La sombra del enchufismo: lecciones del gran apagón en España

El histórico apagón que dejó a oscuras a gran parte de España el 28 de abril, no solo interrumpió la rutina de millones de personas, sino que encendió las alarmas sobre fallos estructurales, negligencia institucional y la persistente sombra del enchufismo en el corazón de una empresa paraestatal clave. ¿Estamos frente a un síntoma puntual o ante una señal clara de que el sistema se tambalea?

El contexto: una noche larga y oscura

Durante horas, hospitales, estaciones de tren, comercios y hogares quedaron sin suministro eléctrico. Aunque los cortes de luz no son ajenos a la realidad española, la magnitud y duración del apagón lo convierten en uno de los peores en la historia reciente. No fue solo un fallo técnico: fue una sacudida al sistema.

Una red al borde del colapso

Expertos habían advertido desde hace años sobre la fragilidad de la red eléctrica española. Pero las inversiones se postergaron, el mantenimiento se recortó y la prioridad política miró hacia otro lado. El resultado: una infraestructura crítica incapaz de resistir una sobrecarga o una contingencia mínima. El apagón fue el síntoma visible de una enfermedad que lleva tiempo gestándose.

Enchufismo: el cortocircuito interno

Uno de los factores más alarmantes que este episodio pone en evidencia es el enchufismo en España: la práctica, aún vigente, de colocar en cargos técnicos o estratégicos a personas sin la formación ni la experiencia necesaria, pero con los contactos adecuados. El deterioro de la meritocracia no solo reduce la eficiencia del sistema: erosiona la confianza pública y nos deja peligrosamente vulnerables ante crisis que requieren competencia, no favores.

España y el espejo cubano

La comparación es inevitable. Durante años, hemos visto con cierta condescendencia los apagones crónicos de países como Cuba, interpretándolos como fruto del atraso, la falta de inversión o la mala gestión. Hoy, ese espejo nos devuelve una imagen inquietante: ¿estamos replicando algunos de esos errores, envueltos en una falsa sensación de modernidad? Cuando la política coloniza la técnica, el resultado se parece demasiado.

Alemania invierte, España improvisa

Mientras potencias como Alemania han priorizado la modernización de sus redes eléctricas, diversificando fuentes y blindando la estabilidad del sistema, España continúa improvisando sobre parches antiguos. Lo que en otros países se afronta con visión de Estado, aquí se tapa con comunicados y dimisiones simbólicas.

Las consecuencias: más allá de la oscuridad

El apagón no solo dejó a oscuras las calles. Paralizó centros médicos, interrumpió operaciones comerciales, afectó la movilidad y sembró incertidumbre. El coste económico es difícil de calcular, pero el golpe a la imagen institucional ya está hecho. Y el daño a la confianza ciudadana es quizás el más difícil de reparar.

Hacia una salida real: profesionalización y transparencia

La lección es clara: no bastan discursos ni ruedas de prensa. España necesita profesionalizar de forma urgente la gestión de sus empresas públicas, blindarlas frente al clientelismo político y asumir que la infraestructura crítica requiere inversión sostenida, planificación y rendición de cuentas. De lo contrario, el próximo apagón no será una excepción, sino parte de una rutina que nos acerca más a lo que creíamos haber dejado atrás.

Twitter: @lluciapou

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