Sí, 15 o más diputados potenciales, evidentemente no seguros. 15 o 20 diputados que responden a personas que están dispuestas a votar determinadas opciones catalanistas.
No es un conjunto totalmente homogéneo, porque en su seno existen dos polaridades, y en todo caso la inteligencia política radica en hacerlas converger en una única opción electoral.
Por una parte, está el voto procedente de los partidos independentistas que abandonarían esta opción para una opción catalanista fuerte. Son cerca de 250.000 personas y significarían 4 escaños en Barcelona y 1 en Tarragona. En general, son personas de mediana edad, más de la mitad trabajan y pertenecen a la clase media y su ideología es de centro.
El otro sector tiene una procedencia diferente. Se sitúa dentro del 40% del voto en Cs de las pasadas elecciones que ahora se pasaría a la abstención. Una parte importante de estos votantes habían sido electores de CiU en anteriores contiendas electorales, y ahora lo que muestran es fatiga y desesperanza. Son abstencionistas desmotivados. Su característica es también la del catalanismo, pero que nunca aceptó la idea del proceso y por ello utilizó Cs como partido refugio, porque no quería dar su voto al PSC o los populares. En este caso la dificultad radica en superar su desmovilización, impulsando una opción que dote de confianza a su voto para que sea contemplada como viable y a ser posible fuerte. Una parte de ese 40%, que se puede cifrar en un orden de magnitud de 10 diputados, podrían ser recuperados por una opción catalanista.
Este es el panorama demoscópico. Ahora hay que ver si los políticos saben transformar la energía potencial en cinética.
El espacio del catalanismo político podría alcanzar 15 o más diputados en unas futuras elecciones Share on X