Este mes celebramos dos eventos de carácter muy diferente. Por un lado, unas elecciones, por otro, un merecido homenaje.
Cada cuatro años se nos pide la opinión en unas elecciones, ahora en el ámbito municipal. ¿A quién elegimos? Si debemos ser sinceros, escogemos más por simpatía a personas o grupos, que por su eficacia en la gestión. En esto se nota claramente la distancia entre los ciudadanos y la clase política. Y no sólo distanciamiento, sino también desconfianza.
Existe la impresión de que algunos políticos acuden a la política por afán de poder o de prestigio personal, más que por un acto de servicio a los ciudadanos. Sería bueno que hubiera un código ético de comportamiento, no sólo para evitar actos de prevaricación o de corrupción, sino también para poner orden en las dialécticas de enfrentamientos y descalificaciones que rebajan la grandeza de la gestión política. Afortunadamente, hay de ejemplares, y para ellos, nuestro agradecimiento y reconocimiento.
También este mes celebramos un día que todo él es ternura y gratitud. El día de la madre, el día de todas las madres del mundo. Esas personas que nos han engendrado, que nos han gestado, que nos han parido con dolor, que nos han amamantado, que nos han cuidado, y nos han amado.
Reconocer esta realidad con agradecimiento es un acto de justicia por todo lo que hemos recibido de ellas, especialmente en los primeros años de nuestra vida. Este instinto maternal, generoso, cálido y lleno de ternura, debe despertar en nosotros el sentido de la gratitud. Sólo hace falta que seamos observadores para ver la cantidad de cosas que recibimos de los demás, y de esa naturaleza providencial y generosa que nos da lo que necesitamos.
Deberíamos hacer una lista interminable de reconocimientos, y entre ellos uno muy especial a nuestras madres. Y una forma concreta es estar a su lado cuando se hacen mayores y sus facultades declinan. Entonces aquella ternura que en su día recibimos de ellas, será necesario que se devuelva en forma de apoyo y ayuda en el momento que más lo necesitan.
Es el momento de estar a su lado, dando lo que esperan… que se sientan reconocidas y queridas. Y llega el día en que la madre se va de este mundo, y poder decirle en el recuerdo: «gracias madre por todo lo que nos has dado.»
