Las oleadas de ataques de Israel contra Irán que se iniciaron la noche del 12 de junio son el punto culminante de una preparación de al menos 20 años.
El establishment del país hebreo había dejado claro desde el primer momento que no toleraría que Irán se hiciera con el arma nuclear, y que no dudaría en emplear la fuerza militar para desguazar el programa atómico del régimen islámico de los ayatolás.
En este sentido, Israel está aplicando lo que ya anunció, aunque la gran mayoría de observadores no habrían esperado a que materializara la amenaza debido a los riesgos que comporta de escalada regional.
La cuestión no es por qué Israel ha atacado a Irán, sino más bien, por qué Israel ha decidido atacar en el momento actual.
El primer factor es el ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre de 2023, que actuó como un recordatorio brutal a la sociedad israelí en su conjunto que no solo la paz, sino su propia existencia en tanto que nación, no están garantizadas. Y dentro de la escala de amenazas existenciales a Israel, la más importante es el arma nuclear de la República Islámica de Irán.
Advertidos por los cruentos ataques de Hamás, perpetrados con medios muy rudimentarios, los líderes de Israel consideraron que la bomba nuclear iraní supone a su lado una amenaza totalmente intolerable.
El segundo motivo es que Irán se encuentra actualmente en una posición defensiva muy debilitada. Recordemos que en octubre pasado, Teherán ya lanza una “misilada” contra Israel, a la que Jerusalén respondió con un ataque aéreo que infligió serios daños a las defensas aéreas y a la producción militar iraní. Israel podría haber considerado que había que apresurarse antes de que Irán rehiciera sus capacidades.
Un tercer factor es que los expertos piensan que Irán está acercándose a una fase de desarrollo nuclear que le permite manufacturar armas atómicas de forma rápida. La propia Agencia Internacional de la Energía Atómica había anunciado precisamente unos días antes de que Irán había violado sus compromisos bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear.
El cuarto motivo es que los israelíes se sienten, tras sus recientes logros militares, mucho más capaces de alterar los equilibrios regionales en Oriente Medio. Y al mismo tiempo, no tienen tiempo que perder porque están también presionados por la comunidad internacional, especialmente debido a la situación humanitaria de Gaza.
Cabe recordar que durante años, Israel no se atrevió a atacar Hizbulá en Líbano, a pesar de tener un enemigo que juraba aniquilar a Israel literalmente a sus puertas. El propio presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió de los riesgos de un contragolpe devastador por parte del grupo armado por Irán. Y el hecho es que el gobierno de Netanyahu pasó por alto estas advertencias de su mejor aliado, decapitó la cúpula de Hizbulá y logró contener sin demasiados problemas la venganza que se desató.
Con Hizbulá y Hamás severamente disminuidos, no es de extrañar que Israel haya decidido enfrentarse ahora con lo que es su bestia negra y en cierto modo, líder internacional del movimiento islamista que busca la aniquilación literal de Israel.
La cuestión no es por qué Israel ha atacado a Irán, sino más bien, por qué Israel ha decidido atacar en el momento actual. Compartir en X