El 2022 marca un recuerdo en las cifras de demandantes de asilo que han llegado a Alemania, la locomotora económica de Europa. En los últimos 12 meses, la República Federal ha recibido más refugiados que en 2015 y 2016 combinados, los dos años que constituyeron el período culminante de la crisis de Siria.
Durante ese bienio que ahora parece tan lejano, Berlín registró 1,2 millones de solicitudes de asilo, principalmente provenientes de Siria, pero también de otros países de Oriente Medio y de Asia, como Afganistán. Al principio, numerosos alemanes se sumaron a un monumental esfuerzo de solidaridad colectiva después de que la entonces canciller Angela Merkel declarara de forma unilateral que las puertas del país estaban abiertas.
Pero a medida que problemas de sobrepoblación y de seguridad estallaron en todo el territorio alemán, la opinión pública empezó a tomar un giro radicalmente distinto, hasta el punto de amenazar seriamente al gobierno de Merkel.
Este año, Alemania ha registrado algo más de un millón de solicitudes de asilo de ucranianos a raíz de la invasión de Rusia, que se suman a las más de 200.000 solicitudes que no tienen conexión con la situación de Ucrania.
Con estos datos de refugiados, ¿corre Alemania el riesgo de sufrir una crisis política tan importante como la de la década anterior?
En primer lugar, cabe apuntar que el millón de refugiados ucranianos conforman una categoría aparte. A diferencia de lo que ocurrió entonces, todos los países europeos se han volcado en acogerlos, rebajando la presión a Alemania. Claramente, la cercanía cultural y religiosa ha sido un factor determinante del éxito de la campaña europea de acogida.
Además, el nivel socioeconómico más elevado y la numerosa comunidad ucraniana ya instalada en Alemania han permitido que la mayoría de recién llegados encontraran cobijo por sus propios medios. De hecho, tan sólo un 9% de los refugiados ucranianos en Alemania viven en albergues de acogida compartidos con otras nacionalidades.
En cuanto a las autoridades alemanas, por el momento han sido capaces de absorber el choque del alud provocado por la guerra.
Sin embargo, la presión aumenta poco a poco. Según la Oficina Federal de Migración y Refugiados, la presión migratoria actual «se está incrementando significativamente» , no sólo en Alemania sino también en las fronteras exteriores de la UE.
En los diez primeros meses de 2022 habría habido 281.000 entradas ilegales en el territorio europeo, que suponen un 77% más
De hecho, el factor que podría desencadenar una nueva crisis es precisamente el flujo de demandantes de asilo fuera de Europa. Según FRONTEX, la agencia de la Unión Europea que vela sobre las fronteras exteriores del bloque, en los diez primeros meses de 2022 habría habido 281.000 entradas ilegales en el territorio europeo, que suponen un 77% más que el mismo período año anterior.
En Alemania, por ejemplo, los países de origen de los demandantes de asilo no europeos más importantes siguen siendo los mismos que en 2015: Siria, Afganistán, Turquía e Irak. Y según admitía un portavoz del ministerio de interior alemán recientemente, las capacidades de acogida de este tipo de refugiados (que piden muchos más recursos que los ucranianos) comienzan a estar bajo tensión.
La cuestión de fondo que aparece es hasta qué punto puede Alemania seguir absorbiendo cada año cientos de miles de nuevos demandantes de asilo en general muy poco calificados y con una cultura totalmente distinta a la europea.
De hecho, una vez aislada la variable ucraniana, hace 8 años que Alemania recibe anualmente más de 160.000 nuevos demandantes de asilo. La sola excepción es el 2020, el primer año de la pandemia de Covid, durante el cual la cifra siguió siendo elevada: más de 120.000.
Ya hace 8 años que Alemania recibe anualmente a más de 160.000 nuevos demandantes de asilo
En total (incluidos ucranianos), la República Federal habrá recibido en torno a 4 millones de demandantes de asilo en menos de una década, una vez excluidos los inmigrantes económicos ordinarios. Puede parecer poco para un país que en el 2014 tenía 81 millones de habitantes. Pero si se tiene en cuenta que el crecimiento demográfico de Alemania depende únicamente de los recién llegados del extranjero y si éstos siguen creciendo en los próximos años, Alemania podría sufrir cambios estructurales en su sociedad de escala inaudita.