Balance de la economía española. Lo que Sánchez, La Vanguardia y El País no cuentan (1)

En línea con el publicitado por el presidente Sánchez, los dos principales diarios afines a su gobierno —El País y La Vanguardia— publicaron prácticamente de forma sincronizada sendas editoriales en las que celebraban los buenos resultados de la economía española, haciéndolo además , sin demasiados retoques críticos. Simplemente, exaltaban lo que antes Sánchez había dicho y que, no lo olvidemos, tiene como prueba determinante el artículo publicado en The Economist, donde la economía española, junto con la griega y la italiana (por este orden), figura entre las tres que mejor se han comportado en 2024.

Señalar a los otros dos países que acompañan a España en el podio no es un detalle menor, aunque tanto el presidente como los diarios de exaltación gubernamental suelen olvidar citarlos. Esta omisión no es inocente, porque es evidente que, cuando se presentan a España, Grecia e Italia como los mejores del año, el resultado no corresponde a un modelo realmente recomendable. En realidad, lo que nos dice el semanario económico es que algunos indicadores concretos que utiliza The Economist —cinco, entre los que se encuentran el crecimiento del PIB y el empleo generado durante ese año, además de la evolución de la bolsa— han permitido a España conseguir ese ranking tan destacado.

Pero entremos en mayor detalle. El editorial de El País dice que el crecimiento del PIB está en torno a un 3% —por encima de lo esperado a principios de año— y que la tasa de paro en el tercer trimestre se situaba en ‘11,2%, el nivel más bajo de los últimos dieciséis años. El déficit público se situaría en torno al 3%, completando, según el diario, una de las reducciones más rápidas de la historia.

Además, se señala que el Eurobarómetro indica que el 88% de los españoles están satisfechos con su vida cotidiana. Este crecimiento -apunta el diario- continuará en el futuro debido a la elevada tasa de ahorro de las familias, la bajada de los tipos de interés y los fondos Next Generation pendientes. Califica todo esto como un ciclo virtuoso.

Considera El País que, desde el punto de vista estructural, el efecto acumulado de la reestructuración bancaria del período 2012-2014, el creciente liderazgo mundial (sic) de las multinacionales españolas, las políticas de reducción de la desigualdad y las mejoras del mercado laboral han aumentado el crecimiento potencial de la economía española. También destaca el rápido aumento de las exportaciones no turísticas, que complementan al sector turístico.

Señala que las energías renovables baratas son atractivas para las nuevas tecnologías intensivas en electricidad. Asimismo, apunta como ventaja la privilegiada situación geográfica de España, alejada de Rusia y de los conflictos de Oriente Próximo, que atrae turismo y proporciona un punto de entrada seguro a Europa para la inversión extranjera.

Por último, menciona que la abundante inmigración realiza una aportación sostenida al mercado laboral. Dejemos ahora al margen sus apreciaciones geopolíticas discutibles (las bases rusas se trasladan ahí al lado, Libia; el Sahel con una fuerte presencia yihadista está aquí, Marruecos no es un vecino exactamente amable, etc.), y la visión tan benévola de la inmigración masiva, y aceptamos como válido lo que dice, que no es exactamente lo mismo que sostiene La Vanguardia.

Por su parte, este diario también apunta el crecimiento del PIB, pero lo reduce sensiblemente en relación con lo indicado por El País, porque lo sitúa en el 2,4%. La inflación controlada, que afirma estar ubicada en el 2,2%, y la creación de 500.000 nuevos puestos de trabajo indican un resultado de récord que, según el diario, inspira confianza.

Como se puede observar comparando las descripciones de los dos editoriales, existen claras disonancias. El PIB sigue habiendo alcanzado un resultado de éxito en ambos casos, pero es evidente que la diferencia entre un 2,4% y un 3% es demasiado grande, por no señalar el exceso de adulación del diario madrileño. La Vanguardia, además, recuerda algunos aspectos negativos y no apunta —al menos no de manera evidente— que estemos en un ciclo virtuoso.

Ahora situamos de forma más sistemática todos los elementos en juego:

  1. El PIB crece mucho más que el resto, pero la gran explicación diferencial en relación con otros países de la Unión Europea debe buscarse en dos factores:
    1.1. La inmigración masiva. El PIB puede crecer por diferentes razones, solas o combinadas. Una de ellas es que se produzca un boom de la población, lo que ha sucedido en España con la inmigración. El problema de este tipo de crecimiento —ya apuntado en otras ocasiones— es que, si bien la tarta crece, también lo hace el número de comensales: la porción que corresponde a cada uno (es decir, el PIB per cápita) no crece en igual proporción. En realidad, en el caso español lo hace muy poco y, si descontamos el efecto inflacionario, se queda prácticamente en nada, por lo que no convergemos con la Unión Europea desde hace años.
    Lo que sí que es realmente determinante es la productividad, sobre todo la productividad total de los factores (PTF) y el capital humano. En estos dos capítulos, los resultados de España no son buenos. El modelo que apunta en 2024 no tiene recorrido en este sentido, el de la inmigración masiva, y no puede mantenerse a medio plazo. De hecho, ha alcanzado ya cotas muy altas en las grandes concentraciones urbanas.
  2. El otro factor diferencial de este crecimiento es el turismo, que va como una moto. España se ha vuelto dependiente del turismo, como en tiempos de Franco, por lo que el 12,3% del PIB depende de este sector y ha crecido 0,7 puntos porcentuales en tan sólo un año. En 2023 generó 2,5 millones de puestos de trabajo, algo positivo, pero incorpora numerosas reservas: es notoriamente depredador de recursos naturales y de bienes públicos; es escasamente sostenible y, sobre todo, precisamente por estas externalidades negativas, sus ingresos en el PIB son realmente menores si se considerase el coste de éstas. Esta bonanza turística ayuda a entender por qué Grecia e Italia también obtuvieron un brillante resultado en el 2024.

La combinación de turismo, inmigración masiva y baja productividad configura un patrón indeseable para el modelo económico español. En realidad, es avanzar en sentido opuesto a lo que, en teoría, marcan los fondos Next Generation , que con tanta abundancia se han otorgado en España. para conseguir un modelo económico mucho más basado en la productividad.

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