El gobierno de la Generalitat se verá fuertemente condicionado sobre todo por dos nombres, el de Laura Borràs y el de Joan Canadell. La primera, que es la candidata lógica a la presidencia del Parlamento por parte de la coalición, tiene el grave inconveniente de su procesamiento, porque cuando sea inculpada y por razón de la reglamentación interna de aquella casa, comportará su dimisión y por lo tanto todo un revuelo a cargo de su sustituto. Mientras que si su cargo es de designación política al gobierno, su inculpación no debe comportar que lo deje. En el caso de Canadell es un nombre que incomoda fuertemente a ERC, pero por otra parte JxCat tiene difícil ceder y dejar fuera al hombre que ganó por primera vez para el independentismo la importante Cámara de Comercio de Barcelona .
El nuevo gobierno tiene urgencia de constituirse y empezar a funcionar no sólo para evitar unas elecciones, sino por la situación de extremada debilidad política que vive desde hace tiempo la Generalitat.
Situación como la que se ha producido en el caso de Seat no se puede repetir. La decisión de fabricar un coche eléctrico y su vinculación a una fábrica de baterías ha supuesto un serio revuelo al gobierno español en otras comunidades españolas, comenzando por Extremadura, que también aspira a este tipo de instalación, pero ha salvado una difícil situación. Y es que lo que no se ha explicado es que mucho antes de este acuerdo, Seat estuvo considerando la posibilidad de reducir progresivamente su producción en la planta de Martorell a base de no asignarle nuevos modelos, lo que habría comportado una crisis extraordinaria para el sector del automóvil en Cataluña tras el cierre de Nissan, que está en proceso de consumación.
La falta de un gobierno con capacidad operativa y de un Ayuntamiento de Barcelona que hace la guerra al coche, habían dejado a los pies de los leones en todo un importante sector que ha requerido, para salvar la situación, la intervención de las más altas instancias económicas -recordamos que CaixaBank participa en la operación conjuntamente con Iberdrola y telefónica- con Seat. También terminó allí jugando un papel el Rey para resituar el riesgo y asentar la continuidad de Seat en Cataluña.
Tanto ERC como JxCat son conscientes de este hecho, que sólo tiene como contramedida de cara al futuro el de cuajar lo antes posible un gobierno que gobierne y sacar fruto de una vez por todas de su apoyo al gobierno Sánchez, que hasta ahora se ha manifestado bien estéril y que ha alcanzado su máximo de frustración en el día de ayer, cuando coincidió la decisión del juez de devolver los presos que gozaban del tercer grado a su situación carcelaria, y también el voto favorable del PSOE a levantar la inmunidad de Puigdemont en el Parlamento Europeo.
La vía de Salvador Illa habría experimentado un doble fracaso, el de no poder formar gobierno y el de la polarización Share on X