El mantenimiento del horario de verano, a pesar del daño objetivo que ocasiona y de tener la mayoría de la opinión de los expertos en contra, es una manifestación de la impotencia europea para llegar a acuerdos y del temor de los gobiernos a decidir
La historia del doble horario, verano e invierno, es larga y se remonta a la aplicación de la crisis de los precios del petróleo con el objetivo de aprovechar mejor la luz solar y ahorrar energía. Desde 1996, el horario de verano europeo se ha aplicado desde el último domingo de marzo hasta el último domingo de octubre. Antes de eso, las reglas no eran uniformes en todos los estados europeos. En la actualidad, se lleva a cabo en todos los países de Europa Occidental, con excepción de Islandia, que utiliza el UTC durante todo el año. Rusia se separó también y mantiene todo el año el mismo horario el óblast ruso de Kaliningrado, también usa el UTC+2 durante todo el año. Bielorrusia y la mayor parte de la Rusia europea (incluida la península de Crimea) utilizan el UTC+3 durante todo el año.
Hace años que los ciudadanos se quejan de los inconvenientes de este doble horario anual, y los expertos además señalan en su mayoría los inconvenientes del horario de verano por el daño que ocasiona, sobre todo en la salud, toda vez que su efecto sobre el consumo de energía y sobre todo impacto ambiental es mínimo. Provoca incomodidades y trastornos sociales: El cambio de hora puede causar confusión y trastornos en la vida cotidiana y acarrea consecuencias económicas.
Pero, sin duda, donde el Impacto es más importante es en la salud: El cambio de hora puede afectar al ritmo circadiano de las personas, lo que puede tener consecuencias en la calidad del sueño y el bienestar general. Además, la pérdida de una hora de sueño durante el inicio del horario de verano puede ser perjudicial para algunas personas:
- La alteración del ritmo circadiano puede desencadenar problemas de salud a largo plazo, como trastornos del sueño, aumento del estrés y riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Son personas que refieren cambios en sus patrones de sueño-vigilia y alteraciones transitorias en su bienestar, con la aparición de distimia (estado de ánimo deprimido), somnolencia, astenia, irritabilidad, nerviosismo, cefaleas y dificultades para mantener la atención y la concentración.
- Afecta a la síntesis de neurotransmisores y otros químicos del cuerpo. Esto puede derivar en fases de ansiedad aguda o dolor de cabeza, entre otros problemas.
- El desequilibrio del cambio de hora puede afectar a cualquier persona. No obstante, los grupos de edad que más pueden llegar a sufrir este desajuste son los niños y las personas mayores, ya que estos colectivos son más vulnerables a los cambios de rutina y les puede costar más conciliar el sueño. Los matrimonios jóvenes con niños muy pequeños registran dificultades en su rutina cotidiana.
- Por otro lado, los síntomas en patologías neurológicas como la migraña o la epilepsia también pueden verse agravados por estos cambios.
Aunque los desajustes no suelen durar a largo plazo, es recomendable intentar minimizarlos, especialmente en situaciones de susceptibilidad.
Algunos de los síntomas más frecuentes ante el cambio de hora son los siguientes:
- Cansancio
- Somnolencia
- Falta de concentración
- Irritabilidad
- Dolor de cabeza
- Desorientación
- Falta de apetito
También se señalan ventajas que, en gran medida, pierden sentido con el aumento de las temperaturas debido al cambio climático.
A continuación mencionamos algunos de los aspectos positivos:
- Aprovechamiento de la luz diurna: Durante el horario de verano, los relojes se adelantan una hora, lo que permite aprovechar mejor la luz natural de las tardes. Esto puede reducir la necesidad de iluminación artificial y, en teoría, ahorrar energía eléctrica.
- Actividades al aire libre: Con más luz durante las tardes, las personas pueden disfrutar de actividades al aire libre después del trabajo o la escuela. Esto fomenta un estilo de vida más activo y saludable.
- Beneficios económicos: Se argumenta que el horario de verano puede tener impactos económicos positivos. Por ejemplo, el aumento en el turismo y las compras debido a las tardes más largas podría beneficiar a ciertos sectores comerciales.
- Reducción de accidentes de tráfico: Al haber más luz durante las horas de mayor tráfico, se espera una reducción en los accidentes automovilísticos. La visibilidad mejorada contribuye a la seguridad vial.
La opinión de los expertos sobre el horario de verano es variada, pero aquí se resumen algunas perspectivas relevantes:
- Horario de invierno preferible: Aunque el 70% de los ciudadanos españoles prefiere el horario de verano, muchos expertos sugieren que sería más beneficioso adoptar el horario de invierno. Argumentan que este último se alinea mejor con los ritmos biológicos naturales y favorece la eficiencia y el bienestar.
- Mejor conciliación y jornadas laborales: Adaptar a la sociedad a un horario “más europeo” implicaría una mejor conciliación, jornadas laborales más cortas y despertarnos por la mañana de buen humor, según los expertos, pero esto exigiría en España un cambio radical de costumbres, almorzar, cenar e ir a dormir mucho más pronto.
- Impacto en la salud: La disminución de una hora solar durante los meses estivales también tiene un efecto beneficioso sobre la salud, al favorecer que la puesta de sol ocurra una hora antes. Además, las temperaturas medias de los últimos años permiten disfrutar del ocio una vez que se pone el sol y desciende la temperatura.
En resumen, aunque existe una preferencia popular por el horario de verano, los expertos consideran que el horario de invierno podría ser más beneficioso para la sociedad en general.