El nuevo barómetro municipal de julio, que se lleva a cabo cada seis meses, no sólo confirma que Colau no consigue remontar su mala calificación como gobernante, sino que en aspectos clave empeora. Por cuarta vez consecutiva, Colau suspende en el barómetro municipal logrando sólo un 4,7, la misma cifra que su aliado Jaume Collboni y la dirigente de JxCat, Elsa Artadi. Una diferencia importante es el grado de conocimiento de cada uno. Mientras que Colau prácticamente todo el mundo sabe quién es, a Collboni y Artadi una tercera parte de la población no los conoce. Este hecho confiere un margen en bueno y en malo para variar la nota en la medida que aumente su nivel de conocimiento que de todos modos es alto.
El hecho sintomático más importante de la bajada de la alcaldesa es que por primera vez el segundo problema desde el punto de vista de los encuestados que tiene la ciudad es la misma gestión política municipal, con un 8,4%, y con un progreso claro en relación con el anterior barómetro de diciembre del año pasado en el que ocupaba la cuarta posición con un 7%. Lo que permanece invariable es la inseguridad como preocupación mayor de los ciudadanos con un 14%, a pesar de que el turismo, y por tanto la masificación de la ciudad, está lejos de haber vuelto.
Lo que sí es evidente es que la delincuencia actual está actuando de una manera mucho más violenta. El barómetro hace «trampa» en algunos aspectos. Por ejemplo, presenta la circulación en diversos temas y así mejora su impacto. Si la valorara como congestión del tráfico, circulación de bicicletas y patinetes, la gestión y organización del tráfico y el exceso de los vehículos privados, la suma de todos estos elementos haría que la cuestión de la circulación se situara en tercer lugar, por delante del paro y las condiciones laborales, con un papel destacado de la congestión (3,4%) y la circulación de bicicletas y patinetes (3,3%). Este aspecto señala uno de los puntos más débiles de la gestión de Colau, aunque tampoco es menor el del acceso a la vivienda que con un 8,1% se sitúa en tercer lugar, empatado con el paro y las condiciones laborales. Hay que recordar que el acceso a la vivienda fue una de las cartas de presentación de Colau en las elecciones.