En el primer artículo presentaba el escenario: desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el mundo ha girado en torno a dos pilares, el dólar y el ejército estadounidense. Esta hegemonía, alimentada por la financiarización de la economía y una desequilibrada globalización, ha generado prosperidad, pero también tensiones. Hoy, el orden económico y geopolítico se tambalea.
La decisión de Trump de imponer aranceles universales no es una excentricidad: es el síntoma de un modelo que cruje. Este análisis busca entender, no juzgar, lo que podría ser el inicio de una reconfiguración global. Por eso presentaba los pros y contras que plantean las cuatro principales escuelas económicas para interpretar las consecuencias de la nueva guerra comercial de Trump: la escuela neomercantilista, el enfoque keynesiano, la perspectiva clásica (librecambista) y la visión neoliberal/globalista. Examinamos las dos primeras y ahora le toca el turno a las otras dos, examinar las consecuencias sobre la Unión Europea y apuntar un diagnóstico global, que no se base tanto en fobias o filias como en el análisis racional.
2.3. Enfoque clásico/librecambista
Los economistas de tradición clásica y neoclásica se oponen abiertamente a la imposición de barreras, basándose en la teoría de la ventaja comparativa y en la convicción de que el comercio libre mejora la eficiencia global. Argumentan que los aranceles, en última instancia, son pagados por los importadores y consumidores nacionales, encareciendo los productos y generando una pérdida de bienestar (“peso muerto” o “deadweight loss”). Históricamente, los estudios han mostrado que los costes de los aranceles superan los beneficios, ya que distorsionan las cadenas de valor, reducen la competitividad y pueden provocar pérdidas netas de empleo si otros países responden con contramedidas.
Desde esta escuela también se recuerda la anterior de la Ley Smoot-Hawley en la Gran Depresión de los años 30: la instauración de altos aranceles por parte de EE.UU. provocó reacciones en cadena que hundieron el comercio mundial y agravaron la crisis. Para los librecambistas, un proteccionismo globalizado siempre acaba afectando negativamente a todas las partes implicadas, incluida la que inicia la ofensiva arancelaria.
2.4. Visión neoliberal/globalista
La perspectiva neoliberal coincide con los clásicos en cuanto a los efectos negativos del proteccionismo, pero hace más énfasis en la inversión y la estabilidad del orden global. Un sistema comercial abierto y previsible favorece la creación de cadenas de suministro eficientes y atrae inversión extranjera. Con la política arancelaria universal de Trump, las empresas multinacionales sufren una incertidumbre que puede frenar proyectos a gran escala, al tiempo que se debilitan las instituciones multilaterales (OMC) y el liderazgo estadounidense en foros internacionales.
Se señala el riesgo de aislar económicamente a EEUU: la UE, China y otras economías podrían profundizar acuerdos bilaterales o bloques comerciales que excluyan a EEUU. Por su parte, los consumidores americanos se verían afectados por subidas de precios en electrónica, ropa, muebles y alimentos importados. También las empresas que dependen de componentes extranjeros experimentarían mayores costes de producción. El resultado sería una pérdida de competitividad, un encarecimiento de la vida diaria y una posible reducción de exportaciones americanas a causa de las represalias.
3- Consecuencias económicas para la Unión Europea
La Unión Europea se enfrenta a un arancel total del 20% para la inmensa mayoría de sus exportaciones a EE.UU. (además de un 25% específico sobre automóviles). Dado que Estados Unidos es uno de los principales destinos de las exportaciones europeas, el impacto potencial es significativo. Entre los sectores más afectados destacan:
3.1. Automoción
El sector automovilístico es uno de los ejes de la industria europea, especialmente en países como Alemania, Francia o Italia. La aplicación de un 20% de arancel a vehículos europeos, al que se añade un recargo del 25% específico para el sector automovilístico, podría encarecer notablemente los automóviles en el mercado estadounidense. Esto amenaza con reducir drásticamente las ventas de marcas europeas, afectar a la cadena de suministro y perjudicar el empleo a fábricas y proveedores.
3.2. Bienes industriales y tecnológicos
Europa exporta maquinaria industrial, productos químicos, farmacéuticos, aeronáuticos y aparatos tecnológicos a EE.UU. Con un aumento del 20% en el precio final, las empresas europeas pueden perder competitividad frente a rivales locales o de terceros países no tan penalizados. A medio plazo, podrían producirse reducciones de plantilla y cancelaciones de proyectos de inversión orientados al mercado estadounidense.
