¿Qué esconde una economía en forma de K?

Durante la pandemia se puso de moda en los países anglosajones hablar de una recuperación económica en forma de K.

Esta letra del alfabeto evocaba un eje de las abscisas (el tiempo) que se bifurcaba en dos colas:

Una primera que empujaba con fuerza hacia arriba en el eje de ordenadas (el de la renta), y representaba a los trabajadores “ganadores” de la situación de entonces: nómadas digitales, profesionales de cuello blanco que podían seguir haciendo su trabajo desde casa, o desde su residencia secundaria en la playa o montaña.

La segunda cola caía hacia abajo, hacia la reducción de la renta, y correspondía a los “trabajadores perdedores”, aquellos que se habían quedado sin trabajo o veían sus posibilidades severamente reducidas.

Desde entonces, el gráfico de la economía en forma de K representa la creciente dualidad de la economía estadounidense, aunque también, en menor medida, de la europea.

Por un lado, los ingresos de cada vez más trabajadores que ocupan posiciones bajas y medias se equilibran por su mínimo : lo hemos explicado ampliamente en el caso del salario mínimo español y la compresión salarial.

Por otra parte, los trabajadores, y más generalmente, hogares que disponían de ingresos elevados se siguen beneficiando de la mayor productividad de su capital, ya sea proveniente de rentas inmobiliarias, beneficios empresariales o inversiones bursátiles y sus productos derivados de renta variable. Además, según el grupo gestor de fondos Apollo, el flujo de cash generado por los rendimientos de la renta fija se encuentra en niveles de récord de las últimas décadas. Se trata en todos los casos de mayor riqueza cada vez más concentrada en un grupo que se va reduciendo progresivamente en número.

También hay que añadir que se abre una nueva brecha entre los que hasta ahora entraban en el grupo de los ganadores. Y se trata de una diferencia generacional: en Estados Unidos, debido al auge de la inteligencia artificial, los jóvenes graduados están haciendo frente a dificultades cada vez más importantes para encontrar un primer trabajo estable y bien remunerado.

Así pues, la cola ascendente de la K se adelgaza con el tiempo. En cambio, su pendiente hacia arriba es cada vez más pronunciada: el gasto total del 10% de la población más rica de Estados Unidos ha pasado de representar el 36% del gasto total en 1989 a casi el 50%, según la agencia de calificación económica Moody’s.

El tipo de gasto de los hogares con más ingresos está cambiando: los bienes de lujo van perdiendo terreno frente a las “experiencias”, desde hoteles de cinco estrellas, hasta vuelos en primera clase o entradas VIP a espectáculos culturales y deportivos. De hecho, el presidente de la compañía aérea Delta Air Lines afirmó recientemente que “la mayor parte de nuestro crecimiento, si no todo, vendrá de los segmentos premium”.

Al mismo tiempo, las clases populares consumen menos, tal y como han demostrado de forma impactante las estadísticas de frecuentación en la cadena McDonald’s (hablamos de Estados Unidos, ya que en Europa el perfil de cliente de estos establecimientos es más acomodado). Esto se debe en buena parte al coste desproporcionalmente elevado de la inflación desde la pandemia para todos aquellos que no disponen de beneficios vinculados al capital monetario, sino solo de sueldos.

La distancia creciente entre las dos colas de la letra K, combinada con el adelgazamiento de los ganadores y el aumento de los perdedores, esconde necesariamente la contracción de la clase media. La letra K, en definitiva, expresa el incremento de las desigualdades en Occidente y es una forma gráfica alternativa a la famosa «trompa de elefante» de Branko Milanovic.

La riqueza se genera cada vez más rápidamente pero en el seno de un grupo cada vez más reducido, y que no beneficia a las otras clases sociales. Compartir en X

Entrades relacionades

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.