Éste es el diagnóstico que se desprende de los datos presentados en dos informes recientes: el Índice de Competitividad Regional (ICREG) 2024, elaborado por el Colegio de Economistas de España, y un análisis del crecimiento del PIB de las comunidades autónomas.
Índice de Competitividad Regional (ICREG)
El ICREG evalúa las 17 comunidades autónomas españolas utilizando 54 indicadores estructurados en siete ejes competitivos: entorno económico, capital humano, mercado de trabajo, entorno institucional, infraestructuras básicas, eficiencia empresarial e innovación. Este informe, realizado por investigadores de la Universidad de Murcia, proporciona un perfil competitivo detallado para cada comunidad autónoma.
En 2023, la competitividad estructural media de las comunidades autónomas creció un 5,6%, el segundo mayor incremento anual desde 2008. Aunque todas las comunidades mejoraron sus resultados, las regiones menos avanzadas experimentaron mayores progresos, reduciendo ligeramente su brecha respecto a las más competitivas.
Los tres primeros puestos del ranking de competitividad siguen ocupados por la Comunidad de Madrid, País Vasco y Navarra, con Madrid consolidando su liderazgo. En cambio, sigue siendo la única comunidad clasificada en el nivel de competitividad medio-alto, aumentando su distancia respecto a Madrid.
Por otro lado, Aragón, La Rioja, Castilla y León, Galicia y Cantabria forman el grupo de comunidades con un nivel competitivo medio-bajo. El creixement més intens de l’ICREG el 2023 es va donar a les Illes Balears, Canàries, Andalusia y Asturias, mientras que regiones como Extremadura, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Navarra, País Vasco y La Rioja crecieron por debajo de la media.
Crecimiento del PIB: Cataluña en la media
Según la estimación de la AIReF para 2024, Cataluña presenta un crecimiento del PIB del 1,8%, alineado con la media nacional y similar a comunidades como Andalucía, Murcia, La Rioja y Extremadura. No obstante, regiones como Castilla y León, País Vasco, Navarra y Aragón lideran con un crecimiento del 2,2%, marcando una clara distancia respecto a Cataluña.
Para contextualizar este incremento del PIB, es esencial considerar el crecimiento de la población, ya que este indicador afecta directamente a la percepción de mejora económica. Si el PIB crece al mismo o menor ritmo que la población, los ingresos reales por persona no aumentan significativamente, y la productividad —un problema crónico en España— sigue siendo baja.
Crecimiento poblacional: un factor clave
Los datos más recientes del INE reflejan un notable crecimiento poblacional. En el segundo trimestre de 2024, la población residente en España aumentó en 67.367 personas, alcanzando un máximo histórico de 48.797.875 habitantes a 1 de julio de 2024. En términos anuales, el incremento fue de 415.369 personas.
Este crecimiento se explica principalmente por el aumento de la población nacida en el extranjero, mientras que el número de nacidos en España disminuyó. El 1 de julio de 2024, la población nacida en el extranjero era de 9.036.416 personas, de las que 6.632.064 mantenían su nacionalidad extranjera.
Por comunidades autónomas, Cataluña registró un crecimiento poblacional del 0,23% entre el primer y el segundo trimestre de 2024, casi el doble de la media nacional (0,14%). Sin embargo, Madrid lideró con un incremento del 0,33%, seguida de la Comunidad Valenciana (0,28%) y Baleares (0,28%).
Consideraciones finales
El crecimiento poblacional relativiza el aumento del PIB, especialmente en comunidades como Cataluña, Baleares y Comunidad Valenciana, donde el turismo desempeña un papel destacado en la economía. Aunque Madrid también muestra un alto crecimiento poblacional, su dependencia del turismo es menor, lo que le permite consolidar su liderazgo económico.
En conclusión, mientras que la economía catalana sigue mostrando ciertos avances, la distancia con las regiones líderes, particularmente Madrid, sigue aumentando. Factores como la productividad y la dependencia de sectores específicos, como el turismo, son elementos que deben abordarse para mejorar la competitividad estructural de Cataluña a largo plazo.