Para este sábado han sido convocadas en diversos lugares de España manifestaciones que tendrán como protagonistas a los movimientos violentos. Grupos anarquistas, antifascistas, algunos CDR, posiblemente grupos del entorno de la CUP, están llamando a la movilización este fin de semana.
Se considera que los incidentes más graves serán en Madrid y protestarán contra Ayuso. En este sentido ya han sido movilizados un nutrido dispositivo de antidisturbios para la capital de España. En concreto 12 grupos que podrían sumar más de un millar de efectivos, además de refuerzos de las unidades de prevención y reacción, así como personal de la brigada de información infiltrada entre los manifestados. Para el resto de España se conoce que hay planteadas acciones en Gijón, Alicante, Málaga, Zaragoza, Cáceres, León y Cartagena. Si bien el lugar donde se concentran un mayor número de llamadas, es como suele ser frecuente en estos últimos tiempos, en Cataluña.
La convocatoria se ha hecho para Barcelona, Lleida, Tarragona y Girona, y en teoría estas cuatro capitales pueden registrar incidentes de una magnitud desconocida dado los interrogantes sobre la capacidad de movilización real de estos grupos. Por lo tanto es posible que termine en nada. Si no fuera así, y representara una ola real de violencia, los Mossos tendrían serias dificultades, porque sus recursos son muy inferiores a los que dispone la Policía Nacional, y además su capacidad de intervención siempre se encuentra sujeta a censura y limitaciones. Por ejemplo, la Policía Nacional puede hacer el uso que considere oportuno de las pelotas de goma, Recurso que está prohibido a los Mossos que sólo pueden utilizar, y ahora ya con amenaza de prohibición, los proyectiles de foam. El problema es que estos últimos son poco útiles para disolver grupos compactos de gente, porque tienen una efectividad menor, y muy limitada a la persona que recibe el impacto. Mientras que la pelota de goma es eficaz para conseguir la dispersión de un bloque de manifestantes agresivos, que es la primera necesidad que tiene la policía para poder hacerse con el control.
Si los nuevos disturbios se produjeran y tuvieran significación en Barcelona sería llover sobre mojado, dado que prolongaría la imagen de una ciudad continuamente en conflicto que tiene como símbolo las llamas de los contenedores que queman. El gobierno de la Generalitat no parece demasiado preocupado por esta eventualidad dado que está en funciones y es bastante evidente que el actual consejero de Interior, y con él los cargo políticos, difícilmente continuarán en su lugar si se acaba formando, como es lógico esperar, el nuevo gobierno antes de terminar el mes. La incertidumbre se aclarará este sábado.