La continuación de la encuesta publicada por La Vanguardia es una aplicación específica para Cataluña que tiene el problema de una muestra muy reducida de sólo 367 entrevistas. Esto significa que, con un nivel de confianza del 95%, el margen de error es de ±5%. En otras palabras, un resultado del 10% igual puede querer decir tanto un 15% como un 5%. Es evidente que cuando los márgenes son tan amplios, su fiabilidad queda muy restringida.
Esta importante objeción tiene sobre todo consecuencias cuando las magnitudes que se obtienen en determinadas respuestas son pequeñas.
La encuesta permite observar cómo son los liderazgos en cada una de las formaciones políticas, lo que da lugar a tres caracterizaciones claras. Los liderazgos fuertes, que son aquellos en los que sus votantes tienen un grado de aprobación muy alto, son dos: Illa, con un 82% de aprobación entre los votantes del PSC, y Junts, que aún llega más arriba con el 89%.
Existen tres liderazgos de tipo medio que se sitúan entre el 50% y algo más del 60%. Son Oriol Junqueras, Silvia Orriols e Ignacio Garriga (Vox). Éste último es el que obtiene un posicionamiento inferior, y el más destacado es el de la líder de Aliança Catalana. Por último, tenemos los liderazgos débiles o muy débiles, que son los casos de Alejandro Fernández (PP) y, como muy débiles, Laia Estrada (CUP) y Jéssica Albiach (Comunes), que no llegan ni a una tercera parte de apoyo por parte de sus votantes. Si entre los mismos votantes el grado de adhesión es tan pequeño, ¿qué cabe esperar de su impacto electoral?
Si de las calificaciones de los propios votantes pasamos al conjunto, podemos constatar que, salvo Illa, el resto hay más que desaprueban que aprueban. Esta relación es particularmente espectacular en el caso de Puigdemont, que para un 20% de aprobados es desaprobado por un 76%.
Si relacionamos este dato con el anterior, el del liderazgo fuerte interno, podemos concluir que Junts tiene una difícil pieza en el telar porque tiene como figura una persona ensalzada por los propios, pero con escasas posibilidades de hacer un resultado electoral que le permita convertirlo en una primera fuerza política. Junqueras participa algo de esa relación negativa, pero no de forma tan acentuada como Puigdemont. Obtiene un 28% de aprobación y un 64% de desaprobación.
Otro aspecto que llama la atención es que, aunque los medios de comunicación mayoritarios, y también la líder de los Comunes, Jéssica Albiach, malhablan contra Silvia Orriols, sus resultados muestran que la diferencia entre favorables y desfavorables es pequeña. Albiach obtiene un signo negativo por la diferencia entre aprobaciones y desaprobaciones de 25 puntos porcentuales, mientras que Orriols tiene 33. Es peor, pero no marca una clara distancia entre una y otra.
Illa es el único que obtiene un balance positivo: un 37% lo desaprueban y un 53% lo aprueban. De hecho, registra valoraciones positivas, además, como es lógico, de los suyos, por encima de la media por parte de ERC (62%), del PP (56%) y también por parte de ECP (58%) ).
Al igual que ocurría con los resultados de la encuesta para toda España, la clase política se revela también como el primer problema para Catalunya, si bien con menor intensidad que en el caso español. Cuando se pregunta cuál es el principal problema para nuestro país, el 38% señala la política. Siguen a mucha distancia la economía y la inmigración, con un 11% y un 10%, respectivamente.
La valoración del gobierno de la Generalitat es considerada buena o muy buena para un 45% y mala o muy mala para un 35%. Por tanto, también aquí hay un balance favorable para Illa. es completa, pero cuando se pregunta cómo van las cosas actualmente en Catalunya, un 60% señala que van por mal camino.
Si bien la respuesta no es de la total responsabilidad de Illa ni del gobierno, significa un toque de alerta sobre el grado de malestar de la población.