El diario La Vanguardia publica este miércoles 28 media página dirigida a informar que el PSC explora una alianza con Unit, La Lliga y Lliures, y que el viernes se reunirán con Iceta y Illa para estudiar las posibilidades del acuerdo. No es un hecho nuevo. Esta posibilidad contrasta con otras informaciones que señalan otra cosa. Vayamos por partes.
Por un lado Units ya tiene un acuerdo con el PSC con un diputado en su grupo parlamentario, Ramon Espadaler, que es precisamente el máximo responsable de esta organización. También el teniente alcalde de seguridad, Albert Batlle, se incorporó a la lista socialista como independiente, pero es de Units.
Por otra parte, la persona más destacada de Lliures, Fernández Teixidó, pocas semanas atrás planteaba en un documento que había que considerar al PSC como el eje en el cual debían articularse las fuerzas catalanistas. En este contexto sólo La Lliga Democràcia parece interesada en presentar una alternativa programáticamente diferenciada, claramente de centro. Cabe recordar en este sentido que cuando se produjo la incorporación de Units en las listas del PSC, el PSOE era un partido de oposición al gobierno de Rajoy. Pero ahora no es así y forma parte del gobierno de Sánchez, no sólo como partido, sino con la presencia de un ministro, Isla. Además este gobierno está coaliado con una organización de extrema izquierda como es Unidas Podemos. Este es el panorama en el que el aliado necesario del gobierno está fuera del gran espacio de los partidos europeos.
España es en este sentido una excepción porque en el caso portugués, el acuerdo es sólo en el ámbito parlamentario, sin participación de la nueva izquierda en el gobierno socialista. El hecho de gobernar significa definir y aplicar opciones. Entonces, resulta difícil entender una propuesta catalanista que sea subsidiaria de un partido que en este momento está impulsando en el Congreso una ley sobre enseñanza que hará la vida imposible y puede acabar con la escuela concertada, una ley de la eutanasia y el rechazo explícito a mejorar la escasa asignación para los cuidados paliativos, que ha hecho de España uno de los peores países de Europa en este ámbito, una ley de la memoria histórica absolutamente decantada e ideológica, hasta llegar ahora mismo a la insólita propuesta de un estado de alarma de medio año de duración, tan contrario a cualquier visión liberal. En otros términos, formar parte del bloque electoral socialista tiene hoy una gran carga ideológica, y precisamente sobre la ideología advirtió el Papa Francisco en su discurso a la delegación que acompañaba al presidente Sánchez en su reciente visita
Pero es que además de estas dificultades, existe el discurso público por parte de la Lliga de buscar una coalición entre todas las fuerzas catalanistas como opción absolutamente diferenciada del PSC. Es evidente que un enfoque y otro poco tienen que ver.
Detrás de todo ello hay ciertamente un problema de financiación y de implantación. Para los protagonistas políticos, la financiación es lo que sitúan en primer término y es evidente que la candidatura con el PSC elimina esta gran dificultad. Pero en realidad lo que hay detrás de la financiación es una escasa implantación territorial. Todos estos partidos, incluido Units, durante estos años y meses han picado poca piedra de lo que se llama ir a hacer militantes, asociados. Se han limitado a incorporaciones aisladas pero sin una acción sistemática de extenderse por las ciudades y el territorio catalán. Y ahora esta carencia con unas elecciones en la esquina se hace sentir.
De confirmarse la información de La Vanguardia si se cerrara una alianza de este tipo, significaría en realidad que no hay una opción centrista, catalanista, el equivalente del espacio Merkel, para concurrir a las elecciones en Cataluña. Si por una de aquellas, y debido al coronavirus, al final las elecciones no se produjeran, estas opciones habrían perdido credibilidad como caminos de futuro, porque habrían frustrado su propio desarrollo a favor de convertirse en subalternos del socialismo.
Pero está por ver que sea así. Nada está escrito y por lo tanto la posibilidad de que todos o parte de estos partidos se acaben presentando por su cuenta a las elecciones permanece abierta. La prudencia pide no anticipar conclusiones.
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