3.3. Productos agroalimentarios y de lujo
Vinos, quesos, aceite de oliva, licores y productos de la industria de la moda son fundamentales para diversas economías europeas (España, Francia, Italia). El gravamen del 20% repercutirá en el precio de estos artículos en las tiendas de EE.UU., con la consiguiente caída de la demanda. Para ciertos productos de lujo, el efecto puede que no sea tan catastrófico, pero sí para aquellos de consumo más masivo.
En el plano macroeconómico, varios estudios e institutos económicos estiman que la UE podría perder hasta medio punto porcentual de PIB anual si estos aranceles se mantienen en el tiempo, especialmente si se materializan represalias europeas y una escalada de tensiones comerciales que debiliten aún más la confianza inversora. El paro podría aumentar en regiones dependientes de las exportaciones a Estados Unidos. Además, la UE vería reducido su superávit comercial con EE.UU., que era uno de los principales factores positivos de su balanza por cuenta corriente.
4- Implicaciones geopolíticas para Europa
Más allá del impacto puramente económico, la decisión de la administración Trump de imponer aranceles tan elevados en la UE genera notables consecuencias geopolíticas:
4.1. Aumento de la fractura transatlántica
Históricamente, la UE y EEUU han mantenido una estrecha relación, no sólo en términos comerciales, sino también en temas de seguridad (OTAN), diplomacia y valores compartidos. Al verse atacada con medidas proteccionistas masivas, Europa percibe una ruptura en la relación de confianza con Washington. Este distanciamiento podría afectar a la cooperación en otros ámbitos.
4.2. Refuerzo de la unidad europea
Hasta hace algunos años, la UE mostraba divisiones internas sobre su política exterior y comercial, pero la agresión arancelaria de Trump ha unido a los gobiernos europeos. La presidenta de la Comisión Europea dejó claro que la UE respondería con firmeza utilizando todas las herramientas a su disposición. Varios líderes europeos, como el canciller alemán Olaf Scholz, han advertido que el blog no permanecerá pasivo y que prepara contramedidas sincronizadas.
4.3. Posibles represalias y realineamientos
Europa podría imponer aranceles equivalentes a productos emblemáticos de Estados Unidos (por ejemplo, whisky bourbon, motocicletas, ropa vaquera o productos agrícolas), buscando un efecto político en las regiones clave de EE.UU. Asimismo, es posible que la UE busque acelerar acuerdos comerciales con otras áreas geográficas (Latinoamérica, Sudeste Asiático), para compensar la pérdida del mercado estadounidense. Incluso podría darse una mayor complicidad con China frente al unilateralismo de Washington.
4.4. Desafío al orden multilateral
La Organización Mundial del Comercio (OMC), que sirvió durante décadas como árbitro y garante de un sistema basado en reglas, vive una crisis ante la actitud de EEUU de bloquear el funcionamiento de su Órgano de Apelación. La UE, comprometida con la defensa de la institucionalidad, probablemente iniciará disputas legales en la OMC, aunque el proceso esté parcialmente paralizado. Si no se llega a un acuerdo, podría producirse una fragmentación del comercio global en blogs.
En resumen, la imposición de aranceles universales en la UE impulsaría a Europa a buscar su “autonomía estratégica” y a repensar sus relaciones con EE.UU., generando una atmósfera de mayor distanciamiento y tensiones en el eje transatlántico.
5- Comparativa de impactos: Estados Unidos y Unión Europea
Para Estados Unidos, las posibles ventajas son la reindustrialización parcial de algunos sectores (acero, textil, manufacturas) y una eventual reducción de su déficit comercial al disminuir las importaciones. Asimismo, el gobierno obtendría ingresos fiscales arancelarios. Políticamente, podría resultar popular entre ciertos votantes del “Cinturón del Óxido” (Rust Belt) que piden protección frente a la competencia externa.
Sin embargo, también se señalan riesgos importantes: aumento de la inflación interna, encarecimiento de insumos para la propia industria estadounidense, represalias que minen las exportaciones de sectores clave (agricultura, aeronáutica, tecnología), y un posible enfriamiento del crecimiento global que acabe golpeando también a EEUU.
