Lo primero que debemos saber es una obviedad: no todas las renovables son iguales. La catástrofe eléctrica del 28 de abril de 2025, el mayor apagón registrado en Europa con cero energía durante gran parte del día, lo pone de relieve. Por un lado, están las renovables cuya fuente es el viento o el sol; por otro, la hidroeléctrica, que depende del agua y su movimiento.
En el caso de la eólica y la solar, la gran dificultad radica en que su producción es inflexible: generan electricidad cuando hay sol o viento, pero no pueden modularse según la demanda. Este problema podría mitigarse con mecanismos de almacenamiento, como grandes baterías, pero en España, a pesar de la inversión masiva en estas energías en los últimos años, apenas se ha destinado presupuesto a este factor de seguridad.
Por el contrario, la hidroeléctrica es modulable, adaptable a la demanda, y permite almacenar excedentes bombeando agua a puntos más altos para generar electricidad posteriormente al liberar el agua.
Esta falta de flexibilidad hace más difícil por complejo cuadrar en cada instante la producción de energía con la demanda que se está produciendo, que es la base del funcionamiento del sistema eléctrico y el que falló en grado extremo el 28 de abril.
La segunda cuestión clave es que si las renovables tienen una presencia muy grande en el mix eléctrico, pueden generar problemas.
Esto es precisamente lo que ocurrió el 28 de abril. El presidente Pedro Sánchez está interesado en desviar este foco, ya que se le responsabiliza directamente por no haber tomado medidas para mitigar el riesgo. Aunque está por determinar si las renovables fueron la única causa del apagón, es evidente que jugaron un papel principal, algo que el Gobierno niega, mintiendo descaradamente, según críticos. Informes técnicos realizados durante años han advertido de ese riesgo y han señalado la necesidad de invertir en medidas para estabilizar la producción renovable, como el almacenamiento.
Un informe de Red Eléctrica, enviado al Gobierno el 24 de enero de 2025, alertaba de que la gran proporción de energía eólica y solar vertida a la red dificultaba la gestión y aumentaba el riesgo de accidentes. Se solicitaba un nuevo protocolo que existe, pero no se ha aplicado. Por tanto, el Gobierno, aunque la ministra Aagesen lo niega, tenía conocimiento directo de este riesgo a través de Red Eléctrica, empresa gestionada por el Estado y dirigida por Beatriz Corredor, exministra socialista de Rodríguez Zapatero. Pese a estas advertencias, no se tomaron medidas.
Esta información está aflorando en los medios, de forma más confusa en los afines al Gobierno, como El País o La Vanguardia, y más clara en los independientes o alineados con la oposición. Sin embargo, un aspecto que no se ha destacado es que, aunque las renovables reducen el precio final de la electricidad para el consumidor, también conllevan un coste adicional: están subvencionadas. Contribuimos no solo a través de la factura eléctrica, sino también con subvenciones públicas.
Las subvenciones de las renovables
Las renovables reciben subvenciones tanto en España como en el conjunto de la UE mediante diversos mecanismos de apoyo a la inversión inicial y a la producción de energía. En España, las ayudas se canalizan principalmente vía subvenciones a la inversión (por ejemplo, fondos para instalaciones solares, eólicas, autoconsumo, etc.) y primas o pagos por producción (régimen retributivo especial para renovables). Estas segundas, por su carácter continuado, resultan especialmente gravosas cuando se producen.
En 2023, España desplegó un volumen sin precedentes de ayudas a la inversión gracias al Plan de Recuperación (fondo Next Generation EU): hasta octubre de 2023 estaban en ejecución 4.020 millones de euros para proyectos de generación renovable (incluyendo préstamos) y destacando autoconsumo (1.281 M€) y renovables técnicas (214,8 M€), entre otros programas.
Este impulso inversor se ha financiado mayoritariamente con transferencias del presupuesto comunitario de la UE a través del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (PRTR), administrado por el IDAE y el MITECO. De hecho, el Gobierno estima que cerca del 40% de las inversiones del PRTR se destinan a transición ecológica, incluyendo renovables. En 2024 continúa esta tendencia: el IDAE ha lanzado un nuevo plan inversor con 100 millones de euros iniciales (combinando Presupuestos Generales del Estado y fondos PRTR) para coinvertir en proyectos innovadores de transición energética.
