Con antelación al 8 de marzo se calientan motores en todos los ámbitos, y a la saturación habitual de la agenda feminista en su doble vertiente enfrentada ,de feminismo de guerra de géneros y feminismo queer, se le añaden todo un conjunto de reivindicaciones y actividades que invaden todos los ámbitos comunicativos:
- El feminismo que de propósito jurídico se ha convertido en ideología, en el sentido más peyorativo del término, tiene diversas manifestaciones. Las ha tenido a lo largo del tiempo y las tiene en el momento actual en la sociedad occidental, cuya hegemonía corresponde a dos modelos enfrentados entre sí, como antaño sucedía entre el marxismo comunista soviético y el pro-chino, o antes entre el leninismo y el trotskismo. Por una parte, está el feminismo de la lucha de géneros, por otra el feminismo queer, que tiene como centro de gravedad, no a la mujer sino a la persona que intenta cambiar de sexo, aunque esto en realidad no sea técnicamente posible, pero al menos le cabe modificar algunas manifestaciones externas. Pero hay otro tipo de feminismo que ha sido batido de la sociedad, aquel que pretendía la igualdad jurídica en todos los órdenes entre hombres y mujeres y no el privilegio de estas últimas.
- Que el feminismo es múltiple y así ha sido a lo largo de la historia, lo ilustra bien el ejemplo espartano. De entrada, a casi nadie se le ocurre asociar el modelo militarista espartano llevado a las últimas consecuencias y de explotación de sus semejantes con la mancipación de la mujer. Pero fue así. Mientras que en las ciudades de Grecia la mujer se veía relegada a la domus y su papel fundamental era engendrar hijos y criarlos en su más tierna infancia, sin recibir ningún tipo de educación ni disponer de presencia pública, la mujer espartana tenía junto con una función maternal exigente, de preparar a sus hijos para la exigencia espartana, una presencia pública notable incluida la práctica deportiva, tan importante en la antigua Grecia, y de las que estaban excluidas las mujeres, con aquella excepción. El feminismo se vería mejor reflejado en la sociedad militarista y explotadora de sus vecinos de Esparta que en la cuna de la democracia, Atenas.
- Ambos feminismos hoy en lucha, el de la guerra de géneros y el queer, están unidos en un punto: la criminalización y persecución del hombre, así sin matices. En el caso queer esta persecución se extiende a las mujeres que no aceptan sus teorías. Esta lucha es librada de una manera muy cruenta en los campus universitarios, sobre todo en Estados Unidos, pero también se multiplican los casos en nuestras universidades. Es el caso de una profesora de Antropología de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), calificada de abolicionista, le empapelaron la clase con “Alerta TERF”. Esta última palabra significa feminista radical trans-excluyente y que es un insulto total porque esta feminista se había atrevido a escribir en una publicación que no había mujeres con pene, y esto es considerado como un discurso transfóbico. No contentos con la empapelada, se han tomado la molestia de hacer un vídeo exigiendo su dimisión. Por tanto, atención, no se le ocurra nunca afirmar que una mujer no tiene pene. Se trata de expulsar aquellas profesoras por muy feministas que sean que no quieran reconocer que un hombre modificado a mujer en apariencia, y ya no digamos si solo se cambia el nombre, en ningún caso es una mujer.
- El gobierno de la Generalitat, que es del lado del feminismo queer. Por ejemplo, como un gran acto político, reivindica la menstruación con publicidad a toda página “La meva regla, les meves regles” para anunciar que a partir del lunes 4 las farmacias disponen de productos menstruales reutilizables gratuitos, como copas menstruales, bragas menstruales o un par de compresas de tela, y esto está dirigido, atención, a: Mujeres, persones no binarias (en el supuesto que lo necesiten, claro está) y, esto es de una creatividad fantástica, a hombres trans que menstrúen. Si uno no acepta que hay hombres trans que hagan tales cosas, entonces es un personaje que debe de ser censurado y excluido de toda actividad en la vida pública.
- Este fenómeno resulta hasta cierto punto incomprensible dada la fuerza que ha alcanzado y la irracionalidad de buena parte de sus planteamientos, la radicalidad de sus presupuestos y sus consecuencias: “los hombres matan a las mujeres por ser mujeres”. En realidad, la extrañeza no debe ser tanta si se considera que las organizaciones que se califican de izquierda, lo utilizan como ideología madre, toda vez que el comunismo y el socialismo se quedó huérfano con la desaparición del marxismo, la conversión de China en un estado capitalista de partido único y el fracaso de los países donde existe algún modelo de socialismo. Se quedaron huérfanos de su base ideológica que era Marx en todas sus múltiples variantes y facetas, y también se quedaron sin una víctima histórica a quién reivindicar y una lucha de clases que llevar a término. Todas estas cuestiones les proporcionaban, en lo colectivo, un poder político y cultural y, en lo humano, el sentido de sentirse realizado por una causa más grande que uno mismo. Estas fuerzas de izquierda sustituyeron al marxismo y todo la dimensión social que comportaba, por el feminismo, y en la lucha de géneros como sustituto de la lucha de clases, el patriarcado como nueva burguesía opresora y las mujeres o las “identidades” de género GLBTQ, como víctimas sustitutivas de la clase obrera.
Hoy todo esto ha tenido graves consecuencias y, si no lo paramos, acabará por destruir nuestras sociedades y llenarlas de personas de vidas frustradas, profundamente heridas, psicológicamente enfermas, humanamente destruidas.
Aquellas dos ideologías tienen su razón de ser en la discriminación del hombre. Es un ejemplo el caso de los Mossos d’Esquadra, que ya encuentra reacción en los sectores más jóvenes de población porque constatan que son maltratados sin ambages y que sus oportunidades ante la vida son mucho menores por el hecho de ser hombres. Para muchas feministas de la guerra de géneros este estado de ánimo de sus oponentes, de sus enemigos, les llena de satisfacción porque ven en ello una venganza histórica.