Este fin de semana uno de los partidos más asentados en el espacio central del catalanismo, Units per Avançar, celebrará su Consejo Político, donde es posible que se decidan próximos acuerdos con otras organizaciones políticas.
Es una gran responsabilidad de los herederos directos de Unió Democrática, porque su decisión puede facilitar, o no, la construcción de un gran espacio central del catalanismo en las próximas elecciones. No es una tarea fácil, esto es una obviedad, porque seguramente si lo fuera ya se habría realizado. Pero precisamente por esto, es tan necesario unir una visión completa y la diligencia, que no precipitación, para realizarla. Las personas de Units poseen suficiente experiencia política como para dinamizar la construcción de aquel espacio, y esta es una gran tarea, quizás histórica, que merece altura de miras.
Cierto es que hay dos sensibilidades y experiencias políticas distintas que vendrían a estar representadas, por una parte, por El País de Demà, la organización surgida del encuentro de Poblet y que tiene sus liderazgos mas visibles en Antoni Garrell y Lluis Recoder. Su caracterización es la de disponer de un denso proyecto programático para Cataluña, que se aparta deliberadamente del coyunturalismo, y el pan para hoy, y mañana ya veremos, que caracteriza a los actuales partidos parlamentarios. Y eso es muy bueno, porque necesitamos este tipo de regeneración política. Su otra característica, es la que recoge una visión que no renuncia a la soberanía catalana, pero no la sitúa en primer plano, rechaza lo que ha hecho el Procés, y considera que la independencia en todo caso solo puede lograrse en el marco de juego político que establece la Constitución. Su preocupación, que es lo que sobre todo define su programa son las grandes políticas públicas que Cataluña necesita. Su objetivo ganar 4 o 5 diputados al voto independentista.
El tercer grupo está formado por Lliures y la LLiga Democrática, que han anunciado un congreso de unificación para finales de marzo. Sus principales dirigentes Fernández Teixidò, Roger Muntañola, Astrid Barrio y Mon Boch, son quizás los que en mayor medida han apelado a la necesaria unidad, y su posicionamiento se sitúa en el catalanismo del autogobierno constitucional. El hecho que incorpore personas que en el pasado han tenido relieve en ámbitos del Partido Popular o de Sociedad Civil Catalana, no puede ser vista como un demérito, sino como todo lo contrario, porque ejemplifica la capacidad de futuro del catalanismo, de la misma manera que otras han evolucionado del seguimiento del Procés, a su rechazo y adscripción al catalanismo. Pero es que de hecho siempre ha sido así. Por ejemplo, Unió Democrática, con criterios de selectividad política, que imparte carnets de pureza, nunca habría podido surgir porque agrupó a personas procedentes del carlismo, con algunas que tenían su origen en Acciò Catalana, de la LLiga y de grupos de la Federació de Joves Cristians de Catalunya.
Porque, la realidad es que el potencial electoral alimenta dos espacios distintos del catalanismo. Por una parte, hay más de un 10% de votantes independentistas que ahora votarían a algo que todavía no existe, una opción catalanista fuerte. Esto representa como mínimo 5 diputados, 4 de Barcelona y 1 de Tarragona. Una cifra que daría al traste con la mayoría de estos partidos, que en el escenario actual se repetirá. Pero por otra parte, un 40% de votantes de Ciudadanos marcharán a la abstención (el resto repetirá, o se distribuirá entre VOX, PP, y en menor medida PSC). La mayoría de estas personas se inclinaron en las ultimas elecciones por aquella opción, como partido refugio ante el independentismo, pero eran anteriores votantes de CiU. Ahora lo que preside su comportamiento es la fatiga y el desánimo. Movilizar a una buena parte de este electorado desde un partido catalanista son muchos votos y un potencial de 10 o más diputados.
Cierto es que la dificultad resulta de hacer convergir a este doble perfil de votante, y que al menos sin un mayor y mejor trabajo político tal cosa no es posible. Pero sí lo es forjar una sola opción electoral, una lista única con un buen liderazgo, en torno a un Programa Común de Gobierno, que facilite que una organización trabaje sobre procedente del independentismo mientras otra lo hace en campo del antiguo votante de CIU, hoy abstencionista, unido por un proyecto de gobierno forjado en torno a objetivos y motivaciones que han estado abandonadas por el gobierno de la Generalitat, a pesar de que son fundamentales para la gente. Repasar cuales pueden ser estos objetivos motivadores será objeto de mi próximo blog.
Este fin de semana, Units per Avançar celebrará su Consejo Político, donde es posible que se decidan próximos acuerdos con otras organizaciones políticas. Share on X