La ministra María Jesús Montero declaró en la rueda de prensa posterior a la mesa de negociación entre la Generalitat y el Gobierno español que había que construir formas imaginativas para tratar el conflicto catalán. No vamos bien. No es tanto imaginación lo que requiere el problema como veracidad, seriedad, rigor entre las partes. En otras palabras, querer aparentar menos y ser útiles a la sociedad y no a los respectivos afanes de poder.
Porque lo que más llamó la atención de la primera reunión de ayer desviando el eje de los contenidos, fue la parafernalia que la rodeó. Paseos por el jardín de la Moncloa, recepciones ceremoniales, procesión organizada jerárquicamente y por parejas del gobierno español y la Generalitat, rueda de prensa de Torra en la Sala Grande en vez de la habitual de los presidentes autonómicos mucho más pequeña, bandera de Cataluña y España sin la bandera de Europa. Todo esto, y las declaraciones de intenciones del propio Torra y la ministra Montero al final, oscurecieron el tema central, que no es otro que el que trataron a lo largo de casi tres horas de reunión. Porque si todo el resultado es que se reunirán una vez al mes, pues es muy poco.
Todo ello hace pensar que estamos más ante una ceremonia de la conveniencia que de un proceso negociador real. Sánchez necesita los votos de ERC para sacar adelante los presupuestos y por tanto la legislatura, Torra y Puigdemont ya han decidido que cogiendo el protagonismo, como así ha sido, y retirando del primer plano a ERC, ya les va bien de cara a las próximas elecciones, porque pueden exhibir reivindicación total, autodeterminación y amnistía y a la vez ganar credibilidad como negociadores. De esta manera se generan beneficios mutuos, pero no está claro que estén resolviendo el problema, precisamente por la sobreinterpretación de las partes, especialmente de Sánchez. ¿Cuánto tiempo puede sostener esta ficción en la que no se niega formalmente a contemplar la autodeterminación sin que a su partido le estallen las costuras?
De ahí la gran pregunta: ¿cuánto durará esta mesa?
La predicción es esta. Una vez aprobados los presupuestos, las posiciones del gobierno español, en cuanto a que no es posible, pasarán a ser más claras y contundentes. Habrán hecho gestos importantes, como modificar el delito de sedición del Código Penal para aliviar las penas, pero más allá de eso no habrá nada, por no haber no habrá ni sistema de financiación, mientras que el País Vasco alcanza el traspaso de la gestión de la Seguridad Social.
En la medida en que Sánchez deje claras las líneas rojas, justificará por parte de Puigdemont Torra, y de aquí algunas reuniones, la ruptura de manera de ir a las elecciones habiendo:
- demostrado que pueden negociar de tú a tú con el gobierno español.
- mantenido el listón alto de la autodeterminación.
- situado en un segundo plano a ERC, demostrando que la mesa pactada era inútil, e incluso
- utilizado la mesa como plataforma para lanzar el sustituto de Torra, el consejero Puigneró.
El resultado de toda esta operación será que Sánchez tendrá presupuesto y continuidad en el gobierno. Los votantes más o menos catalanistas pero no independentistas engordarán la abstención decepcionada, porque considerarán que no hay nada que hacer porque incluso el gobierno español juega a hacer fortalecer el independentismo. Como la participación bajará, aquella opción podrá alcanzar por primera vez la mayoría absoluta en electores y la historia durará, durará y durará… a menos que…
Mesa de negociaciones: estamos más ante una ceremonia de la conveniencia que de un proceso negociador real Share on X