La evolución del PIB de la ciudad en relación con el de España es claramente decreciente a lo largo de este siglo. En 2000 era del 10,4% del total estatal, y esta dimensión ya da una idea de la importancia de la capital de Cataluña. Por situar una referencia, en 2019 el PIB del País Vasco fue del 6%.
Sin embargo, aquella magnitud de inicios de siglo ha ido menguando. En la década siguiente había descendido hasta el 8,3% y en 2019 sólo era del 7%. Barcelona ha perdido más del 30% de su participación en el PIB español en lo que va de siglo. Antes de los efectos de las nuevas crisis de la Covid-19, la inflación de la tercera década del siglo y las políticas de decrecimiento de Colau, la Covid significó una caída del PIB del 12%, mientras que en España fue del 10,8 %. Por tanto, cuando dispongamos de datos actualizados previsiblemente Barcelona habrá continuado su retroceso económico. Todo ello señala una pérdida muy importante que inexplicablemente ha pasado desapercibida .
Evolución del PIB de Barcelona en relación a España
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Si ampliamos el espacio del análisis, la conclusión empeora, porque a lo largo de este siglo la convergencia económica de España con Europa ha empeorado. De acuerdo con los datos de Fedea y Eurostat, la productividad por trabajador entre 2009 y 2022 ha sido tan sólo de un 2,9%. Muy por debajo de la media de la UE del 12,6%. Naturalmente, este hecho se traduce en el crecimiento del PIB. En relación a 2022 y tomando como referencia el PIB previo a la crisis financiera, el aumento ha sido uno de los más bajos de Europa, del 6,1%. Sólo Italia y Grecia han presentado peores resultados. España presenta un estancamiento relativo desde inicios de siglo, atribuido mayoritariamente a un mal comportamiento de la Productividad Total de los Factores (PTF), que a su vez guarda relación con una asignación de recursos a actividades de baja productividad.
Si ampliamos aún más el escenario territorial, el diagnóstico empeora notablemente. En 2008 el PIB de la UE fue de 12,64 millones y el de Estados Unidos tenía un orden de magnitud equivalente de 13,44 millones. En 2023 el cambio era radical. La magnitud Europea había crecido poco, hasta los 13,08 billones, mientras que la de EE.UU. lo hacía hasta los 23,85 billones, casi el doble. Sin embargo, hay que señalar que la diferencia del crecimiento real no es ni mucho menos tan grande, porque en la comparación hecha juega la modificación del cambio. Sin embargo, la conclusión es evidente: EEUU ha crecido claramente por encima de la UE.
Una primera conclusión: Barcelona ha perdido peso en el marco económico español desde inicios de siglo y hasta 2019, del orden de un 30%. En el mismo período España ha tenido un crecimiento inferior al del conjunto de la UE, alejándonos de la convergencia con Europa. Por último la UE ha crecido menos que la principal economía mundial, Estados Unidos. Si Barcelona crece menos que España que, a su vez, se aleja de Europa que, a su vez, se ve superada por EE.UU., no debería ser un empleo principal preguntarnos ¿por qué es así y cuál es el problema que va arrinconando a Barcelona?
Un dato complementario de menor alcance temporal y ámbito más específico, pero que tiene el interés de situar el foco sobre una dimensión de la que los poderes barceloneses se jactan: la innovación. El diagnóstico nos lo dan los Indicadores de innovación en el Área Metropolitana de Barcelona (2022) del Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona, en relación con la evolución temporal de la innovación en valores absolutos y en términos relativos (2015-2019). Literalmente dice:
“La evolución temporal del número de registros de innovación muestra un perfil diferenciado en función del tipo de registro. El número de patentes muestra una caída generalizada en los tres tipos de patentes, en todos los ámbitos analizados , en línea con lo que se observa en el conjunto de patentes solicitadas en la Oficina Española de Patentes y Modelos (OEPM), en la Oficina Europea de Patentes (EPO) y en la Oficina Estadounidense de Patentes y Marcas (USPTO). En cambio, en lo que respecta a los registros de innovación no tecnológica, los diseños y expedientes de diseños mantienen una tendencia estable en el tiempo, mientras que las solicitudes de marcas aumentan a lo largo del período analizado ”. Y concreta, “el municipio de Barcelona, por tanto, destaca como el ámbito (de Cataluña) con el mayor volumen de innovación no tecnológica (más relacionada con actividades de servicios)” .
Barcelona sigue siendo muy importante en esta vertiente del progreso técnico en el contexto catalán y español, pero también en este caso su dinámica es decreciente. No es la innovación tecnológica, sino la relacionada con los servicios que nos caracteriza. Sin embargo, es evidente, que a pesar de ser importante, el futuro se juega en el campo de la ciencia y la tecnología. Sin la observación sobre la evolución comparada del PIB, la consideración precedente tendría una menor significación, situada en su contexto no hace más que acentuar la alerta.
Una mirada a la relación entre participación del PIB, en este caso de la Región Metropolitana (RM), no de la ciudad aislada, y la ocupación en relación al total de la UE-15 para 2016, también debería llamarnos la atención. Para las 25 regiones metropolitanas de la UE15, la magnitud de la relación es de 1,19 y por tanto, nos señala que las regiones metropolitanas tienen una productividad superior a la del conjunto de la UE. Pero hay unas excepciones, pocas, pero que nos afectan de lleno. La de peor resultado es Atenas, que presenta una relación claramente por debajo de la unidad, de 0,75. Pero la siguiente es Barcelona con 0,85.
Por tanto, el gran núcleo central de Cataluña y ámbito destacado de España presenta una productividad inferior a la media del conjunto de la UE. No sólo queda por detrás de prácticamente todas las demás regiones metropolitanas de Europa, sino, y lo que es aún más grave, por detrás del conjunto europeo. La diferencia que nos separa de las demás regiones es de 0,34 sobre 1. Es una distancia muy grande. Madrid, sin alcanzar la magnitud 1, presenta un resultado mejor, de 0,94.
Pocas RM no llegan a ese valor, y están además de los apuntados, Ruhr, Manchester y Berlín, pero con mejores coeficientes que los de la ciudad catalana. Cinco excepciones negativas en la regla de la mejor productividad de las RM y la segunda peor es Barcelona.