Si Sánchez no logra aprobar los presupuestos y sigue teniendo dificultades para sacarlos adelante en el Congreso cada iniciativa gubernamental, su voluntad de llegar al final de la legislatura se verá muy comprometida. Puede significar un desgaste progresivo hasta el exterminio final. Esta situación, sin embargo, tiene un arma de destrucción masiva potencial: la denuncia de que, si no le aprueban los presupuestos, convocará elecciones, lo que podría hacer temblar las piernas a más de uno de los grupos que le apoyan. Lo que está por ver es si esta amenaza será suficiente para obtener la mayoría necesaria.
De hecho, Sánchez ya ha utilizado con éxito la anticipación de elecciones y, por tanto, la tentación de repetirla forma parte de sus parámetros habituales. Además, cuenta con la buena marcha de la economía a su favor: las previsiones de resultados para el tercer trimestre son mejores de lo que podía pensarse. También dispone de los fondos europeos y carece de problemas derivados de ajustar el gasto, ya que gracias al apoyo de Ursula von der Leyen, todavía no está obligado a un control del déficit. Concretamente:
- La Comisión Europea analizó la situación de 12 países para decidir si abrir un excesivo procedimiento de déficit.
- España cerró 2023 con un déficit del 3,66% del PIB, superando el objetivo del 3% fijado por Bruselas.
- Sin embargo, la Comisión decidió no expedientar a España, considerando que “la incoación de un procedimiento de déficit excesivo no tendría, en ese momento, ninguna utilidad”.
- Se abrieron procedimientos de déficit excesivo contra siete países: Italia, Hungría, Francia, Polonia, Malta, Eslovaquia y Bélgica.
- La decisión de no incluir a España se basó en las perspectivas de que la economía española alcanzará el 3% de déficit este año y lo reducirá en el 2025.
- La Junta Fiscal Europea, un organismo asesor independiente del Ejecutivo comunitario, criticó esa decisión.
- El informe sobre el ejercicio 2023 señala que España no cumplía la doble condición de que el aumento del déficit fuese pequeño y temporal, lo que habría permitido considerar otros factores para evitar el expediente.
- Además, la Junta critica que la Comisión se basara en proyecciones futuras, dado que el déficit se reduciría al 3% en 2024, en lugar de datos observados, como el déficit del 3,6% de 2023.
- El presidente de la Junta, Niels Thygesen, afirmó que la apertura de expedientes debe basarse en datos observados y no en proyecciones, y que en el caso de España el déficit del 2023 estaba bien documentado.
- La Junta concluye que la decisión de no abrir el expediente en España «no se ajusta estrictamente a las reglas tal y como existen».
Es evidente que, por alguna razón, la presidenta de la Comisión ha dado una bula a Sánchez y, por tanto, éste puede utilizarla este año, como está haciendo, generando un elevado gasto público, lo que siempre es una buena preparación para las elecciones.
Este buen escenario tiene dos excepciones. Una es que la bondad de los datos macroeconómicos no ha penetrado lo suficiente en las condiciones de vida de una parte de la población, sobre todo en las rentas más bajas. La otra es que las encuestas no son favorables a la mayoría del gobierno. La última, del 7 de octubre, elaborada por la empresa 40dB, habitualmente contratada por El País , señala un hundimiento de las fuerzas gubernamentales. El PP alcanzaría un 34,6% y el PSOE caería por debajo del 30% (29,7%). Vox se mantendría en la franja del 10% y Alvise, de lograr superar sus problemas con la justicia, tendría ahora un 4,9%. Esto significa que, al menos, el 50% del electorado es frontalmente contrario al gobierno, y además estos votos se concentran en sólo tres opciones, una de ellas muy mayoritaria: el PP. Por otro lado, Sumar se desmorona, ya que con un 6%, probablemente una parte de sus votos se transfieren a Sánchez, compensando la pérdida de votantes socialistas. Lo mismo ocurre con Podemos, que obtiene un escaso 2,7%.
Todo ello indica que la posibilidad de formar una gran coalición como la actual, con muchos partidos pequeños, resulta inviable, porque la pieza fundamental, la coalición de gobierno, apenas supera el 41%.
Está claro que una encuesta es una fotografía del momento y no prejuzga cómo estarán las cosas dentro de unos meses, aunque los elementos que hay sobre la mesa no hacen pensar que las condiciones para el gobierno mejoren.
Si no le queda más remedio, Sánchez volverá a jugar la carta de las elecciones anticipadas, salvo que haga suyo el dicho catalán: “quien día pasa, año empuja”.
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