Durante su gira europea, el presidente encargado de Venezuela Juan Guaidó, será recibido por las máximas autoridades de los países que visita. Pero en el caso de España Sánchez no lo recibirá y deberá conformarse con la entrevista en el Ministerio de Asuntos Exteriores y su nueva titular Arancha González Laya.
Esta fría acogida contrasta con la prisa que hace un año España se dio para reconocer a Guaidó como presidente de Venezuela, anticipándose a otros gobiernos europeos. La visita del opositor venezolano a Chávez se producirá el próximo sábado y según la agenda oficial del presidente Sánchez este no tenía ningún compromiso que impidiera el encuentro. Pero es que además esta llegada coincidirá con la del representante del régimen de Nicolás Maduro el ministro de Turismo, Félix Plasencia, que fue recibido por el ministro de transportes José Luis Ábalos, en lugar del ministro español de Comercio y Turismo.
Como es sabido, Ábalos es mucho más que un ministro, puesto que es el número dos del Partido Socialista. El encuentro con el ministro venezolano no tuvo ninguna publicidad. Ni apareció en las previsiones de la agenda de aquel día del Gobierno, ni hubo comunicado del mismo. Tampoco la embajada venezolana en España, dirigida por Mario Isea, informó de la reunión bilateral. Esta discreción es absolutamente inusual, y es evidente que el encuentro entre ambos políticos no fue para tratar precisamente de turismo.
¿Qué ha cambiado en el Gobierno del PSOE de un año a esta parte para que se haya enfriado tanto la relación con el líder de la oposición venezolana y por qué esta nueva facilidad de interlocución entre el régimen chavista y el Gobierno español?
La respuesta se llama Iglesias, Podemos, qué ahora en este capítulo exterior confirma su capacidad de influir sobre el posicionamiento político. Hay que recordar que no hace tanto se produjo un extraño incidente en Bolivia a cuenta de la representación diplomática española y su acceso a la embajada de México, que se encontraba vigilada porque en su interior están refugiados altos dirigentes del Gobierno de Evo Morales acusados por la Fiscalía de aquel país. Bolivia acusó formalmente a España de intentar facilitar la evasión de como mínimo uno de los refugiados relacionados con los movimientos de dinero en ayudas Exteriores. Se acusó entonces a Podemos de intervenir cerca de Sánchez para lograr la salida de los implicados, que conocían las ayudas facilitadas por Morales a Unidas Podemos.
Nada de esto está demostrado, pero también hay que decir que en ningún caso se ha producido una aclaración de aquel confuso incidente.
La línea actual de Iglesias parece centrada en mantener una unidad exterioriza monolítica, halagar en todo momento a Sánchez y al mismo tiempo utilizar su presencia en el Gobierno para influir de manera no pública en sus decisiones para que sea la parte socialista, que es la más importante, la que acabe asumiendo lo que en realidad son posiciones de Podemos.