Barcelona ha vuelto a fracasar para ser sede de una agencia europea. En este caso el Centro de Predicción Meteorológica. El ganador no ha sido ninguna ciudad deslumbrante, ni caracterizada por su gran tradición científica y meteorológica, sino la muy modesta Bonn, antigua capital de la Alemania federal.
La candidatura de Barcelona venía avalada por el ayuntamiento la Generalitat y el estado. Se implicaron Ada Colau y Jaume Collboni. No ha servido de nada. Y se añade a una nueva derrota que se acumula a la anterior y reciente pérdida de la posible sede de la Agencia Europea del Medicamento.
Barcelona tiene un problema, que las fuerzas políticas municipales no acaban de hacer emerger y abordar: la progresiva pérdida de significación como capital europea. Apuntamos en este sentido dos hechos más recientes. Uno es de ahora mismo y es la información sobre la concentración extraordinaria de empresas productoras y cadenas de televisión y radio en Madrid. Mientras que en Cataluña queda algo residual limitado al magro campo de la comunicación en catalán, y la pérdida de peso de las correspondientes delegaciones de las grandes empresas españolas. El caso de TVE es espectacular. Sus estudios en Cataluña tenían más importancia durante el franquismo que en la fase actual. Es una grave anomalía. Detrás de esta concentración, lógicamente se ha decantado todo el mundo de la publicidad, y Barcelona ha pasado de ser la capital de España en este campo a una plaza subalterna, donde todo lo importante ha derivado a tener la sede en Madrid.
Y si esto fuera poco, hay que recordar en un plano diferente, el de la industria, como cuando Barcelona perdió el año pasado la posibilidad de localizar la primera fábrica de coches Tesla en Europa en beneficio de Berlín. Una localización que de momento no está resultando demasiado afortunada porque los primeros inconvenientes surgidos en torno al lugar concreto escogido aplazan el inicio de las obras.