Para la UE, el panorama es por lo general negativo:
- Sectores exportadores emblemáticos como automoción y bienes industriales se verían duramente golpeados.
- Muchos puestos de trabajo podrían peligrar ante la caída de pedidos desde EEUU.
- El superávit comercial con el mercado estadounidense se reduciría sensiblemente.
- La economía europea, que venía creciendo de forma moderada, podría entrar en estanflación o recesión, especialmente si se estanca la demanda externa y no se refuerza adecuadamente la demanda interna.
A nivel geopolítico, sin embargo, la UE puede afianzar su cohesión interna y buscar mercados alternativos, mientras se erige –junto a otros socios– como defensora del multilateralismo. Es probable que esta crisis comercial con Washington potencie la integración europea en política exterior y comercial, puesto que la situación exige una respuesta coordinada. Así, la UE se ve forzada a actuar con un solo frente para contrarrestar la política unilateral de EE.UU.
6- Conclusiones principales
- Escalada de la guerra comercial. La imposición de aranceles universales por parte de EE.UU. ha disparado la tensión con prácticamente todos sus socios comerciales, incluyendo la Unión Europea. La medida es de alcance histórico, aplicándose a diversos sectores y productos.
- Efectos ambivalentes en EE.UU. Aunque algunos sectores manufactureras estadounidenses podrían beneficiarse a corto plazo, la mayoría de análisis sugieren que habrá un impacto negativo neto: aumento de los precios internos, riesgo de represalias contra exportaciones clave y posibilidad de menor tasa de crecimiento. Además, se afecta a la imagen de EE.UU. como líder global del libre comercio.
- Golpe significativo en la UE. La Unión Europea, con un arancel del 20% más un recargo específico del 25% en el sector automovilístico, verá perjudicadas muchas de sus exportaciones industriales y agroalimentarias. Varios países europeos dependen notablemente del mercado estadounidense, por lo que el golpe en el PIB y en el empleo puede ser serio, especialmente si la situación se prolonga o se intensifica.
- Alineación europea y respuesta coordinada. Ante la magnitud de la ofensiva arancelaria, la UE muestra un inusual nivel de unidad. Es previsible que responda con contramedidas específicas, así como que busque alianzas con otras potencias (China, India, Mercosur) para reequilibrar sus flujos comerciales. En la dimensión política, esto refuerza el discurso de la «autonomía estratégica» y de la necesidad de que Europa diversifique sus relaciones comerciales.
- Tensión geopolítica y debilidad del multilateralismo. El choque arancelario mina la arquitectura comercial basada en la OMC. Si la disputa se endurece, es posible que el sistema de resolución de controversias quede más paralizado. Esto puede derivar en la formación de blogs proteccionistas y un retroceso de la globalización comercial.
- Escenario de incertidumbre. El devenir de la economía mundial en los próximos meses dependerá de si EEUU y la UE optan por una negociación que reduzca aranceles o si se consolidan en una guerra comercial prolongada. Los indicadores a observar son la evolución de la inflación estadounidense, la respuesta de la Reserva Federal en materia de tipos de interés, la velocidad de represalias comerciales de la UE y la reacción de otros actores (China, Japón, Reino Unido).
En definitiva, este nuevo episodio proteccionista plantea una prueba trascendental para las relaciones transatlánticas y la estabilidad del comercio mundial. Para Estados Unidos, las ventajas de un proteccionismo generalizado pueden ser rápidamente contrarrestadas por la inflación interna y el aislamiento en la escena global. Para la UE, se avecinan retos delicados en empleo, balanza comercial y relaciones estratégicas, justo en un momento en que Europa ya lidiaba con otros desafíos (post-Brexit, crisis energéticas e incertidumbre económica).
El resultado dependerá de la habilidad de ambas partes para encontrar puntos de convergencia o, por el contrario, embarcarse en una confrontación comercial de consecuencias inciertas para la prosperidad global.
Las claves profundas para interpretar las consecuencias de los aranceles Trump (I). El fin abrupto de una era insostenible
El choque arancelario mina la arquitectura comercial basada en la OMC. Si la disputa se endurece, es posible que el sistema de resolución de controversias quede más paralizado Compartir en X