El presidente Sánchez con su discurso de regreso, si es que nunca se llegó a ir, explicaba lo bien que va la economía. Cierto, los datos son buenos en relación con el entorno europeo, pero lo son por la mayor caída de 2022 y la lenta recuperación posterior, que hace que no recuperemos distancia en relación con el PIB europeo.
La evidencia es que continúan y amenazan los problemas de fondo, porque la economía española crece, pero lo hace por la inyección masiva de inmigrantes y de inversión de los Fondos europeos, pero a partir de 2026 esto mismo será una fuente de problemas.
En conjunto, se espera que el crecimiento potencial de la economía oscile en torno al 1,7% entre 2024 y 2026. El crecimiento a lo largo del siglo ha sido del 1,7%, pero a base de una inyección masiva de inmigración de baja productividad, lo que ha supuesto el retroceso en comparación con la UE en términos de renta por capitán.
Así, el crecimiento medio de la economía española en el periodo 2014-2019 fue del 2,4% en términos reales, que se desglosa en un crecimiento del 1,6% del factor trabajo, del 0,5% del factor capital y solo el 0,3% de la productividad total de los factores (PTF).
Si examinamos la productividad aparente del trabajo en España, su crecimiento medio entre 2014 y 2022 en términos reales fue del 0,3%, inferior al 0,9% del conjunto de la UE.
Si hacemos una comparativa internacional, se observa que existe una brecha importante entre el nivel de productividad español y el de la eurozona y las principales economías europeas.
En 2022, el PIB nominal por hora trabajada en España era el 76% del valor registrado en la eurozona y solo el 63% de Alemania. Esta brecha apenas se ha reducido en las dos últimas décadas: en el 2000, el PIB por hora trabajada español era el 74% del valor registrado en la eurozona y el 61% el de Alemania. ¡Hemos reducido 2 puntos porcentuales la diferencia en 22 años!
¿Qué explica estas diferencias?
Una de las claves de la productividad es la calidad del capital humano de una economía. Los trabajadores con mayor nivel educativo y técnicamente más cualificados son más productivos. Según lo constata el Banco de España, existe un déficit significativo en el nivel de formación de los trabajadores y de los empresarios españoles en relación con la media de la eurozona.
Otro aspecto clave para la productividad es el tamaño de las empresas. En España, el nivel de productividad de las grandes empresas es más del doble que el de las microempresas. Sin embargo, el peso de las empresas de tamaño medio o grande en la economía española es menor que en otros países.
También cuando hablamos sobre el futuro de la productividad, es fundamental analizar el peso de la inversión en investigación y desarrollo en la economía. En concreto, el porcentaje del PIB asignado a investigación y desarrollo es, en España, del 1,3% del PIB, claramente por debajo de la media del 2,0% de la eurozona.
El crecimiento económico español -y más aún el catalán- por población, experimenta un grave contrasentido. Crece por la masiva incorporación de mano de obra extranjera de bajo nivel en capital humano y decrece en capital humano autóctono por emigración de los profesionales ya formados: el valor del capital humano que pierde España por el efecto de la emigración supera los 150.000 millones de euros en 2022, y por pérdida de capital humano potencial debido a elevada cifra de abortos, cerca de 100.000 al año, el equivalente a unos 2.300 millones de euros anuales, del orden del 2% del PIB, lo que significa una cifra superior al crecimiento potencial del PIB.
Todo ello hace que el crecimiento del PIB potencial a medio plazo se prevea que sea del 1,3%. Así, el Banco de España estima un crecimiento potencial del 1,1% en 2030 en ausencia de los fondos europeos NGEU, pero si se tienen en cuenta los fondos NGEU, aumenta la previsión hasta una orquídea de entre el 1,3 % y 1,9%, en función de los supuestos sobre el impacto de los fondos.
Por su parte, la AIReF estima un crecimiento potencial del 1,3% a medio plazo a partir de 2028, si esta previsión se transforma en PIB real y continúan los mismos parámetros sobre la población ya apuntados y nada hace el gobierno Sánchez para modificarlos, la renta per cápita española seguirá sin converger con la de la UE pese al creciente PIB. En otros términos, nuestro bolsillo no va a mejorar.
Según lo constata el Banco de España, existe un déficit significativo en el nivel de formación de los trabajadores y de los empresarios españoles en relación con la media de la eurozona Share on X