Estos días de octubre de 2023 se cumplen 25 años del centro de apoyo socioeducativo Braval a jóvenes en el barrio del Raval de Barcelona, una zona de elevada marginación social y de predominio de población inmigrante pobre. Ese centro se ha convertido, además, en un espacio común de convivencia y reflexión sobre la inmigración. En sus actividades participaron 1.600 chicos de entre 8 y 18 años de 30 países, 10 lenguas y 9 religiones. La permanencia media de los chicos en el centro es de 6 años.
El elemento inicial de la actividad es el deporte, sobre todo baloncesto y fútbol, pero las características y objetivos fundamentales que se plantean no son ganar o no campeonatos, sino formar a los jóvenes. Por eso los equipos deportivos son siempre multiétnicos y se exige a los chicos un rendimiento escolar en paralelo a la práctica deportiva.
El presidente de Braval, Pep Masabeu, explica:
“Lo que pretendemos es la interrelación entre ellos, la convivencia, la colaboración y la amistad de todos, independientemente de las razas, religiones o países de origen. Hay equipos de filipinos, de paquistaníes, de marroquíes, de españoles, o de otras nacionalidades. En cada equipo están siempre mezclados. Por otra parte, lo relacionamos con el trabajo escolar. Cada chico tiene un tutor que sigue la trayectoria de su formación, incluida la escolar, y se le da refuerzo. Si el chico no se esfuerza en estudiar, cuando llega el sábado, el día de jugar los partidos de competición, no se le deja jugar. Es una norma para todos. Recuerdo, por ejemplo, el caso de un chico que era de manera muy destacada el mejor de su equipo, el que marcaba los goles, pero como no se esforzaba en los estudios se le dijo que si no cambiaba la conducta no jugaría. Él se lo tomó como una bravata, pensando que en modo alguno se dejaría de lado al jugador que hacía ganar los partidos, pero llegó el sábado siguiente y no estuvo en el terreno de juego»
En el centro hay 6 equipos de baloncesto y 6 de fútbol, que anualmente juegan con 120 equipos de todos los barrios de Barcelona, lo que facilita la interrelación con personas de fuera del barrio.
El ascensor social de las personas es el objetivo de Braval, y, como explican los directivos, poco a poco se ha logrado una alta tasa de éxito escolar y un grado muy elevado de inserción laboral, a la vez que consolida la cohesión social.
De los participantes en estos años, 580 trabajan con contrato habiendo resuelto todos los trámites legales y administrativos, un 90% han superado con éxito la ESO siendo nulo el absentismo y el abandono escolar, 220 han hecho bachillerato, 310 ciclos formativos, 27 han terminado en la Universidad y 10 están cursando en la actualidad estudios universitarios. Algunos incluso han creado algún comercio o pequeña empresa.
Hay que recordar que todos vienen de niveles sociales muy bajos, la mayor parte hijos de inmigrantes o ellos mismos nacidos en otros países.
Los ámbitos de trabajo de Braval son: voluntariado, familia, infancia, juventud, pobreza, marginación, exclusión social, inmigración, éxito escolar e inserción laboral. Para los que quieren, se da formación cristiana. Sus directivos consideran que también contribuyen a la paz social en el barrio, y que cada año se benefician indirectamente de su labor más de 2.000 personas.
Braval es una obra corporativa del Opus Dei. Nació en 1998 y se consolidó en 2002 con motivo del centenario del nacimiento de san José María Escrivá, con el objetivo de promover la cohesión social, luchar contra la marginación, prevenir la exclusión social de los jóvenes y facilitar la integración de los inmigrantes. En el mismo Raval se encuentra también, del Opus Dei, el centro Terral, que realiza con chicas una tarea similar a la de Braval, y la Acción Social Montalegre, con sede en la iglesia del mismo nombre, donde se llevan a cabo también actividades de formación.
De los participantes en estos años, 580 trabajan con contrato habiendo resuelto todos los trámites legales y administrativos Share on X