El turismo se ha convertido en uno de los 10 factores letales de Cataluña. Evidentemente, presenta datos que pueden hacer pensar que esta afirmación es una exageración. Básicamente dos: su aportación al crecimiento del PIB y al empleo. Pero esto es sólo un balance muy limitado de su impacto.
Incluso en términos de crecimiento económico estricto, el turismo tal y como está planteado en Cataluña y en la mayor parte de España, es un factor que deteriora las perspectivas a medio plazo de prosperidad y bienestar. Capta recursos económicos y de todo tipo, pero los traduce en un resultado caracterizado por su baja productividad, lo que significa una afectación negativa de la renta per cápita futura.
Podemos tener una visión global de todo esto a partir del trabajo de Oriol Aspachs Bracons y de Erik Solé Vives, Evolución de la productividad en Europa: una mirada regional. Las conclusiones nos muestran que:
- El crecimiento de la productividad en España en las últimas dos décadas ha sido muy bajo, lo que ha hecho que el nivel de productividad se aleje del de la Unión Europea y se acerque al de las regiones menos productivas. Las causas son diversas, si bien una relevante es la interacción entre turismo fuera de límites e inmigración masiva.
- Entre 2000 y 2022, la distancia respecto a la Unión Europea se ha doblado. La productividad ha pasado de ser un 6% inferior a un 12%. Esta pérdida es obviada sistemáticamente por el Gobierno, situando sólo en el foco el crecimiento del PIB, que es una visión sesgada de la marcha de la economía en relación a las personas.
- La mayoría de las regiones españolas tienen un nivel de productividad relativamente bajo. Sólo País Vasco presenta un nivel de productividad relativamente elevado y se acerca al de las regiones europeas más productivas. El País Vasco se caracteriza precisamente por el escaso impacto del turismo.
- El crecimiento de la productividad de la economía catalana y de la madrileña ha sido muy bajo en los últimos años. La productividad de estas regiones se aleja de la de las regiones europeas más productivas. La distancia respecto a las regiones más productivas ha aumentado un 16 por ciento en el caso de Cataluña y un 21 por ciento en el caso de Madrid. Madrid, que goza de ventajas productivas por su carácter de capitalidad y acumulación de factores que se derivan, registra más, incluso que Catalunya, las consecuencias de su particular boom turístico e inmobiliario, dos sectores ligados a la baja productividad.
- La movilidad en el ranking regional de productividad es muy elevada. El 46% de las regiones europeas cambian de categoría en una escala del 1 al 5 en las dos últimas décadas, y un 36% de las regiones que se situaban en el grupo de productividad más elevada en el año 2000 ya no están el año 2022. No es fatalismo no poder mejorar; es seguir políticas económicas equivocadas. No estamos en los años sesenta y no es necesario un gran impacto turístico para proveernos de divisas, absorber ocupación excedente del sector terciario (con productividades más bajas todavía), favorecer inversiones en capital fijo, etc.
- Las regiones del centro y norte de Europa refuerzan su liderazgo en la distribución geográfica de la productividad. En 2022, el 82% de las regiones con el nivel de productividad más elevado se encuentran en un corredor que, de norte a sur, va de Dinamarca, Bélgica y Países Bajos, baja hasta Alemania y termina en Austria.
- Francia e Italia pierden pistonada y prácticamente ya no tienen ninguna región líder en productividad. La mitad de las regiones que bajan de los mayores grupos de productividad pertenecen a estos dos países.
- Las regiones griegas han caído en la cola de la productividad europea, mientras que varias regiones del este de Europa han mejorado significativamente su posición. El 79% de las regiones que descienden al grupo de productividad más baja entre los años 2000 y 2022 pertenecen al país heleno, mientras que el 100% de las regiones que salen de este grupo son de países del este de Europa.
- La capital europea de la productividad se va hacia el noreste de Europa.
El definido puede materializarse en los dos mapas del reseñado estudio sobre la productividad y un tercero diferente sobre la importancia del PIB por países.
Ahora, observamos la importancia del turismo en función de su participación en el PIB con datos de 2021. La relación con la evolución de la productividad entra por los ojos. Los países europeos con mayor productividad son aquellos en los que el turismo tiene menos importancia y a la inversa como empeoran en el período 2000-2022 los más turísticos: Grecia, Portugal, Italia, España y Francia.
Existe una correlación inversa entre turismo y productividad, y este aspecto es decisivo. Los datos del mapa no se corresponden con los del INE que señala para 2022 un peso del 11,6% del PIB, tres puntos más, pero tiene la virtud de expresar con una sola imagen comparable a la de la productividad , la situación y poder relacionarla visualmente.
