Concentrados o distraídos entre indultos, amnistías e independencias que no llegan, Cataluña está registrando silenciosamente la crisis más grave de su historia, que pone en riesgo su continuidad como país milenario, y su lengua y cultura. La causa fundamental radica en la dinámica demográfica, caracterizada por el envejecimiento de la población autóctona y la forma como la natalidad que aporta la ola inmigratoria en el presente siglo y procedente de fuera de España.
Ya, en la actualidad, cerca del 40% de los niños que nacen en Cataluña son de padres nacidos en el extranjero y esta proporción se reparte en partes casi iguales entre la procedente de Hispanoamérica y la africana, mientras que la europea es muy minoritaria. Esta situación es particularmente aguda en las grandes ciudades de Catalunya, empezando por la de Barcelona, donde el número de madres nacidas fuera de España se acerca ya al 50% y previsiblemente superará esta cifra en las próximas décadas. En este caso, el grupo inmigratorio mayoritario es iberoamericano.
Si miramos las poblaciones más grandes de la provincia, constatamos que en la segunda ciudad mayor de Cataluña, L’Hospitalet de Llobregat, el 63% de los nacidos son de madre extranjera, básicamente latinoamericana y el 59% de padre del mismo origen. La conclusión es evidente, en la población más grande de Cataluña después de la capital, el predominio de población inmigrada es ya un hecho notorio, pero no excepcional porque esta misma situación se da en Santa Coloma de Gramenet, otra gran ciudad, con un 56% de madres inmigrantes. En Manresa con un 52%, Vic la llamada “capital de la Cataluña catalana” en la que casi el 60% de las madres y el 57% de los padres son inmigrantes.
En Girona, y a excepción de la capital, el predominio es abrumador. Y no es que en Girona ciudad tenga poco peso la maternidad y la paternidad de origen inmigratorio porque el 42% de sus hijos son nacidos de madres de ese origen. Pero si la mirada se ensancha, podemos constatar que Salt es ya una ciudad que poco tiene que ver con Catalunya, ya que el 75% de los madres y padres son de origen inmigrante. En Palafrugell se acerca al 60%, en Figueres también alcanza esta cifra y la supera en Castelló d’Empúries y Platja d’Aro, y superan el 50% en La Bisbal, en Roses, en Sant Feliu de Guíxols y en Olot. Sólo en Ripoll la proporción de hijos de padres y madres autóctonos es significativamente mayor con el 62%. Es una ventaja relativa porque señala que más de 1/3 de los nacidos son de padres inmigrantes.
En Lleida, Tàrrega y Mollerussa son las poblaciones donde claramente la maternidad de madre extranjera supera a la propia del país. Mientras que en Tarragona este hecho se da sólo en Salou con un 65% y Tortosa con un 50%. Las demás poblaciones importantes de la provincia no alcanzan esta magnitud, pero alcanzan niveles muy altos, por encima del 40%, como es el caso de Tarragona ciudad con el 42,1%.
Si la mirada la dirigimos a los conjuntos provinciales, podemos constatar que la mayor proporción de nacimientos con padres de origen extranjero se da en Girona con una proporción que oscila entre el 44% y el 42%, según consideremos la condición materna o paterna. Le sigue Lleida con un 40-39%. Tarragona 39-37% y muy cerca de Barcelona con un 38-36%. Si bien en este caso, tal y como ya se ha señalado, Barcelona ciudad se lleva la palma (con permiso de L’Hospitalet) con un 46-43%. Estos datos de la circunscripción de Barcelona señalan sobre todo que la inmigración se concentra en las mayores poblaciones.
De todo esto podemos extraer unos perfiles estilizados que nos dicen cuáles son los focos de atracción de inmigración, muy vinculados al trabajo, como es lógico. Territorialmente, se trata de la gran ciudad, que atrae al inmigrante porque encuentra más posibilidades de trabajo, sobre todo en lugares de poca calificación. Este hecho unido al que está dispuesto a sacrificar una parte más importante de su renta para pagar el hogar a cambio de vivir en la gran población, explica la concentración en lugares como Barcelona y L’Hospitalet. Los otros dos factores característicos son la agricultura, sobre todo la intensiva con mano de obra a la hora de la cosecha, y de forma destacada, el turismo. Esto explica el peso extraordinario de la inmigración en prácticamente toda la circunscripción de Girona.