Cataluña tiene una gran riqueza en el aceite de oliva que no acaba de explotar.

No vamos a descubrir ahora las múltiples ventajas del aceite de oliva en su versión de aceite virgen porque son bien conocidas. Pero sí queremos remarcar, al hilo del artículo publicado en The  Conversation  por los investigadores Iñaki Milton y María Puy y el estudiante de Nutrición y Salud, Laura Isabel Arellano, la importancia del aceite en relación con la Covid-19 y las enfermedades inflamatorias.

Cada vez es más evidente que una dimensión no bien atendida de naturaleza patológica en el estado inflamatorio de bajo grado, que se expresa en un aumento de las citoquinas y otros mediadores proinflamatorios, es causa de diversas enfermedades, entre ellas, evidentemente, la diabetes tipo 2. Esta patología tiene mucho que ver con patrones alimenticios basados ​​en la ingesta de grasas saturadas, especialmente azúcares. Pero además de una reorientación alimentaria, lo que queremos destacar es la importancia que tiene el aceite de oliva como antiviral para diversos tipos de infecciones, como la de la gripe o VIH-1 y también para dificultar la infección por parte del SARS-CoV-2.

La causa de esta eficacia se debe a los polifenoles que contienen el aceite en propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, que podrían generar este efecto antivírico y concretamente el hidroxitirosol. Sus efectos positivos son varios. Por un lado, dificultan la entrada del virus en el organismo porque inciden sobre la proteína de la cápsida del virus y en la ACE2 que es la proteína huésped que utiliza el virus como puerta de entrada en el organismo. De hecho, existen estudios en curso de administración de hidroxitirosol en forma de spray nasal para prevenir la infección del SARS-CoV-2.

Otros estudios señalan que también tiene efectos beneficiosos para las personas que ya han contraído la Covid-19, especialmente en lo que se refiere al daño al tejido pulmonar y que posee capacidad para reducir la llamada “tormenta de citocinas” característica de la covid-19. El efecto antioxidante que acompaña al antiinflamatorio ayuda a su vez a proteger el tejido pulmonar. Por si fuera poco, el aceite de oliva también resulta beneficioso para aquellas personas que presentan síntomas durante más de 12 semanas, las afectadas por la llamada Covid persistente; fatiga, ansiedad, depresión, alteración del sueño, en definitiva, un abundante número de circunstancias que impiden la vida normal. La administración de hidroxitirosol dentro de un suplemento alimenticio mejora la condición de estos sujetos (que aún reciben más benéficos combinándolo con vitaminas del grupo B y vitamina C).

Esta nueva dimensión del aceite de oliva se añade a todas sus ventajas anteriores y es aquí donde comienza la reflexión. Cataluña es productora de esta grasa vegetal en comarcas muy concretas y con aceites de alta calidad organoléptica y no en una cantidad extraordinaria, pero a pesar de este hecho hay campañas en que, el exceso de producción comporta que se venda una parte de este aceite a raudales o, aún más regularmente, que sea comprado por importadores italianos que a su vez le otorgan valor añadido con los envases y la distribución, sin que este beneficio opere a favor de nuestros agricultores.

Es necesario que la iniciativa privada y el gobierno de la Generalitat se replanteen radicalmente lo que debe hacerse con el aceite de oliva catalán. Para empezar debería poner en marcha todo el potencial científico de Cataluña a través de las universidades y de los centros de investigación, y articular la mejora de los conocimientos y aplicaciones con la iniciativa privada para transformar la mayor parte posible de este aceite en tratamientos relacionados con la prevención y el abordaje de enfermedades y estados patológicos, como el de la inflamación de baja intensidad. Cataluña debería ser líder en esta investigación y en la puesta a punto de productos derivados del aceite cada vez más eficaces, a la vez que este hecho beneficioso serviría para dotar de mayor valor a la simple botella de aceite, que debería tener un tratamiento diferente y unas características de un producto que va mucho más allá de utilizarlo para hacer una ensalada.

Hay aquí un clúster de oportunidad a explotar. Si a este hecho se le añade una mejora de la capacidad productiva y de su productividad mediante los nuevos modelos de plantaciones y el riego de soporte, estaríamos articulando un proyecto que generaría valor añadido y revitalizaría comarcas despobladas de Cataluña.

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