Lo vamos señalando desde Converses. Lo reiteramos con más elementos de juicio y también porque no forma todavía parte de la agenda política, ni siquiera mediática. Seat puede desaparecer y, con ella, el grosor que queda del sector del automóvil en Catalunya.
Ya hemos perdido Nissan y la que le sustituye, con penas y fatigas, ni de lejos es lo mismo como empleo industrial y capacidad de atracción económica.
Y ahora planea la inquietud sobre Seat. Si se transformara, en realidad se habría producido un paso demoledor hacia la desindustrialización de Cataluña, porque hay que recordar que la producción de vehículos genera en su entorno una miríada de empresas que fabrican componentes de diversa índole para la empresa matriz, y naturalmente si ésta desaparece toda esta industria auxiliar también lo hará.
El problema que está sobre la mesa y es inquietante es que las inversiones del grupo Volkswagen en Martorell se están concentrando en la marca Cupra. Algo que causa mucha preocupación en los propios sindicatos de la empresa, más cuando el coche eléctrico determinará un menor empleo debido a que necesita menos componentes y mano de obra.
Lo que se tambalea es tanto la fábrica de Martorell como la planta de componentes de El Prat.
En estos momentos Seat no tiene un coche eléctrico y esto hace que a partir del 2035 no tendría capacidad de vender vehículos en Europa si esta anomalía no se corrige. En estos momentos no hay previsión alguna en este sentido. Peor aún, el último modelo de Seat que saldrá de la fábrica de Martorell en el 2029 será el León y ya no hay más previsión a estas alturas. A siete años vista Seat aún no tiene con qué alimentar su capacidad de producción, porque el Cupra nunca podrá significar, por sus características y franja de mercado al que se dirige, la posibilidad de rentabilizar un centro febril de la dimensión de lo que hay en Martorell.
Lo que está ocurriendo es que Volkswagen da prioridad a los modelos que generan mayor margen de beneficio y de ahí que Cupra sí tenga un plan de producción de nuevos lanzamientos suficientemente ambicioso, si bien la mayoría de los nuevos modelos no se fabricarán en Martorell sino fuera. Hoy de los cuatro modelos que tiene Cupra, dos son de la sede catalana, Formentor y Cupra León. El Born se fabrica en Alemania y el Cupra Ateca en la República Checa. De los tres nuevos modelos previstos, sólo el más pequeño de todos, el UrbanRebel, se producirá en Martorell, pero los otros dos con toda certeza serán producidos fuera de nuestro país.
En último término no se trata tanto de tener asignados determinados modelos, como de disponer de encargos de una nueva plataforma sobre la que asentar nuevos modelos para que cada vez más dentro de los grupos automovilísticos lo que se distribuyen son plataformas que dan lugar a modelos distintos, que son montados en plantas repartidas por el resto del mundo. El problema de Seat es que no tiene coche eléctrico para el futuro, ni nuevos modelos, ni encargo de liderar la producción de una plataforma.
Nos gustaría que el Ayuntamiento de Barcelona y sobre todo la Generalitat lideraran la iniciativa de conversaciones con el grupo Volkswagen para asegurar la continuidad de esta importante industria que, desde su origen, a mediados del siglo pasado, ha estado ligada a Barcelona y a Cataluña y ha proporcionado tantos puestos de trabajo bien remunerados que han permitido sacar adelante a miles y miles de familias.