Aún no sabemos convivir con la «bulocracia», cuando lo que se dice en público parece una mentira detrás de otra y las tragaperras de la gente ya no dan más de sí. Las redes, la IA, el metaverso o las ganas de fastidiar ocupan demasiado tiempo de las personas, especialmente de los más jóvenes, para poder distinguir lo que es la pura verdad de los intentos generalizados por tomarte el pelo con asuntos fabulosos e increíbles.
Cansa mucho el trikitraka de las redes por tener que verificar una afirmación absurda de otra que también lo es, pero al contrario. Lo que parecía con Internet el no va más de la comunicación que nos permitiría entendernos mejor unos y otros, se ha convertido en el barrendero de la razón, lo que ya se llama ‘la cultura del ajetreo ‘, gestionada por gente dedicada a enfangarlo todo, gracias a la facilidad con la que se puede hacer.