El gobierno alemán de coalición liderado por el democristiano Friedrich Merz acaba de publicar la primera estrategia espacial del país. Los ministros alemanes dieron la semana pasada luz verde a un plan que desea invertir 35.000 millones de euros en capacidades militares espaciales en los próximos cuatro años.
Según el ministro de defensa alemán, el socialdemócrata Boris Pistorius, el espacio es un nuevo ámbito de confrontación vital en el que “un fracaso o perturbación pueden tener consecuencias serias para nuestra seguridad y nuestra vida cotidiana”. Pistorius ofreció como ejemplo concreto las cada vez más frecuentes interferencias de Rusia sobre la señal de los satélites de geoposición GPS.
Debido a esta «militarización del espacio», es crucial desarrollar «disuasión y capacidades defensivas», concluyó el ministro.
Más allá de confirmar la constatación del espacio exterior como un nuevo ámbito de rivalidad geopolítica, la estrategia alemana corre también el riesgo de alterar el equilibrio de fuerzas en el seno de la Unión Europea.
El plan de gasto espacial sitúa a Alemania como el tercer país del mundo que más gastará en tecnología espacial, después de Estados Unidos y China, pero mucho más importante aún, avanzando Francia, el tradicional líder aeroespacial europeo.
El pasado junio, el ministerio de defensa francés invirtió cerca de 1.000 millones para salvar al operador de satélites francés Eutelsat, particularmente a través de su constelación de telecomunicaciones en órbita baja OneWeb.
Sin embargo, París se encuentra en situación de impotencia política y financiera debido al endeudamiento astronómico de los dos mandatos consecutivos del presidente Emmanuel Macron.
Ante la lluvia de millones alemanes, París no puede aspirar a competir con su vecino del este. Lo que empeorará aún más las ya muy tensas relaciones bilaterales en materia aeroespacial.
Berlín se siente particularmente incómodo por el histórico liderazgo francés en materia espacial, y es un socio reticente del proyecto de telecomunicaciones por satélite de la Comisión Europea Iris2, promovido por el francés Thierry Breton.
De hecho, entre los programas que Alemania cuenta financiar en los próximos años figuran sus propias constelaciones de satélites de telecomunicaciones y observación de la tierra, así como sistemas de lanzamiento (cohetes). Se trata de algunos de los escasos terrenos donde los franceses habían mantenido el liderazgo europeo.
En vez de especializarse en los ámbitos donde sus empresas destacan, o de abrir nuevos horizontes, las autoridades alemanas han decidido regar con decenas de millones de euros provenientes de la deuda pública (como el propio Merz reconoce) su subdesarrollado sector espacial, generando importantes ineficiencias y atizando las tensiones en el seno de la UE.
El programa del Sistema de Combate Aéreo del Futuro o FCAS, cada día que pasa más cerca de su fracaso definitivo por culpa de los desacuerdos políticos, es otro ejemplo de la desconfianza que impera actualmente entre los dos principales países europeos.
La dinámica de competición aeroespacial entre Alemania y Francia demuestra la falta de madurez de la Unión Europea y de sus países miembros como bloque geopolítico, jugando en contra del papel, cada vez más inexistente, que la UE debería jugar en la arena de la política internacional.
Los ministros alemanes dieron la semana pasada luz verde a un plan que quiere invertir 35.000 millones de euros en capacidades militares espaciales en los próximos cuatro años Compartir en X