El crecimiento de la productividad mejora el dinamismo económico de un país y el bienestar de sus ciudadanos. Un aumento del 1% de la productividad de una región se asocia con un aumento del PIB per cápita y de los ingresos de sus ciudadanos del 0,9% y 0,7%, respectivamente, con una reducción de las horas trabajadas por ocupado del 0,2% y con una disminución significativa de la pobreza. Y esto es lo que no se produce en Catalunya.
Es necesario ver el turismo en su conjunto:
El turismo masivo, aunque contribuye al crecimiento del PIB, puede tener significativos efectos negativos en la sociedad y la economía.
- Empleo de Baja Productividad: El sector turístico, en particular el turismo masivo, a menudo genera puestos de trabajo en sectores de baja productividad, como la hostelería y el comercio minorista. Estos trabajos suelen ofrecer salarios bajos, condiciones laborales precarias y pocas oportunidades para el desarrollo profesional. Contribuye a una mayor disparidad salarial en la economía, reforzando la desigualdad. Limita el desarrollo económico a largo plazo, puesto que no fomenta la innovación ni el crecimiento de sectores de alta productividad. La baja productividad del sector turístico, frente a otros sectores, limita su capacidad para generar un crecimiento económico sostenible.
- Externalidades Negativas: Son costes no reflejados en el precio de los servicios turísticos y soportados por la sociedad en su conjunto. Incluyen congestión del tráfico, degradación de infraestructuras públicas, contaminación y pérdida de calidad de vida para residentes locales. Afecta a la calidad de vida de los residentes locales, aumentando el estrés y reduciendo la satisfacción con su entorno. Exacerba problemas sociales como la congestión urbana, la inseguridad, el consumo de agua y energía, la contaminación del aire y el ruido y la degradación del medio ambiente. La pérdida de identidad cultural y la gentrificación. Incrementa los costes para gobiernos locales y autonómicos, sobre todo en mantenimiento de infraestructuras y servicios públicos.
- Impacto Ambiental: El turismo masivo contribuye significativamente a la degradación ambiental y al cambio climático, agravando problemas ambientales globales. Incluye daños a ecosistemas sensibles, aumento en la emisión de gases de efecto invernadero para transporte, y sobreexplotación de recursos naturales, degrada hábitats naturales, amenazando la biodiversidad local y los ecosistemas.
- Pisos Turísticos y Precios de la Vivienda: La proliferación de pisos turísticos puede reducir la disponibilidad de vivienda para residentes permanentes. Aumenta la demanda de alojamiento temporal, hinchando los precios de alquiler y propiedad. Hace que la vivienda sea menos asequible para los residentes locales, especialmente en áreas urbanas populares. Lleva al desplazamiento de residentes locales, exacerbando problemas de gentrificación.
- Gentrificación de las Ciudades: Es ya un problema grave en las ciudades más turísticas, como Barcelona. Ocurre cuando la inversión y el desarrollo orientados al turismo elevan el coste de vida y cambian la estructura demográfica y económica de las comunidades urbanas. Desplaza a residentes de menores ingresos y altera la cultura local. Incrementa la desigualdad social y económica en las ciudades. Erosiona la identidad cultural y el carácter de las comunidades locales.
- Balance Incompleto y Costes Públicos: El análisis económico del turismo masivo a menudo se centra en el crecimiento del PIB, sin contabilizar los costes públicos asociados. Incluye costes en infraestructuras, gestión de residuos, seguridad y servicios de emergencia, así como impactos sociales y ambientales. Los costes públicos no internalizados en la economía del turismo representan subsidios implícitos a esta actividad. También se produce una apropiación privada de determinadas plusvalías colectivas en las ciudades sin compensación suficiente. Un enfoque centrado sólo en el PIB y el empleo puede conducir a una inadecuada evaluación de los beneficios netos del turismo masivo.
Para gestionar eficazmente los efectos del turismo masivo, es crucial adoptar una visión más integral que considere no sólo el crecimiento del PIB, sino también las externalidades negativas, el impacto ambiental y los efectos sobre la vivienda y la comunidad local. Políticas públicas que internalicen estos costes, regulen el uso de pisos turísticos y promuevan formas sostenibles de turismo son esenciales para equilibrar los beneficios económicos con los costes sociales y ambientales. Pero como esto no se realiza y toda la acción pública está dirigida a aumentar el número de turistas, el resultado ha pasado de problemático a catastrófico y la consecuencia es una creciente turismofobia, que no es arbitraria sino que surge de la combinación entre excesos y la incapacidad de los gobiernos de servir al bien común, y su supeditación a los lobbies turísticos y económicos. El resultado empieza ya a ser letal.
El turismo masivo, aunque contribuye al crecimiento del PIB, puede tener efectos negativos significativos en la sociedad y la economía. Share on X