En lo que se refiere a subsidios a la producción, España mantiene un régimen de primas o retribución regulada para instalaciones renovables, cogeneración y residuos (RECORE). Debido a los altos precios de la electricidad de 2022-2023, estas primas se redujeron (muchas plantas no necesitaron complemento económico). Para 2023, el Gobierno presupuestaba unos 5.138 millones de euros para retribuir a las tecnologías RECORE, un 13% menos que en 2022. Esta cifra refleja las primas previstas en pagar a los generadores renovables por encima de los ingresos de mercado.
En la práctica, con un precio eléctrico medio estimado de 207 €/MWh para 2023, se eliminó la prima a la eólica (que en 2022 había supuesto 583,5 M€) y se recortaron las de otras tecnologías, ya que muchas cubrieron sus costes con el mercado. Como resultado, el desembolso real de primas en 2023 rondó los 4.400-5.100 M€ (frente a 5.900 M€ en 2022). Esta es la cifra que, en condiciones óptimas de mercado, pagamos de nuestro bolsillo a los renovables.
Estos pagos tienen una lectura concreta:
Para generalizar su uso debemos realizar una aportación extra de dinero, que no se considera cuando se afirma que son mucho más económicas que otros tipos de energía. Pueden serlo en determinadas condiciones, lo serán, pero la realidad es que en ese momento no se ha dado, y eso a pesar de que no han invertido en almacenamiento.
Resolver ese “agujero negro” y evitar el riesgo que comporta es una prioridad ahora, y previsiblemente se resolverá aumentando las subvenciones, es decir, pagando más de nuestro bolsillo. Todo esto no suprime las ventajas de este tipo de energía, pero las acota y delimita. En cualquier caso, lo que no puede ser es que resulte un dato oculto de lo que nos explica el Gobierno, solo para que las ministras del ramo, la actual y la predecesora, sean fans ideológicas de ellas. No necesitamos discursos políticamente orientados, sino realidades y datos.
Para 2024, con la bajada de precios mayoristas (se estimaba 129,7 €/MWh), es previsible que algunas primas vuelvan (p. ej. a la eólica), pero con límites. En todo caso, estas ayudas a la producción en España se financian principalmente vía cargos en la factura eléctrica y partidas presupuestarias estatales, con autorización bajo normativa UE de ayudas de estado.
En el ámbito de la Unión Europea, también existen subvenciones tanto a la inversión como a la generación renovable.
El presupuesto comunitario apoya a las renovables mediante programas como el mencionado Mecanismo de Recuperación (que en 2023 desembolsó miles de millones a los Estados miembros para renovables), los fondos estructurales (FEDER, etc., para proyectos verdes), el Innovation Fund (apoyo a renovables innovadoras) o el Mecanismo de Financiación de Energías Renovables de la UE (que en 2023 adjudicó fondos a proyectos solares transfronterizos).
En términos agregados, las subvenciones públicas a las renovables en la UE alcanzaron su máximo en 2020-2021 y después disminuyeron con la subida de los precios eléctricos: la Comisión Europea informa que las ayudas a la energía renovable en la UE ascendieron a 83.000 millones € en 2021, descendieron a 68.000 M€ en 2022 y a 61.000 M€ en 2023.
Esta caída se debe a que los mecanismos de soporte dinámicos requirieron menos pagos gracias a los altos precios de mercado, señal del aumento de competitividad renovable. Sin embargo, en 2023 las renovables siguieron recibiendo alrededor del 17% del total de subsidios energéticos de la UE.
Por otro lado, la UE ha movilizado recursos sin precedentes para inversiones verdes: por ejemplo, casi 40.000 M€ del PRTR español 2021-2026 están dedicados a transición ecológica, y el BEI y otros instrumentos europeos cofinancian grandes parques eólicos/solares (un caso: préstamo BEI de 243 M€ a ERG para renovables en Italia).
En definitiva, tanto España como la UE subvencionan a las renovables mediante ayudas a la instalación (capital) y a la producción, con importes muy elevados en 2023-24 gracias a los fondos europeos de recuperación y con un apoyo a la producción modulable según el mercado.
Un informe de Red Eléctrica, enviado al Gobierno el 24 de enero de 2025, alertaba de que la gran proporción de energía eólica y solar vertida a la red dificultaba la gestión y aumentaba el riesgo de accidentes Compartir en X
