Lo preguntamos porque en realidad la Generalitat tiene un gobierno prácticamente inexistente desde la ruptura con Junts. Ha perdido 91 votaciones en el Parlament en tres meses.
En unas coordenadas europeas un rechazo de esta magnitud habría comportado una escandalera política, mientras que en Catalunya todo ocurre con la mayor de las discreciones, sin pena ni gloria, signo evidente de que a la inmensa mayoría de la población le importa 3 rábanos la existencia del gobierno y lo que haga.
Es un síntoma pésimo porque lo que señala es su escasa relevancia. Basta con recordar la teoría de Jordi Pujol para constatarlo. Durante sus primeros mandatos, en plena crisis económica, la plaza Sant Jaume se llenaba de manifestantes que protestaban por una u otra cuestión, Pujol lo celebraba porque consideraba que era una forma de manifestar la importancia de la Generalitat. Si la gente hubiera pensado que no servía para nada, nadie habría acudido a la cita. Y esto es lo que ocurre en el caso del gobierno Aragonès.
En coordenadas europeas perder 91 votaciones en 3 meses habría supuesto presentar la dimisión. Pero ya se sabe que aquí agarrado a la silla no dimite nadie.
Y eso a pesar de que las perspectivas son francamente malas porque junto a esa insignificancia política, hay otro hecho que la aumenta: Sánchez ha decidido por cuenta propia suspender “sine die” la mesa de diálogo y ha dejado a Aragonès colgado con la brocha sin escalera donde apoyarse. Insistir en el diálogo en estas condiciones, cuando el que manda es el presidente del gobierno español, sirve para llenar papel, pero políticamente no tiene sentido.
Pero hay que añadir otro hecho sintomático. Manda Sánchez, pero ERC tendría capacidad suficiente para hacerle un pulso. Bastaría con declarar que si no se reúne la mesa de diálogo, no votarán a favor de ninguna medida del gobierno. Esto, más el añadido de anunciarle que en estas condiciones no apoyarían un nuevo pacto de legislatura sería suficiente para volver a impulsar la que es la única estrategia que tiene ERC y que ahora ha quedado clausurada. ¿Por qué no lo hace? Pues porque Junqueras y Aragonès son prisioneros, no de Catalunya sino de su discurso de Esquerra y no harán nada que ponga en riesgo la permanencia del PSOE en el gobierno. En estas condiciones, cuando el otro ya conoce las cartas del contrincante, el resultado de la partida está decidido antes de empezar.
Por tanto el famoso, es un decir, acuerdo de claridad que postula Aragonés no llega ni a vuelo de palomas. Y no sólo por la posición del gobierno español, sino porque en la propia Cataluña no concita ningún entusiasmo. Fuera de los Comunes, nadie más le apoya y, por tanto, es una propuesta perdedora con absoluta minoría en la misma casa.
La realidad cruda y pelada es que el rey va desnudo y más tarde o más temprano esto pasará factura electoral.
Mientras, el gobierno de Esquerra hace grandes aportaciones a la mejora de Catalunya, por ejemplo reservando el 40% de las 249 nuevas plazas de bomberos del 2023 a mujeres rebajando las exigencias que regirán para los hombres. Tendremos más bomberas, no para mejorar el servicio, sino porque el gobierno quiere tener más bomberas, como también quiere tener más mosses con los mismos criterios de rebaja sobre sus aptitudes en las pruebas generales. El conseller Elena está sacrificando la seguridad por la ideología. Es la forma que tiene ERC de entender el gobierno.